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Morente siempre

Enrique Morente

Cada nuevo director de un festival siempre deja su impronta. Así, esta quince edición del festival Suma Flamenca que por primera vez dirige Antonio Benamargo, todo un veterano referente de la programación flamenca, nos ha sorprendido gratamente con una previa del festival, más de un mes antes de su comienzo, consistente en cuatro conferencias sobre la figura del cantaor, cantautor y compositor Enrique Morente, de cuyo fallecimiento se cumplirán diez años el 13 de diciembre 2020 y por cuya causa el presente festival está dedicado a él.

Cartel Suma 2020 Morente siempe
Cartel Suma 2020 Morente siempre

Original manera de dar comienzo a un aniversario, en este caso restringida a un público especializado, en dos sedes privadas, referentes del flamenco en Madrid, la Academia de baile flamenco Amor de Dios y el Café Cantante, desde ahora Café Morente de la Fundación Casa Patas. Además de la inigualable exposición fotográfica de Paco Manzano, comentada en nuestra reseña anterior.

Cuatro conferencias, auspiciadas por cuatro reconocidos flamencólogos, que por edad y dedicación convivieron directamente con el artista recordado, que han creado un corpus en torno al cantaor digno de ser reunido en un libro: «Morente en la historia del cante» por el maestro José Luis Ortiz Nuevo; «Morente y la poesía» por el veterano periodista seguidor de la trayectoria de Morente, Pedro Calvo; «Morente compositor» por el musicólogo e investigador Faustino Núñez; y finalmente el programa de «Morente y su discografía» de José Manuel Gamboa, ausente por problemas de salud, fue presentado por el maestro Ortiz Nuevo.

Todo ello crea un retrato de la vida personal y profesional y evolución artística del genio que fue Enrique Morente, figura imprescindible del flamenco de la segunda mitad del siglo veinte y maestro e influencer de lo que es el cante del siglo veintiuno.

Enrique Morente, nacido en el Albaycín de Granada, fue desde sus primeros albores profesionales al decir de Ortiz Nuevo, una de esas personas geniales que absorben e integran sin proponérselo, todos los aprendizajes y saberes que se cruzan en su camino y los de los caminos en los que él irrumpe. De “gitano ilustrado” como consecuencia de este don, le tacha Ortiz Nuevo. Él va construyendo su historia en el cante desde los tiempos de su aprendizaje en reuniones familiares y vecinales y su relación con Aurelio Sellés, Aurelio de Cádiz.

Inmigrante adolescente en Madrid, llamó la atención de un octogenario Pepe de la Matrona, quien había sido alumno de don Antonio Chacón y conocedor de todos los grandes durante su larga vida. Luego llegó a sus veintidós años al ballet de Mariemma y con ella a las giras internacionales que forjaron su profesionalidad. En su primer festival flamenco cantó con Juan Talega, Bernarda y Fernanda de Utrera, Tomás Torre y Antonio Mairena. Cantaor por los tablaos madrileños Cuevas de Nemesio y Café de Chinitas.

A la par de toda esta absorción de arte flamenco, él trabajaba con su voz, su instrumento, investigaba sus registros y colores, descubriendo, quizá antes que nadie, que la voz es algo sobre lo que hay que ir estudiando, es decir, la voz es un instrumento de cuerda que al igual que cualquier otro hay que investigar, conocer, descubrir sus registros, trabajar sus posibilidades de ampliación y matices, conocer sus colores tímbricos y cómo adecuar cada uno de ellos a cada cante, aprender a navegar la voz sobre los sonidos de la guitarra. Fue un pionero con resultados asombrosos en el estudio y aplicación práctica de su instrumento vocal en los viejos cantes, en los nuevos cantes, en la relación con otras músicas, llegando a alcanzar la maestría que le avala como auténtico genio creador con ejercicio de influencia posterior en la historia del cante. Y al mismo tiempo, un tipo llano, cercano y en esto coinciden todos los que le trataron de cerca. Genial como artista y más como persona.

Él era un hombre del pueblo y esto le acercó a la poesía de Miguel Hernández mucho antes de su desembarco en el universo Lorca, que durante algún tiempo le fue lejano, hasta que descubrió y amó su poesía, desde la más popular a la más revolucionaria, revolución que él supo imprimir a su propia evolución y revolución, poco comprendida en un principio, como así ha sido a lo largo de la historia. San Juan de la Cruz, Bergamín, Al Mutamid, Ibn Hazd, Lope de Vega, etc. “Para entender el flamenco solo hay que escucharle”. El Flamenco es culto y la lírica poética estaba desde siempre integrada en sus potentes músicas. Solo había que aplicarlas. Este fue uno de los grandes trabajos de Morente. Como si esas letras, como si esas poesías hubieran estado esperando a que Morente las integrara en la música de palos flamencos y sus variaciones.

La mejor forma de seguir a Morente como poeta y compositor es haciendo un recorrido por su discografía y las circunstancias en que fueron surgiendo sus cantes y cantos.

