Ganadora de la Espiga de Oro de la última Seminci (Semana Internacional de Cine de Valladolid), la película húngara que lleva el hermoso título de «Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido», de la realizadora Lili Horvat, es una inteligente y maravillosamente extraña historia de amor que llega a las pantallas españolas este viernes, 24 de septiembre de 2021.
Marta (Natasa Stork «La luna de Júpiter»), una brillante neurocirujana de cuarenta años que vive en New Jersey, se ha enamorado de Janos. Deja atrás su brillante carrera en Estados Unidos y regresa a Budapest para empezar una nueva vida con el hombre que ama. Tienen una cita en el Puente de la Libertad, pero él no aparece. Marta le busca desesperadamente, cuando le encuentra en el hospital, Janos (Viktor Bodó «Nexxt») asegura que no la ha visto nunca antes…
Hay algo muy extraño en ese encuentro en el aparcamiento del hospital, y a partir de ahí Marta se pregunta si existen los fantasmas, si ha tenido alteraciones de la personalidad. ¿Qué pasó de verdad? ¿De qué, o de quien, se ha enamorado? Entre realidad e imaginario, la historia que ha dirigido con maestría Lili Horvat no establece claramente la frontera y salta de una a otro llegando a confundirlos en algún momento.
La película es un drama psicológico muy seductor y fácilmente comprensible, una especie de laberinto con varias soluciones posibles que habla de la ilusión, de los sueños, también de los sueños que tenemos despiertos, del destino y del tiempo, del paso del tiempo. Y naturalmente del amor y, en estos tiempos en que el valor de la salud se ha disparado, de la medicina y la cirugía. Es un plus de la historia el hecho de que los dos personajes sean neurocirujanos, nada menos que especialistas altamente cualificados para hurgar en los cerebros y «arreglar» los problemas de otros.
El hermoso rostro impasible de Natasa Stork, actriz distinguida en la reciente Berlinale como «Shooting Star Europea» (algo así como actriz emergente), en el papel de la protagonista, Marta, nos recuerda algunas heroínas de Truffaut e incluso de Hitchcock.
Algo para recordar: la secuencia ritual en que la pareja juega a perseguirse en las aceras enfrentadas, sin pronunciar una sola palabra, tan solo con un juego de miradas elocuentes, al tiempo que recorren esa ciudad que parece un reflejo fiel de sus propios conflictos.