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Patético fin de reino de Macron: cayó la marioneta Barnier

Macron en horas bajas

El minoritario gobierno de Michel Barnier, marioneta sostenida hasta la fecha por los neofascistas de Marine Le Pen, ha caído este 4 de diciembre 2024, jornada histórica en los anales de la Quinta República, si se piensa que la última vez que esto sucedió fue con Georges Pompidou hace 62 años.

Ha sido un alivio, el anunciado presupuesto de austeridad de Barnier/Macron contra la población queda así suspendido hasta nueva orden.

La moción de censura presentada por el grupo parlamentario del Nuevo Frente Popular (193 diputados) ha sido votada por una amplia mayoría en el parlamento (331 votos a favor) sobre un total de 577. Diputados de ultraderecha y de derechas decidieron finalmente retirar su apoyo a Macron, y votaron la moción de censura de la izquierda parlamentaria.

Un formidable trabajo de oposición parlamentaria, del mayoritario (mayoría relativa) NFP, Nuevo Frente Popular, cuyo núcleo más importante es Francia insumisa, ha permitido hacer estallar las contradicciones, poner de relieve las mentiras y la hipócrita demagogia de la alianza tácita entre Macron y el RN (nuevo nombre del Frente Nacional).

Recordemos que ya antes, desde 2020, la extrema derecha dictaba sin gran discreción su política represiva o de inmigración a Gerald Darmanin en el ministerio del Interior, y desde hace tres meses era directamente el aval y sostén del gobierno Barnier.

Primera pregunta que cabe hacerse: ¿Por qué Marine Le Pen, que ha permitido y aconsejado a Macron en la designación de la marioneta Barnier, y que no votó la moción de censura de la izquierda el pasado mes de octubre, decide hoy de retirarle su apoyo?

El más efímero de los gobiernos franceses (tres meses) que el RN dirigía entre bastidores se ha negado a obedecer las ultimas directivas de Le Pen. El pretexto formal ha sido una ley sobre el rembolso de las medicinas, que el RN consideraba demasiado impopular cara a su propio electorado.

La realidad es sin embargo más compleja, pues desde que Macron perdió las elecciones hace seis meses, no han cesado las negociaciones entre macronistas, derecha y neofascistas (prefiero llamarles así que ultraderecha, pues deben saber nuestros lectores que en este país la apología del fascismo es un delito, que ha sido banalizado, hasta tal punto que la prensa neofascista con el grupo millonario Bolloré a la cabeza ha sido aceptada como «republicana» en el seno de la prensa mainstream o prensa dominante, aunque les llueven a menudo multas por infringir la ley).

Teniendo en cuenta las ambiciones presidenciales del RN y de Marine Le Pen, no hace falta ser adivino para pensar que el actual proceso por corrupción contra Marine Le Pen, amenazada de cárcel y de inelegibilidad, debe formar parte también de esas negociaciones entre bastidores, en ese tira y afloja entre el RN y Emmanuel Macron, y probablemente el RN se ha decidido a hacer caer el gobierno para mejor presionar a esa derecha neoliberal muy sensible a sus ideas xenófobas y racistas. Sabido es que el todopoderoso palacio del Eliseo podrá pesar sobre la gravedad de las condenas que amenazan a Marine Le Pen.

Estamos lejos pues de la demagógica explicación redundante de la prensa ‘mainstream’ sobre los “extremos” que se unen contra el pobrecito reyezuelo Macron. La convergencia de intereses entre el neoliberalismo económico a ultranza – del que Macron es un botón de muestra- y el fascismo ideológico se ha acentuado en esta última década tanto en Francia como en Europa. El caso de Meloni en Italia es muy significativo de ese acercamiento.

Macron principal responsable del caos

La patética imagen de Macron en el desierto de Arabia Saudita, de la mano del déspota MbS, (Mohamed ben Salem) resume bien el patético fin de reino de Macron, que nos tiene acostumbrados a viajar al extranjero cada vez que hay una crisis política importante en Francia; «Courage fuyons» (Animo, huyamos) dice aquí la expresión popular.

Mas aislado que nunca, minoritario o derrotado en todas las elecciones por sufragio universal, y derrotado ahora en el parlamento, Macron, quien ha llevado masivamente al parlamento y al poder a la extrema derecha, practica lo que en psiquiatría se denomina «vivir en la negación», o en la no aceptación de la realidad.

Según informan los «editócratas» a su servicio, parece ser que no quiere dimitir. El mismo que dijo aquello de «Yo soy el único responsable, que vengan a buscarme» no quiere abrir cuando el sufragio universal y el parlamento han llamado por fin a su puerta.

La única verdadera cuestión que se plantea es: ¿cuándo Macron va a dimitir o cuando va a ser destituido de su cargo?

Las elecciones presidenciales anticipadas son la única solución para esta crisis institucional provocada por Macron que, como «presidente monarca» y extrapolando su perversa interpretación de la constitución, no ha hecho sino prolongar la anunciada agonía de esta Quinta República presidencialista, verdadera anomalía en una Europa en la que todos los países respetan en principio el poder legislativo.

Manifestantes enarbolan el retrato de Lucie Castets y reclaman la dimisión de Macron
Manifestantes enarbolan el retrato de Lucie Castets y reclaman la dimisión de Macron

Cualquier otra maniobra de diversión con el nombramiento de un nuevo gobierno minoritario, no hará más que profundizar la crisis institucional en el país. Como en el mes de julio pasado, cuando la izquierda del NFP ganó las elecciones, Macron solo tiene dos opciones: nombrar a un primer ministro (Lucie Castets) de la coalición ganadora, o dimitir y convocar elecciones presidenciales anticipadas. El resto es pura farsa para ir ganando tiempo y seguir pisoteando la democracia.

Si un día la izquierda gana en este país, me gusta creer en utopías cuando pienso en Uruguay, su credibilidad se jugará de hecho en su capacidad para salir de esta constitución, para proclamar una sexta república parlamentaria, es decir democrática. Esa fue la gran traición de François Mitterrand, si se interesan por la historia.

Me repito una y otra vez, pero la discusión sobre la sexta república va a estar muy pronto al orden del día si se quiere evitar una abstención masiva del electorado en citas electorales que no sirven para nada, como en las repúblicas bananeras, o en los regímenes abiertamente fascistas o totalitarios.

Este 5 de diciembre Francia respira de nuevo con la caída de un gobierno ilegitimo, y cuando una huelga general de la función pública y de la educación nacional se celebra con múltiples manifestaciones en varias ciudades del país.

Pero dejo esto para una próxima crónica, pues la movilización social será un factor determinante en lo que suceda en los próximos días y los próximos meses. Tras la censura parlamentaria va a ser necesaria una masiva censura popular.

Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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