El Ministerio de Sanidad ha lanzado una campaña en la que recomienda a los jóvenes de entre 12 y 18 años vacunarse contra la meningitis y neumonía para actuar contra el meningococo A, C, W e Y, dado que es la población candidata a tener esta bacteria en la garganta.
El contagio puede producirse sin padecer la enfermedad puesto que esta patología bacteriana es tremendamente infecciosa y está causada por la Neisseria Meningitidis, la cual se clasifica en función de su composición bioquímica en 12 serogrupos, si bien, la mayoría de los casos están causados por los tipos, A, B, C, W, X, e Y.
Cuando un paciente tiene meningitis, los síntomas comienzan por una bacteremia y una sepsis, aunque puede presentarse como una uretritis, conjuntivitis, pericarditis, artritis séptica y neumonía. En la mayor parte de los casos, el N. Meningitis permanece en la nasofaringe sin producir síntomas, lo que se denomina portador asintomático, o bien puede progresar y desarrollar la enfermedad.
Como muchos otros contagios, la forma de transmisión es de una persona a otra a través de secreciones respiratorias y tras un contacto estrecho y prolongado con pacientes que estén enfermos, o con otros que transportan el meningococo en sus fosas nasales o en la garganta. (Estos pacientes pueden ser portadores asintomáticos pero son los más peligrosos a la hora de transmitir la infección).
La vacuna frente al meningococo C (MenC) está incluida en el calendario de vacunación infantil y debe seguir administrándose desde los 4 hasta los 12 meses, aunque se ha incluido en el calendario la vacuna trivalente, que protege frente a los tipos A, C, W e Y a los 12 años y sustituye a la anterior que se administraba a esa edad.
Desde Sanidad se recomienda reforzar la vacunación y que la población adolescente de entre 13 y 18 años se vacune. Esta campaña se hace extensiva a todas las comunidades, con el fin de que, en los próximos dos o tres años, toda la población esté protegida. Es importante transmitir el concepto de que la vacunación no solo permite proteger al paciente, sino también a todo su entorno, y por ello a la población que es susceptible de poder verse contagiada de meningitis.
