Cuando por estas fechas estamos asistiendo en el mundo de la farándula a eventos de tanto fasto y colorín como los Premios Feroz o Premios Goya, donde actores y actrices desgranan a los cuatro vientos frases estupendas traídas para la ocasión, lucen vestimentas de postín y relumbrón al tiempo que se acuerdan tanto de su abuelita como del productor que les dio un papel, creo que viene a cuento plasmar la otra cara de esta profesión, la menos conocida, pero que afecta directamente a miles de personas, actores, y actrices que hemos visto infinidad de veces en las pantallas del cine o la televisión, y que en estos momentos están a verlas venir en asuntos tan serios como las cosas del comer…
Y eso es lo que ha hecho con una sinceridad que la honra la entidad AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión), a la que pertenezco. Cogiendo al toro por los cuernos, y llamando a las cosas por su nombre, ha puesto en marcha la campaña «Ni una nevera vacía», con la que pretende ayudar a actores y actrices que en estos momentos lo están pasando mal debido a factores tales como pensiones muy pequeñas, cuando las tienen, o sencillamente porque no tienen trabajo, agudizado todo ello ahora por una pandemia que ha paralizado al sector, como a tantos otros.
A grandes rasgos, la campaña o proyecto social emprendido por AISGE, enfocado a ayudar a los socios más desfavorecidos, se regirá por los siguientes parámetros, según informa la entidad que agrupa a actores y actrices: «Se pone en marcha desde el uno de marzo una novedosa campaña con tarjetas de alimentos que ayudarán a llenar la cesta de la compra. La tarjeta consiste en una tarjeta al portador (no nominativa), para facilitar así la adquisición de productos de primera necesidad (alimentos, higiene y limpieza del hogar…). Con un importe que va de los 50 a los 150 euros al mes, dependiendo del caso, la tarjeta -adscrita a los supermercados Mercadona-, se entregará con periodicidad mensual a los largo de un período de hasta cuatro meses».
Para hacerse una idea de la verdadera situación del sector por dentro (que engloba a actores, actrices, bailarines), la que se cuece al otro lado de las bambalinas, basta conocer algunas conclusiones del «Estudio y diagnóstico sobre la situación sociolaboral de actores y bailarines en España» llevado a cabo por AISGE en el año 2016. A grandes rasgos, estas son las conclusiones esenciales:
- Solo el 8,17 por ciento de los actores españoles pueden vivir de su profesión.
- Del total de artistas españoles, el 8,17 por ciento ingresan más de doce mil anuales. Superan los treinta mil euros solo el 2,15 por ciento.
- El 57 por ciento de nuestros intérpretes no consiguen empleo en el sector.
- De los actores y bailarines que sí trabajan (43 por ciento), más de la mitad no supera los tres mil euros de ingresos anuales.
- Quienes logran alguna ocupación complementaria se dedican en su mayoría a la docencia, labores comerciales u hostelería; nada que ver con el gremio artístico.
- Las mujeres sufren una tasa de desocupación seis puntos por encima de los hombres, cobran menos y trabajan sin contrato en más ocasiones.
Están ahí presentes, cercanos, en las pantallas de los cines de pueblos y ciudades o en las televisiones de nuestros hogares, haciendo lo que saben y quieren hacer, porque es su oficio: interpretar, ser actores, actrices, una profesión tan maravillosa como difícil, y de la que poder vivir resulta tan difícil en tantas ocasiones.
La gran mayoría del público conoce apenas la espuma de la profesión, a las primeras figuras, algunos hombres y mujeres que ganan dinero, a veces –según parece-, mucho dinero, pero que a la hora de la verdad son habas contadas.
La mayoría, la gran mayoría de actores, actrices, con su zurrón a cuestas lleno de ilusiones, seguirá avanzando en nuestras pantallas en el camino a alguna parte. Un camino que a veces conduce a una dirección llamada «Ni una nevera vacía»…