Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la Organización Mundial de la Salud, recordó este jueves 27 de agosto de 2020 que la mayoría de los niños y adolescentes que son infectados con el virus tienen enfermedad leve, pero que esto no es algo universal, y pidió tener en cuenta una serie de recomendaciones antes de reabrir las escuelas y examinar el contexto de transmisión local.
A la OMS le preocupa la salud no solo de los pequeños, sino también de los profesores y otros trabajadores de las instituciones educativas, por lo que reabrir las escuelas en medio de la pandemia de COVID-19 «es una decisión compleja, debe tomarse a nivel local y contar con planes de seguridad», agregó.
La doctora aclaró que los estudios aún continúan en curso, pero que aquellos publicados hasta ahora sugieren que, al comienzo de la pandemia, cuando la mayoría de los niños se encontraban en casa, fueron infectados a través del contacto con sus padres u otros adultos, pero también se comprobó que los niños infectaron a los mayores, aunque en una tasa más baja.
A la hora de abrir las escuelas, la Organización Mundial de la Salud, junto con UNICEF y otros socios han publicado una serie de recomendaciones para la reapertura, en las que se tienen en cuenta varios factores.
La doctora recalcó que es muy importante que las escuelas tengan planes preparados antes de reabrir, en el caso de que tengan un caso sospechoso, o un caso positivo, con pasos específicos a seguir. También debe de haber un plan de comunicación que incluya hablar y escuchar a los niños, los padres, y los trabajadores de la escuela.
Recomendaciones
La guía de la OMS detalla varias acciones y requisitos que deben de revisarse y ponerse en práctica para garantizar la seguridad de los niños y el personal escolar mientras están en la escuela. Se tienen que considerar disposiciones especiales para el desarrollo de la primera infancia, las instituciones de educación superior, las escuelas residenciales o las instituciones especializadas.
La OMS recomienda lo siguiente:
Política, práctica e infraestructura: asegurarse de que existan los recursos, las políticas y la infraestructura necesarios para proteger la salud y la seguridad de todo el personal escolar, incluidas las personas en mayor riesgo.
Aspectos de comportamiento: considerar la edad y la capacidad de los estudiantes para comprender y respetar las medidas implementadas. A los niños más pequeños les puede resultar más difícil respetar el distanciamiento físico o el uso adecuado de mascarillas.
Seguridad y protección: el cierre o reapertura de la escuela puede afectar la seguridad y protección de los estudiantes y los niños más vulnerables, que pueden requerir atención especial.
Higiene y prácticas diarias: se deben implementar medidas de higiene de manos y limpieza ambiental para limitar la exposición. Las escuelas deben de considerar la capacitación del personal y los estudiantes, un horario para la limpieza diaria, la disponibilidad de instalaciones para la higiene de las manos y una guía nacional/local sobre el uso de mascarillas.
Examen y cuidado de estudiantes, maestros y otro personal escolar enfermos: las escuelas deben de hacer cumplir la política de «quedarse en casa si no se encuentran bien», renunciar al requisito de una nota del médico, crear una lista de verificación para que los padres/estudiantes/personal decidan si ir a la escuela (teniendo en cuenta la situación local) y considerar las opciones de detección a la llegada.
Comunicación con padres y alumnos: las escuelas deben de mantener informados a los alumnos y padres sobre las medidas que se están implementando, para asegurar su colaboración y apoyo.
Medidas adicionales relacionadas con la escuela, como controles de inmunización y programas de vacunación de puesta al día: garantizar la continuidad o expansión de los servicios esenciales, incluida la alimentación escolar y la salud mental y el apoyo psicosocial.
Distanciamiento físico: Se debe de implementar un distanciamiento físico de al menos un metro entre las personas en las instalaciones de la escuela y en las aulas. Esto incluye aumentar el espacio entre los escritorios y organizar los recreos, descansos y almuerzos; limitar la mezcla de clases o grupos de edad; considerar clases más pequeñas o alternar horarios de asistencia y asegurar una buena ventilación en las aulas.
Aprendizaje a distancia: las opciones de aprendizaje a distancia, como la entrega de tareas, la transmisión de lecciones por radio o televisión y el apoyo de seguimiento frecuente, deben de adaptarse a la situación.