Lo que les voy a contar es un hecho banal… debía salir de Madrid Barajas con destino a París el 19 de mayo a las 14:30 horas en un vuelo (Vueling /Iberia reunidos al parecer por razones de rentabilidad), y llegué más de dos horas antes para facturar mi maleta. Nadie me avisó que dicha tarjeta no llevaba plaza atribuida y en el momento del embarque me impidieron subir al avión. Overbooking o denegación de embarque en buen castellano.
Después de mucho protestar los empleados del mostrador de Iberia (que me dijeron que no eran de Iberia sino de una empresa subcontratada para la gestión de incidentes) me atribuyeron una plaza en un avión que salía de Madrid a las 20:05 horas. Y me dieron un bono para un almuerzo en «Mas que menos» cuya calidad era menos que más. Estuve en Barajas desde las doce del mediodía hasta las ocho de la noche en la zona de embarque, hasta que por fin me dejaron volar hacia ese destino que yo había reservado y pagado dos meses atrás.
Ya he presentado una reclamación por lo que considero un perjuicio no solo financiero, sino físico y moral, y por el comportamiento odioso del personal que me negó mi derecho a embarcar en virtud de esa gestión «legal» del overbooking.
Me informé durante esas largas horas de espera sobre el particular y he visto que, según un informe del reclamador.es, de julio de 2024, dos compañías aéreas (Vueling e Iberia) se sitúan en cabeza con mayor porcentaje de reclamaciones por overbooking, 37 y 15 por ciento respectivamente.
En efecto, la práctica del overbooking es «legal» en la Unión Europea y estas cosas suceden muy a menudo en todas las compañías aéreas. Eso ya lo sabía. Pero al sufrir ese incidente y ver el desprecio con que tratan al viajero, incidente me dirán pequeño e individual y que tantos sufren y han sufrido, no puedo sino pensar en Étienne de la Boetie, quien ya en el siglo dieciséis llamaba a sus coetáneos a no aceptar la servidumbre voluntaria, arma de todos los tiranos que abusan de su poder.
La «legalidad» del overbooking aprobada en la Unión europea, implica que cuando las compañías aéreas se pasan por el forro el contrato que usted firmó (reserva y compra previa de un billete con fechas y horas precisas) y le impiden subir al avión, le deben una compensación, cuyos criterios de indemnización son muy discutibles y difíciles de determinar según los casos. Mucha voluntad le hará falta para hacerse reembolsar.
Lo peor de estas situaciones es que esa gestión tan escandalosa como «legal» provoca en el viajero un estado de estrés, angustia y fatiga, cuya indemnización es complicada evaluar. Esa práctica debería estar simplemente prohibida, pero ya los oigo decirme que estoy arando en el mar, como decía Bolívar.
Cuando lo cuento, hay quien me dice también: ‘Bueno eso es jodido cuando te toca lo del overbooking’, pues sí claro, pero les aseguro que yo no compré un billete de lotería, compré y firmé lo que en derecho se llama un contrato para viajar de un lado a otro con una compañía que ingenuamente pensaba yo debía respetar sus obligaciones, cuando lo único que respetan es su ávido deseo de rentabilidad y para ello han encontrado el modo de evitar las sanciones más severas.
Ya sé, ya sé que esas poderosas compañías aéreas en nuestro deteriorado Estado de derecho prefieren las acciones en bolsa y los paraísos fiscales para sus accionistas que cumplir con sus obligaciones con la ciudadanía.
Espero que un día me reembolsen, pero lo más importante es primero denunciar con este grito escrito en tinta, una gestión que considero indigna e inhumana. Aun siendo piedra pequeña me encanta esa canción que dice: ‘si estirem tots ella caura…’ pues la servidumbre voluntaria te destruye mientras que la utopía te ayuda a vivir dignamente frente al abuso del poder. Quizás un día una gota pequeña llegue a desbordar el vaso. Nunca se sabe…
Bueno acabo aquí esta reflexión, con un consejo a nuestros lectores en vísperas de las vacaciones de verano, den a conocer este informe, en el que consta que Vueling e Iberia son las dos compañías en cabeza de las reclamaciones por overbooking. Tengan cuidado que sus vacaciones soñadas no se transformen en pesadilla.