Los ciudadanos de la Comunidad de Madrid que dependen del sistema público de salud se enfrentan a demoras significativas para recibir atención en las unidades de tratamiento del dolor, con tiempos de espera que pueden llegar hasta dos años en ciertos hospitales, según un informe de Comisiones Obreras (CCOO).
El informe destaca que el Hospital de La Princesa y el Hospital Gregorio Marañón reportan demoras considerables, donde los pacientes esperan entre un año y medio y nueve meses, respectivamente, para una primera consulta. Estas demoras se atribuyen a una combinación de falta de personal y deficiencias en la infraestructura necesaria para manejar un creciente número de pacientes.
El Hospital La Paz y el Hospital Clínico San Carlos han sido señalados por no proporcionar los datos solicitados por CCOO, lo que añade preocupaciones sobre la transparencia y la gestión de las listas de espera.
En contraste, el Hospital Puerta de Hierro se destaca por sus cortas demoras, con un tiempo de espera de solo 37 días para una primera consulta. Este hospital desarrolla 268 procedimientos al mes y es un ejemplo de gestión óptima dentro del sistema de salud de la región.
Según la Fundación Grünenthal, el 26 por ciento de la población española sufre de dolor crónico, una condición que persiste durante meses o años y que requiere atención especializada continua.
La falta de recursos y personal adecuado es una preocupación constante en las unidades de tratamiento del dolor, con CCOO reportando un déficit significativo de médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios en varios hospitales.
El dolor crónico no solo afecta la calidad de vida de los individuos, sino que también impone una carga considerable sobre el sistema de salud, especialmente cuando los pacientes deben esperar tiempos prolongados para recibir tratamiento adecuado. Las demoras en el tratamiento pueden llevar a un empeoramiento de las condiciones y a un aumento de los costos a largo plazo para el sistema de salud público.
Este informe de CCOO resalta la necesidad urgente de mejorar las infraestructuras y aumentar el personal en las unidades de tratamiento del dolor, para asegurar que los pacientes puedan recibir la atención necesaria de manera oportuna.