La ONU ha presentado un informe al máximo órgano paneuropeo de política medioambiental de las Naciones Unidas, que abarca 54 países, en el que pide a Europa un mayor compromiso y medidas para hacer frente a la triple crisis medioambiental que asola el planeta: el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación.

Esos 54 países tienen que reducir las emisiones, los residuos, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, dice el informe, y añade que se pueden encontrar soluciones, centrándose en una «economía circular» y en infraestructuras sostenibles.

El llamamiento se produjo durante la novena Conferencia Ministerial sobre Medio Ambiente para Europa, en el informe elaborado por la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (UNECE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

«Las conclusiones de esta evaluación, casi a la mitad de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, deben ser una llamada de atención para la región», dijo la responsable del organismo de la ONU, Olga Algayerova: «La histórica sequía a la que se enfrentó la región este verano, anunció lo que debemos esperar en los próximos años y muestra que no hay más tiempo que perder».

Lucha contra la contaminación atmosférica

A pesar de algunos avances, el informe señala que la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor riesgo para la salud en Europa.

Aunque 41 países europeos registraron una reducción del trece por ciento en las muertes prematuras por exposición a partículas finas a largo plazo, los niveles de concentración siguen superando las directrices de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud de 2005. 

La evaluación exige medidas adicionales, entre ellas las mejores estrategias disponibles para recortar las emisiones y reducir las procedentes del tráfico rodado.

«La ciencia es inequívoca», dijo la directora de la agencia para el medio ambiente, Inger Andersen: «La única manera de avanzar es asegurar un futuro limpio y verde».

Reducir los gases de efecto invernadero

Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero han disminuido en la parte occidental de Europa -sobre todo entre 2014 y 2019-, se están compensando con los aumentos en el resto de la región. 

Y aunque el uso de energías renovables aumentó en veintinueve países entre 2013 y 2017, la región sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, que representan alrededor del 78 por ciento del consumo energético.

El informe anima a los gobiernos a eliminar o reformar los subsidios perjudiciales y a desarrollar incentivos para promover la descarbonización mediante la reorientación de las inversiones hacia las energías renovables.

Agua: Es hora de un plan

Según el informe, las cuencas fluviales, los lagos y los acuíferos de la región están sometidos a múltiples presiones, y el cambio climático plantea retos adicionales como las inundaciones, las sequías y las enfermedades transmitidas por el agua.

Dado que la contaminación y los vertidos de aguas residuales urbanas e industriales siguen siendo motivo de preocupación para la salud pública, el informe aboga por una mayor conservación del agua y por soluciones basadas en la naturaleza para las cuencas de retención de agua. 

«Sabemos lo que tenemos que hacer, y debemos actuar juntos», dijo Andersen: «Mientras los ciudadanos sienten el pellizco y se enfrentan a facturas de energía más altas que nunca, mientras ven temperaturas récord y sus depósitos de agua se reducen (…) los países deben mostrar que hay un plan».

Economía circular

Una economía circular y más eficiente, en la que la producción y el consumo se sostengan mutuamente y se centren en la eficiencia de los recursos, ayudará a hacer frente al aumento de los residuos y el uso de recursos.

Incluso allí donde existe un fuerte compromiso político con la economía circular, como en la Unión Europea y otros países de Europa Occidental, los residuos generados siguen creciendo.

En respuesta, el informe insta a los gobiernos a intensificar la prevención de residuos en la producción, el consumo y la refabricación, incluso mediante incentivos financieros como la desgravación fiscal, y defiende que una asociación paneuropea de gestión de residuos electrónicos permitiría recuperar recursos valiosos.

Mientras tanto, las extracciones de minerales se han triplicado en el último medio siglo, y su procesamiento es responsable de más del 90% de la pérdida de biodiversidad y del estrés hídrico, así como de cerca del 50 por ciento de los impactos del cambio climático.

Desarrollando la economía circular, los gobiernos regionales podrían reforzar la gestión de las materias primas.

«Como se destaca en el informe, la ONU ha desarrollado múltiples herramientas y enfoques para reducir la contaminación, intensificar la protección del medio ambiente, reducir el uso de recursos y fomentar el cambio a una economía circular. Su aplicación debe acelerarse significativamente», recordó Algayerova.

Desarrollar la infraestructura

Durante la recuperación posterior a la crisis, se ha demostrado que la inversión en infraestructuras sostenibles tiene un gran impacto.

Sin embargo, la mayoría de los países aún no han desarrollado mecanismos que incorporen la sostenibilidad -como el coste de la contaminación, los servicios de los ecosistemas o la protección de la biodiversidad- en el análisis coste-beneficio de los grandes proyectos de infraestructuras. El informe de la ONU ofrece herramientas para ayudar a remediarlo. 

«Esta evaluación puede servir de guía para reducir las emisiones, conseguir un medio ambiente más sano para las personas y para la naturaleza, y mejorar la gestión de los residuos y un aire más limpio», mantuvo Andersen.

DEJA UNA RESPUESTA

Escribe un comentario
Escribe aquí tu nombre