La situación sanitaria en la Franja de Gaza continúa en un punto crítico tras más de un año de ataques constantes, destrucción de hospitales y restricciones severas al acceso de suministros médicos. Según Médicos Sin Fronteras (MSF), más de 16.500 personas están registradas para ser evacuadas por razones médicas, una cifra que solo refleja los casos identificados a través de canales oficiales.
La organización humanitaria advierte de que el sistema sanitario gazatí está colapsado y de que miles de pacientes permanecen atrapados sin la posibilidad de recibir el tratamiento que necesitan, lo que convierte cada día de espera en una amenaza para sus vidas, como hemos informado en estos dos últimos años en Aquí Madrid.
La historia de Hadeel Zourub ilustra esa desesperación. Hace siete meses perdió a su hijo de seis años, que esperaba una evacuación para tratar una enfermedad renal rara. «Mi hijo murió mientras esperaba la evacuación médica. Lo perdí en un abrir y cerrar de ojos porque no había medicamentos», afirma Hadeel. Su hija Lana sufre la misma enfermedad y también permanece en lista de espera. «Pensé que, cuando terminara la guerra, podría evacuar a mi hija. Pero no es así», lamenta. El caso de esta familia resume la realidad de miles de hogares que han visto desaparecer su única vía de acceso a cuidados esenciales tras la destrucción del sistema sanitario gazatí.
Las cifras que manejan en la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman la magnitud de la emergencia. Los ataques sistemáticos contra centros de salud, el asesinato de personal sanitario y la falta de medicamentos han derrumbado toda capacidad diagnóstica y terapéutica en la zona. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advierte de que el número real de pacientes que requieren una evacuación es muy superior, ya que muchos no pueden llegar siquiera a los hospitales para registrarse.
Listas de espera que condenan vidas
Antes de la guerra, numerosos pacientes se trasladaban a Jerusalén Este para recibir diagnósticos avanzados, debido a las restricciones impuestas desde 2007 que impedían desarrollar ciertas capacidades médicas dentro de Gaza. Con la ofensiva continuada, incluso las pruebas más básicas para enfermedades inmunitarias o crónicas se han vuelto inaccesibles. Las listas de espera se han alargado hasta límites insoportables para quienes viven con patologías graves.
Majd, hijo de Fatima Abu Hajjar, es uno de esos casos. El joven sufre quemaduras severas en el cuarenta por ciento del cuerpo tras la explosión de un proyectil sin detonar. Su estado es crítico. «Falta parte de su primera línea de defensa; ha perdido líquidos y proteínas. Debería comer proteína a diario, pero no hay. No hay pollo, no hay huevos. El microbio más pequeño podría afectar la vida de Majd», explica su madre. Mientras espera una evacuación que no llega, su vida se mantiene en un delicado equilibrio.
La demora se cobra vidas. Según datos de la OMS, al menos 740 personas —entre ellas 137 niños— han fallecido mientras aguardaban un traslado fuera de Gaza. En algunos casos, las autoridades descubren el fallecimiento cuando contactan con las familias para comunicar el turno de evacuación. La situación se agrava por las limitaciones impuestas por las autoridades israelíes, que controlan los permisos de salida, y por la escasa disposición de algunos países a recibir pacientes en situaciones médicas extremas.
Un llamamiento urgente de Médicos Sin Fronteras
Frente a esta realidad, MSF pide a todos los gobiernos que actúen de forma inmediata. La organización considera imprescindible incrementar de manera drástica las evacuaciones médicas, garantizar que Israel no obstaculice los traslados y asegurar que los pacientes puedan entrar y salir de Gaza sin trabas políticas o administrativas.
Entre sus demandas prioritarias se incluyen:
- Priorizar las evacuaciones según urgencia médica y permitir que los pacientes viajen acompañados.
- Acelerar los procesos de visado y reducir la burocracia que retrasa los traslados.
- Garantizar condiciones dignas para los pacientes evacuados, incluido apoyo psicológico y rehabilitación.
- Asegurar el derecho de retorno seguro y voluntario a Gaza cuando su estado lo permita.
Estas solicitudes se alinean con los llamamientos de distintas agencias de Naciones Unidas, incluidas la Unrwa, Unicef y ONU Mujeres, que han denunciado en repetidas ocasiones el colapso humanitario y la vulneración sistemática del derecho a la salud de la población gazatí.
El impacto global y la responsabilidad internacional
MSF insiste en que la crisis sanitaria en Gaza no puede considerarse un asunto interno. La destrucción de hospitales, la muerte de personal sanitario y la obstrucción al acceso de suministros vulneran la legislación internacional humanitaria, incluida la Convención de Ginebra. Tanto la ONU como la Corte Penal Internacional (ICC-CPI) han recordado que los ataques contra infraestructuras médicas pueden constituir crímenes de guerra.
El Gobierno de España, que ha expresado en varias ocasiones su preocupación por la situación, ha llamado a garantizar corredores humanitarios seguros y a facilitar el acceso de organizaciones médicas a la Franja. El Ministerio de Sanidad ha subrayado la obligación de proteger a los profesionales sanitarios y asegurar el suministro de medicamentos esenciales.
Mientras tanto, miles de familias siguen esperando una llamada que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. No se trata solo de números. Cada cifra corresponde a una persona real que ha perdido su hogar, su sistema sanitario y, en muchos casos, su esperanza.
En la imagen
Hanan Zanoun cuida de sus tres hijos: Qasem, de 7 años; Abdallah, de 5; y Mohammed, de 3. Todos padecen fibrosis quística, celiaquía y cardiopatías, afecciones que se agravan por la desnutrición y la falta de medicamentos. Ya ha perdido a una hija por las mismas causas.




