El martes 15 de septiembre de 2020, un total de veinticuatro inmigrantes marroquíes –entre ellos tres mujeres y un menor- alcanzaron las costas portuguesas en Ilha Deserta en Ría Formosa. Aunque intentaron huir finalmente fueron detenidos por la Policía Marítima.
La región del Algarve portugués se ha convertido en una nueva ruta de la inmigración irregular que parte desde las costas de Marruecos. En total ya son casi un centenar de inmigrantes interceptados en los últimos nueve meses.
Era la sexta llegada desde que el pasado 11 de diciembre de 2019, ocho marroquíes entre dieciséis y veinte años llegaron a las costas de Monte Gordo. Las posteriores, todas en 2020, fueron el 29 de enero cuando once personas, entre veintiuno y treinta años, llegaron a las ilhas de Armona y Culatra; la tercera, el 6 de junio, otros siete también detectados en la zona de Olhao. Una semana después, el 15 de junio, la cuarta embarcación con veintidós personas, entre ellas dos menores, en Praia de Vale do Lobo. Antes de la reciente llegada, una más el pasado 21 de julio con veintiuna personas interceptados en la Ilha do Farol.
A pesar de la mayor distancia hacia España, hay posibles embarcaciones que les acercan y sobre todo, tienen la posibilidad de solicitar protección internacional por lo que piden asilo. Las autoridades judiciales lo rechazan pero mientras, pasa el tiempo y tienen que dejarlos en libertad. La mayoría de los inmigrantes de las tres primeras pateras se desplazaron a España o al resto de Europa. Así, el domingo 13 de septiembre, tuvieron que dejar libres en Faro a nueve inmigrantes, tras haber pasado el tiempo legal (60 + 30 días desde su llegada).
El pasado agosto en Oporto, once de estos inmigrantes causaron graves daños en el Centro de Instalación Temporal (CIT) lo que provocó la intervención policial que llevó a esposarlos. De hecho, llegaron a agredir a otro ciudadano extranjero que se encontraba en el mismo centro. Actualmente están internados en la prisión de Linhó.
Actualmente Portugal no tiene como España tratado de expulsión automática de los nacionales marroquíes a su país de origen y estudia un acuerdo para la migración legal que ya ha trasladado al reino jerifiano. En este sentido, el Servicio de Información de Seguridad del Estado (SIS) portugués advierte que es un «factor que atrae a las redes criminales de la inmigración irregular que operan en Marruecos».
Los miembros del Servicio de Extranjeros y Fronteras (en su original portugués, Serviço de Estrangeiros e Fronteiras, SEF) confirman la organización de estos viajes. El presidente del sindicato del SEF, Acacio Pereira, advirtió ya el pasado mes de julio que se formó una ruta de inmigración ilegal desde África hasta el Algarve: «La evidencia no se niega y aquí hay una realidad: hay una nueva ruta y somos un nuevo destino», sostuvo.
Los responsables del SEF han estudiado esta ruta ya que todos han partido de la ciudad marroquí de El Yadida, la histórica Mazagán, que históricamente ha tenido importantes vínculos con Portugal. En total, una distancia de 450 kilómetros y el viaje dura 48 horas llegando siempre a última hora de la madrugada, primera de la mañana al Algarve.
Los barcos de madera contaban con unos siete metros, llevan alimentos, frutos secos, manzanas, agua, así como un GPS que les orienta. Varios de ellos tienen experiencia llevando embarcaciones. Cada persona del grupo paga unos 500 euros por el viaje.
De hecho, las dos pateras que aparecieron en la playa urbana de Cádiz el pasado 8 de septiembre, con 35 inmigrantes, se supone que tendrían como destino Portugal.
El Sistema Integrado de Vigilancia y Comando y Control (SIVIC) que dispone Portugal para sus costas no ha funcionado para detectar las embarcaciones que llegaron en este tiempo: «Esto es una vergüenza para nuestro país y nos avergüenza, demuestra la vulnerabilidad de nuestras costas», sostuvo Pereira, para quien Portugal «no está preparada para afrontar el desafío de la inmigración irregular».
También el presidente de la asociación de municipios del Algarve (AMAL) y alcalde de Olhao, el socialista Antonio Pina, sugirió el pasado julio la existencia de una «red de inmigración irregular» dirigida hacia el sur de Portugal.
El asunto ya ha llegado al Parlamento portugués por preguntas de diputados de la oposición mientras que el Gobierno intenta minimizar las cifras. El ministro de Administración Interna, Eduardo Cabrita, declaró en junio en comisión parlamentaria que «estamos hablando de cuatro barcos que transportan un total de 48 personas que han desembarcado desde diciembre. En comparación con los 7500 inmigrantes irregulares que llegaron a España desde enero, solo puedo decir que esta declaración es ridícula. No dramatizo, no debemos caer en el ridículo».
Las expulsiones de inmigrantes irregulares en Portugal han ido en ascenso en los últimos años y así en 2019 alcanzaron la cifra de casi veinte mil.