Max Aub, el exiliado

Se publican las novelas del autor del «Laberinto mágico»

El gobierno de Franco nunca consideró español a Max Aub. Lo definía como «ciudadano alemán israelita naturalizado español por el gobierno rojo durante la guerra civil».

Francia le negó el pasaporte en 1951 cuando lo solicitó por haber nacido allí. En México, durante el exilio, nunca se sintió reconocido y algunos escritores de aquel país trataron de obstaculizar su carrera. Tuvo que fundar una revista, «Sala de espera», para divulgar sus artículos y sus libros porque ninguna editorial se los publicaba. Algunos lo llamaban «Max Aún».

Simultáneamente a su gran obra «El laberinto mágico», Max Aub escribió relatos y novelas, algunas de las cuales se recogen ahora en un volumen publicado por Biblioteca Castro. Se trata de «Las buenas intenciones» y «La calle de Valverde» (con la guerra civil como trasfondo) y las narraciones cortas «El Zopilote y otros cuentos mexicanos».

Es esta una gran oportunidad para conocer mejor la obra de un escritor injustamente tratado por España y por los lectores, y una buena ocasión para que en los escaparates de nuestras librerías figuren títulos de una obra que apenas tuvo oportunidad de asomarse a ellos.

Max Aub Mohrenwitz nació en 1903 en París de un matrimonio de judíos alemanes establecido en Francia, comerciantes de bisutería, que ya habían abandonado la religión antes de huir de Alemania cuando estalló la Gran Guerra. En 1914 encontraron refugio en Valencia y el joven Max viajó por España y por Europa trabajando para el negocio familiar después de renunciar a la universidad para no interrumpir la carrera de escritor que ya había iniciado.

Se sintió siempre profundamente español, reivindicación que iba a mantener toda la vida, renunciando a escribir en francés y en alemán y utilizando en sus obras sólo nuestro idioma (se le atribuye la frase «Uno es de donde hace el bachillerato»).

En 1925 comenzó a escribir relatos, novelas cortas y obras de teatro en la estela de la literatura vanguardista de aquellos años.

Sus ideas políticas lo llevaron en 1929 a militar en el PSOE siguiendo a Largo Caballero. Durante la guerra civil fue agregado del embajador Luis Araquistáin en París, donde organizó el pabellón español de la Exposición Universal de 1937 y negoció con Picasso la adaptación del «Guernica». En París también colaboró con André Malraux en el documental «Sierra de Teruel», adaptando como guión la novela «L’Espoir», del escritor francés.

Después de la guerra fue detenido en Francia, denunciado por comunista y llevado a Argelia cargado de cadenas en la bodega de un barco de transporte de ganado. Salió del campo de concentración de Djelfa en 1942 gracias a los oficios de Gilberto Bosques, cónsul de México en París, para embarcarse desde Casablanca hacia el exilio (recogió estas experiencias en su poemario «Diario de Djelfa» y en las narraciones de «No son cuentos»).

Su esposa Perpetua Barjau y sus tres hijas tardaron más de cuatro años en reunirse con él. No regresó a España hasta muchos años después, en 1969, arropado por Dionisio Ridruejo, con quien mantenía correspondencia.

Regresó a México a los tres meses después de comprobar con amargura que no quedaba nada del país de su juventud, un desencanto que trasladó a su libro «La gallina ciega», título revelador de una crónica que escribió en forma de diario.

Como protesta por el desdén de España por su figura y por su obra, en 1956 ya había escrito un ficticio discurso de entrada en la RAE, que nunca se produjo, jugando con la fantasía de que la República había ganado la guerra y que en la Academia ya estaban Antonio Machado, García Lorca y Miguel Hernández, junto a Ernesto Jiménez Caballero y José María Pemán; y también (excelente su capacidad de previsión) Miguel Delibes y Francisco Ayala (este irónico sentido del humor le fue reconocido tardíamente en Francia, que le concedió en 1981 el Premio Xavier Forneret, un humorista muy admirado por los surrealistas).

Superó con algunos trabajos en el cine sus frustraciones como dramaturgo (sus obras sólo se representaron en las Misiones Pedagógicas y en actos políticos del PSOE), colaborando con Luis Buñuel en la película «Los olvidados», aunque ni siquiera figura en los créditos.

En un acto reivindicativo José Monleón y José Carlos Plaza pusieron en escena en 1983 una adaptación teatral de «La gallina ciega», y en 2016 Ramón Fernández y Ernesto Caballero hicieron un montaje de «El laberinto mágico».

El éxito literario le llegó a Max Aub con una obra dedicada a las vanguardias del primer tercio del siglo veinte: el cubismo y el surrealismo. «Josep Torres Campalans» es una novela sobre un personaje apócrifo que muchos (incluso Vicente Aleixandre) creyeron que era la biografía de un pintor olvidado, amigo de Picasso y de Juan Gris.

El proyecto surrealista, una biografía novelada de Luis Buñuel, nunca se llevó a cabo. En 1985, aprovechando las entrevistas que le había hecho al cineasta, se publicó «Conversaciones con Luis Buñuel».

Max Aub volvió a España fugazmente en 1972, poco antes de morir, y dejó escrito en una pequeña agenda que esos días había rechazado participar en el Premio Planeta, según reveló su hija Elena a Juan Cruz en una entrevista en «El País» (19-3-2017).

En 2001 se publicó un libro póstumo de Max Aub, «Cuerpos presentes», en el que se recogen recuerdos, evocaciones y las necrológicas que escribió en sus últimos años de vida. En abril de 2017 el Instituto Cervantes le dedicó la exposición «Retorno a Max Aub», un homenaje a su figura y a su obra.

Lo mejor de su literatura está en «El laberinto mágico», una saga de seis novelas en la que trata de explicar lo sucedido en España entre 1936 y 1940 utilizando en sus títulos la palabra campo (en su acepción de lugar de experimentación): «Campo cerrado» (1943), «Campo de sangre» (1945), «Campo abierto» (1951), «Campo del Moro» (1963), «Campo francés» (1965) y «Campo de los almendros» (1968). Todo el Laberinto es una obsesiva y dolorida meditación sobre el drama real de la España perdida.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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