Y muy jondos. Y muy veteranos y raciales. Un cante que debería persistir por los siglos de los siglos. Persistir y convivir con otros cantes siempre jondos más contemporáneos.
Lo que hemos visto y escuchado en el Patio Sur del Centro Conde Duque, sede principal de la primera Bienal Flamenco Madrid el pasado 1 de junio tiene ese sabor especial a Jerez, Sevilla y Cádiz.
Vicente Soto Sordera y La Macanita por Jerez. José de la Tomasa por Sevilla y Juan Villar por Cádiz, pura esencia, jondura y sabiduría del buen cante.
Vicente Soto Sordera es tan buen comunicador como cantaor, esto lo sabemos de siempre. Sale a escena para poner por delante la flamencura de Madrid, su residencia en Madrid de muchos años y añado: Jerez se ha trasladado con él a Madrid, él sigue estando en Jerez.
Sabe por dónde hay que empezar, por un cante antiguo, sin acompañamiento alguno, creación de un pionero, La Serna, cante fragüero, esencia de metales, un soberbio Martinete que Vicente vive y transmite con esa voz grave, potente, plena de registros, que de entrada ya te pone el alma del revés. Cante y voz que mejoran con el tiempo, como si aún siguieran madurando. Escuchar al Patriarca Sordera es un privilegio que espero siga ahí por muchos años.
Veinte minutos tiene cada uno de tiempo para cantar. Así que tras el martinete anuncia un cante por bulerías y luce sentido del humor gitano y jerezano diciendo. «Dicen algunos que si bulería por soleá, que si soleá por bulería. La bulería de Jeré es para ‘escuchá’». ¡Bravo! Guitarra de Nono Reyes, palmas de Macano y Javi Peña.
Ver a Tomasa Guerrero, la Macanita en escena para cantar de raíz, nos rememora a una Macanita adolescente en aquel «Rito y geografía del Cante» con Manuel Morao; en el Teatro de la Zarzuela con «Querer y amar» para versionar a otro gran jerezano, Manuel Alejandro; a la Macanita de «Tauromagia», obra cumbre del llorado maestro de la guitarra Manolo Sanlúcar; a la Macanita en fin recogiendo este año el Premio del Festival Flamenco Tío Luis de la Juliana en el Colegio Mayor Isabel de España de Madrid.
Hay muchas Macanitas, pero esta de hoy cantando por pura raíz jerezana de Santiago es la principal. Entre los cantes históricos jerezanos, la bulería no podía faltar. Acompañada por la guitarra de Manuel Valencia. Grande entre las grandes.
Sevilla llega en la voz, la elegancia, la sabiduría, el saber estar de José de la Tomasa, un señor de los de antes y de siempre. Impresiona ahí sentado, solemne, señorial, recto. De entrada alabanzas a Madrid, que por algo estamos en la capital del flamenco. Un recuerdo a Don Antonio Chacón que plasmó la frase, «De Madrid al cielo». Una seguiriya acompañada por las falsetas de Nono Reyes y el silencio admirado y respetuoso del público que llenaba el patio.
¡Dios mío que noche! La más genuina de esta Bienal.
Terminó por tonás y martinete. El público en pie, algo así no se escucha todos los días, aquí se puede morir de emoción.
Cerró el alma gaditana, flamenca y sabia de Juan Villar, primero por tangos, luego por bulerías, tangos y bulerías de Cái, diferentes, con denominación de origen que hubiera dicho otro gaditano, David Palomar, heredero de esencias.
Fin de fiesta con participación de todos. ¿Alguien podía dudar de un fin de fiesta por todo lo alto con tales metales de la Baja Andalucía en escena?
En verdad, son únicos. Ojalá que también fueran eternos.
