En la noche del 2 al 3 de julio de 1971, Jim Morrison – músico, compositor y cantante, quien había anunciado su retirada de los escenarios, se dedicaba a escribir, había publicado dos libros, uno de poemas, y se encontraba en libertad condicional en espera de la sentencia de apelación, por un concierto del 1 de marzo de 1969, en Miami, donde Jim, completamente borracho, dijo al público que pedía más que iba a enseñarles el pene (aunque no hubo ninguna evidencia de que llegara a hacerlo)- fallecía ahogado en la bañera del domicilio parisino que compartía con su compañera, Pamela Courson.
Oficialmente de un paro cardíaco, pero tanto su muerte como el posterior entierro, el 7 de julio, en el cementerio del Père Lachaise, estuvieron rodeados de un misterio, quizá innecesario, que le elevaron a la condición de «artista maldito» y bendijeron su entrada en el selecto «club de los 27», al que ya pertenecían otros músicos como Jimmi Hendrix, Brian Jones y Janis Joplin, todos fallecidos de sobredosis diversas a los veintisiete años. Al día de hoy la tumba de Jim Morrison, en la que no suelen faltar las flores, sigue siendo una de las más visitadas por turistas llegados de todo el mundo.
Tres meses antes, en abril de 1971, se publicaba «L.A. Woman», el sexto y último álbum de la banda estadounidense The Doors, formada en 1965, uno de los grupos más fascinantes del rock psicodélico formado por Jim Morrison con Robby Krieger, Ray Manzarek y John Desmore.
En el caso de Morrison, muchos años después, en 2014, la cantante británica Marianne Faitfull, ex compañera sentimental del rollingstone Mick Jagger, confirmó públicamente que el fallecimiento se debió a «una dosis de heroína demasiado fuerte», proporcionada por quien era entonces su compañero, Jean de Breteuil, un conocido personaje de la noche parisina quien se aprovechaba de la ventaja de ser hijo de diplomático para pasar drogas que luego vendía en las discotecas de la capital francesa.
En 1973, dos años después de la muerte de Morrison, The Doors se disolvía tras publicar otros dos álbumes que no tuvieron ningún éxito. En 1978, los miembros restantes se reunieron para componer unas piezas musicales que sirvieron de soporte melódico a las grabaciones de poemas realizadas por Morrison en 1970, que se publicaron en un disco titulado «An American Prayer: Jim Morrison» y que definitivamente fue el último que apareció como perteneciente a «The Doors and Jim Morrison».
De “L.A. Woman”, la de “Riders On The Storm” (Los caballeros de la tempestad) es una de las canciones míticas de la banda. La voz cavernosa de Morrison, una melodía relajante y el gruñido creciente de una tormenta, se ponen al servicio de la poesía del estadounidense Hart Crane.
Morrison fue un buen poeta, una voz muy personal, y un hombre asediado por una belleza que le incomodaba. Empezó a beber para negarse a ser el sex-simbol en que querían convertirle. Bebía hasta llegar a ser incontrolable, a provocar incidentes en los conciertos hasta el punto de que hubo lugares donde se negaron a contratar a The Doors por miedo al escándalo.
Tras la grabación de “L.A.Woman”, Jim Morrison se despidió de sus compañeros y se exilió en París, mientras este último álbum se convertía en un mito. A modo de homenaje en el 50 aniversario de su desaparición, su hermana, Anne Morrison Chewning, ha escrito el prólogo del libro “Jim Morrison- Anthologie” que publicará en Francia Massot Editions: 580 páginas con fotos, textos inéditos de canciones, dibujos, grabaciones y la sinopsis de la película experimental “The Hitchhiker (An American Pastoral)”,un cortometraje de 50 minutos, rodado en 1969 en el desierto de Mojave y en Los Angeles, con Jim Morrison de autoestopista recitando poemas.