La capitán enfermera Alicia Moreno, quien estuvo destinada en una UCI para enfermos del coronavirus en las operaciones desarrolladas por el Ministerio de Defensa durante la pandemia por el coronavirus, explicó este viernes 3 de julio 2020 a la ministra Margarita Robles que de las seis misiones en las que ha estado desplegada, la más dura ha sido la ‘Operación Balmis’ por «ser en casa» y por la dificultad para entender la magnitud de las muertes.
Los miembros de la Sanidad Militar de las Fuerzas Armadas han producido más de 100 mil litros de solución hidroalcohólica, más de 130 mil envases de azitromicina, más de 20 mil envases de hidroxicloroquina y más de 17 mil mascarillas diarias en el marco de la ‘Operación Balmis’, de lucha contra el coronavirus, informa Servimedia.
Así se lo explicaron a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una visita este viernes 3 de julio de 2020 a la Inspección General de Sanidad (Igesan), en el madrileño Hospital Central de la Defensa ‘Gómez Ulla’, un acto en el que estuvo acompañada por la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce.
A su llegada, fue recibida por el inspector general de Sanidad de la Defensa, general Antonio Ramón Conde Ortiz, y por el director del centro hospitalario, general de Brigada Miguel Fernández Tapia Ruano.
La visita comenzó con una presentación por parte del general Conde Ortiz en la que explicó la estructura, cometidos y capacidades de la Igesan durante la ‘Operación Balmis’, en la que han participado alrededor de 3400 efectivos de la Sanidad Militar.
En los 98 días de vigencia de la operación, los sanitarios militares han intervenido en más de cinco mil urgencias relacionadas con el coronavirus en los hospitales de la Red Hospitalaria de la Defensa, que ha acogido a unos 1400 hospitalizados.
A su vez, han practicado más de 14 500 pruebas de diagnóstico por PCR en sus laboratorios y han producido más de 100 mil litros de solución hidroalcohólica, más de 130 mil envases de azitromicina, más de 20 mil envases de de hidroxicloroquina y más de 17 mil mascarillas diarias.
Robles aseveró ante el equipo médico que «no hay palabras» suficientes para agradecer el trabajo desarrollado por los miembros de la Sanidad Militar durante «unos meses muy duros», lo que le sirvió para afirmar que «su generosidad, humanidad y entrega nos hace sentir muy orgullosos de ustedes».
La ministra destacó que «se ha escrito una página muy dura de la historia de España» y llamó a la prudencia porque «la amenaza sigue ahí», a pesar de la cual afirmó que, en caso de un eventual rebrote de la enfermedad, «estamos algo mejor preparados» para afrontarlo.
Militares en primera línea
La visita de la ministra al ‘Gómez Ulla’ se completó con los testimonios de cuatro sanitarios que explicaron su experiencia durante la pandemia. En ese sentido, la coronel Ana María Betegón, quien estuvo destinada en el Servicio de Urgencias, relató cómo les sorprendió la magnitud y la virulencia de la enfermedad, una situación que llegó a «desbordarnos» durante los primeros momentos.
Lamentó que, debido al distanciamiento obligado con los enfermos, los sanitarios no pudieran llevar a cabo la «empatía», la «cercanía» y el «consuelo» tan necesarios en esa situación tan dura, al tiempo que puso de manifiesto el trabajo «increíble» desarrollado por la Sanidad Militar.
Posteriormente, tomó la palabra la directora del Instituto de Medicina Preventiva de la Defensa, quien explicó que durante la ‘Operación Balmis’ el organismo que preside se encargó de apoyar al control y la prevención de la enfermedad entre el personal de la Sanidad Militar.
La capitán enfermera Alicia Moreno estuvo destinada en una UCI para enfermos del coronavirus y expuso que la experiencia ha sido «dura», como la de cualquier misión, pero con el agravante de que ésta ha tenido lugar en España y le ha obligado a estar separada de su familia y sus allegados durante dos meses y medio.
Señaló que de las seis misiones en las que ha estado desplegado, la más dura ha sido la ‘Operación Balmis’ por «ser en casa» y por la dificultad para entender la magnitud de las muertes: «El hasta mañana a un paciente podía ser un hasta siempre, lo que era desconcertante y desolador», dijo.
Por último, la capitán psicóloga Mónica García explicó que su unidad ha efectuado entre 15 y 20 mil intervenciones con personal militar y civil, contagiados, familiares de las víctimas, militares retirados, viudas de militares, residencias de ancianos y de personas con discapacidad.
Explicó que en el 98 por ciento de las llamadas que han hecho, sus interlocutores siempre les agradecían «con mucho cariño» el trabajo de las Fuerzas Armadas. En esas conversaciones, concluyó, percibieron miedo al contagio, soledad, desamparo y cargas físicas y emocionales.