En su primer disco de 1967, «Cante Flamenco» actualiza con su voz y estilo cantes de maestros antiguos, tales como Frasquito Hierbabuena, La Caña, La Peñaranda, El Mellizo, Pedro el Morato, Chacón, una soleá de los puertos, un martinete de la Plazuela de Jerez, seguiriyas…

Su encuentro con la poesía tenía que ser con Miguel Hernández, el poeta del pueblo que años antes había dado voz a los sin voz. En sus composiciones Morente sigue recordando muchos años más tarde a los que siguen marginados. Poesía, música y cantes como llamada de atención social que quién sabe si logró cambiar algo.

En 1977 dos hitos. El «Homenaje a Don Antonio Chacón» y «Despegando» otro trabajo de poesía social cantada donde encontramos la poesía de Miguel Hernández, el aldabonazo de «Compañero del alma». Poesía propia, anhelos de un mundo mejor, «Si yo encontrara la estrella que me guiara, que en el camino me alumbrara. Estrella llévame a un mundo con más verdades, menos odios…». La influencia de Hernández está viva en esos versos y en otros propios de Enrique, como en «Defender Andalucía», «Abramos nuevos caminos con pisada verde y blanca/que vuelvan los labradores de tierras abandonadas…». La gente escucha mucho más que lee. La labor social desarrollada por Enrique cantando versos propios y de otros poetas quizá no ha sido reconocida suficientemente. En realidad es una labor sin fin.

Año 1982. «Sacromonte» con dos poemas de Manuel Machado, «Sembré una esperanza» y «Mi pena»; y una de Diego Carrasco, «Pa mi Manuela», aquí con un equipo instrumental y vocal de categoría.

1990. Un disco de culto desde el principio y cada vez más, «Nueva York – Granada con Sabicas». Por fin consiguió, con un Sabicas octogenario que falleció antes de que el trabajo viera la luz, grabar con el maestro de la guitarra que había pasado más de tres décadas de su vida en Nueva York. Antes pudo recibir un último homenaje en el Carnegie Hall en el que estuvo acompañado por el propio Morente y por Paco de Lucía.

Cito a Morente: «Un trabajo de cante jondo clásico con sonido actual porque yo creía que ese toque debía quedar para la historia, como una lección para los guitarristas que vengan después» Dieciocho cantes, nueve en el capítulo Nueva York y nueve en el de Granada. «El punto de inflexión dado por Sabicas a la guitarra flamenca, con su virtuosismo y su completa fusión de técnicas y estilos innovadores, más el cante de Morente, mejor cantaor vivo actual, hacen de este álbum uno de los mejores de todos los tiempos». (Traducido de The New York Times).

La «Misa Flamenca» de 1991, con letra de Fray Luis de León y músicas de Morente por palos flamencos en género folk, world y country la hicieron única. Grabada con coro gregoriano, Javier Colina, las guitarras de El Bola, El Paquete, Montoyita y Pepe Habichuela. Equipo de percusión, violín de Bernardo Parrilla y las voces de Estrella y Soleá Morente. Uno de los discos más vendidos de la historia.

Con «Negra si tú supieras» del 92, Morente entra de lleno en el género latino, folk, world y country en un estilo afro cubano/flamenco, con letras tradicionales y de Nicolás Guillén, José Bergamín, Rafael Alberti y música de composición propia. La instrumentación varía en cada cante, con participación de varias voces femeninas entre otras la de la bailaora y esposa de Morente, Aurora Carbonell.

En 1995 crea su propia discográfica, «Discos Probéticos» y se estrena con «Allegro, soleá y fantasía de cante jondo». Un año más tarde llega la revolución ya de largo anunciada y no inmediatamente comprendida con el famosísimo «Omega», con el grupo de rock granadino Lagartija Nick y la poesía surrealista de García Lorca de «Poeta en Nueva York», además de temas de Leonard Cohen. Ahí estuvieron Vicente Amigo, Tomatito, Isidro Muñoz y Juan Manuel Cañizares como guitarristas y la voz de su hija, Estrella Morente. «Omega» con música de Morente, abrió nuevas sendas en el flamenco y su repercusión posterior sigue viva hasta hoy.

Otro trabajo para la historia fue «Lorca», de 1998, donde cada cante es un mundo, con énfasis dedicado a la romería de «Yerma» en varios palos. Aquí Enrique introdujo las «Voces búlgaras» en el «Cantar del alma» de San Juan de la Cruz. Cantes con letra de «Doña Rosita la Soltera», extractos de los «Poemas del cante jondo», «La leyenda del tiempo». Todo con composición musical de Morente y algunos temas con su poesía.

En los últimos cinco años de su vida grabó «Sueña la Alhambra» en 2005, «Las mil y una noches» en 2006, un hito total «Pablo de Málaga» dedicado a la poesía de Pablo Picasso en 2008 y en 2010, como si fuera premonitorio de su propio fin «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías» de su amado Lorca.

El Enrique Morente poeta, compositor y rescatador de poetas que divulgó con sus músicas. Una historia sin parangón, un legado que el festival Suma Flamenca 2020 bajo la dirección de Antonio Benamargo ha acertado en llamarle «Morente siempre».

Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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