Desde el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla —y apenas cuarenta y ocho horas después de subrayar en Valencia la vocación mediterránea de la diplomacia española—, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó este 1 de julio el «Plan Sevilla», una estrategia de país que aspira a convertir a España en motor de un multilateralismo inclusivo y eficaz para el siglo veintiuno.
El documento descansa sobre tres «erres» —refugio, refuerzo y reforma— y nace en el marco de la cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4) de la ONU.
De Sevilla al mundo: contexto y compañía
El encuentro «Invertir en la solidaridad global» congregó en la capital andaluza a la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan; al secretario general de la OCDE, Mathias Cormann; al presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye; y a la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, entre otras personalidades.
Con ese auditorio, Sánchez alertó de la erosión que sufre el actual entramado internacional y llamó a «salir de la Conferencia de Sevilla con un multilateralismo renovado, que resista los embates del momento actual».
«Tres erres» para una arquitectura global en crisis
El Plan Sevilla articula la respuesta española en torno a «refugio, refuerzo y reforma». La idea, explicó el presidente, es ofrecer cobijo institucional, proveer recursos estables y empujar cambios estructurales que devuelvan legitimidad y eficacia a los organismos internacionales.
«Frente al repliegue de algunos, España ofrece refugio; frente al recorte, refuerzo; y frente al bloqueo, reforma», sintetizó.
Refugio: la Casa de Naciones Unidas y la diplomacia de los foros
Bajo el primer eje, refugio, España abrirá una Casa de Naciones Unidas en Madrid para albergar a agencias de la ONU que busquen un entorno operativo fiable en tiempos de recortes presupuestarios.
Además, el Ejecutivo se compromete a atraer a suelo español más cumbres internacionales, reforzando la presencia de profesionales españoles en puestos de responsabilidad global.
«España abre sus puertas, tiende su mano, y lo hace cuando más se necesita», subrayó Sánchez, explicitando la dimensión solidaria de la propuesta
Refuerzo: del 0,7 por ciento a un calendario previsible
El segundo pilar, refuerzo, pasa por blindar la financiación del sistema multilateral. El Gobierno destinará el 0,7 por ciento de la Renta Nacional Bruta a Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en 2030, con incrementos anuales que comenzarán el próximo ejercicio.
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) redirigirá fondos hacia los sectores más castigados por la retracción de otros donantes: 315 millones de euros para salud global, 500 millones para cambio climático y 725 millones para derechos humanos y acción humanitaria en el período 2025-2027.
Las aportaciones se programarán de forma plurianual y se desembolsarán con antelación para ofrecer predictibilidad y estabilidad a las agencias beneficiarias. «La mejor inversión en seguridad y defensa es la que crea bienestar, desarrollo y oportunidades», defendió el presidente.
Reforma: una plataforma para repensar la gobernanza
El tercer vértice, reforma, impulsa la creación de una plataforma de líderes, instituciones y sociedad civil que trace el camino hacia una gobernanza internacional «más inclusiva y representativa».
El objetivo es involucrar especialmente al Sur Global, a la juventud, a la ciencia y a las oenegés en el rediseño de un sistema que hoy perciben lejano o ineficaz.
«Defendemos una gobernanza global donde todas las voces tengan un asiento en la mesa», enfatizó Sánchez, convencido de que Sevilla puede convertirse en laboratorio de esa transformación.
Pedagogía de las tres erres
En un vídeo oficial distribuido por La Moncloa, el jefe del Ejecutivo recurre a un discurso didáctico. Con apoyos gráficos proyectados detrás de él y un ritmo casi académico, desglosa las tres erres:
- Refugio —«dar cobijo al multilateralismo cuando otros retroceden»— ilustrado con la futura Casa ONU y la agenda de grandes foros en España.
- Refuerzo —«inyectar recursos donde más se necesitan»— explicado con cifras y calendario de la AOD.
- Reforma —«cambiar las reglas para que nadie quede fuera»— que enlaza con la plataforma de Sevilla y con su llamamiento final a la corresponsabilidad.
El montaje intercala planos de los asistentes internacionales asintiendo y de la audiencia, mayoritariamente joven, aplaudiendo los compromisos. El cierre resume el espíritu del plan: «Si alguna vez hubo un momento para renovar nuestro pacto multilateral, ese momento es hoy».
Reacciones y lectura diplomática
Fuentes próximas a la secretaria general de la UNCTAD valoran que España «haya puesto cifras concretas y plazos muy claros sobre la mesa», mientras que desde la OCDE se destaca el efecto tractor que puede tener el calendario plurianual de contribuciones.
Para el presidente senegalés, «la creación de un foro donde la sociedad civil africana se sienta escuchada es un paso decisivo».
La presencia de Nadia Calviño, al frente del BEI, refuerza además la dimensión financiera de la iniciativa y consolida la imagen de España como puente entre Europa y los países de renta media.
Valencia y el eje mediterráneo de la solidaridad
La mención a Valencia —donde el presidente avanzó el lunes detalles de la Casa ONU en un foro sobre cooperación portuaria— no es casual. Con Sevilla como escenario de la FFD4 y la capital del Turia como nodo logístico y académico, el Gobierno dibuja un eje mediterráneo que refuerza la proyección exterior de España y conecta diplomacia, economía azul y acción climática.
De Madrid a Valencia y Sevilla, la geografía se alinea con la política para convertir el país en anfitrión, financiador y reformista del nuevo multilateralismo.
El horizonte: de la Declaración de Sevilla al Pacto Futuro
El Plan Sevilla no parte de cero. España se propone llevar sus compromisos a la Cumbre del Futuro de la ONU en 2026, donde se negociará la reforma de la arquitectura financiera internacional.
Para entonces, la Casa ONU madrileña deberá estar operativa, los primeros tramos de la AOD incrementados y la plataforma de reforma funcionando con grupos de trabajo temáticos.
Como concluyó Sánchez ante el auditorio sevillano, «si alguna vez hubo un lugar para hacerlo, ese lugar es aquí, en España y en Sevilla».
Con esta triple hoja de ruta —refugio, refuerzo y reforma—, el Gobierno español intenta situarse en la vanguardia de la cooperación y responder a la desconfianza ciudadana hacia las instituciones internacionales.
Queda por ver si los grandes socios respaldan la iniciativa, pero la señal enviada desde Sevilla es clara: en tiempos de repliegue, España redobla su apuesta por un multilateralismo útil y compartido.
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