Las galas del primer festival de la guitarra van creciendo cada día, van introduciéndose más y más en el universo Montoya, con clases magistrales de sus guitarristas de cabecera de sonanta, de discurso y de agradecimiento y bienvenida a un festival de guitarra en Madrid.
Madrid, siempre fue capital de la guitarra flamenca y desde Madrid se produjo su expansión temprana a Europa, México, Cuba y Estados Unidos, cuando este último país se iba convirtiendo en centro de las artes españolas, pictóricas y musicales.
Además de nuestro homenajeado don Ramón Montoya, Miguel Borrull y Agustín Castellón Campos Sabicas, hubo otros quizá no tan famosos en España pero estrellas en Estados Unidos. Ahí estuvieron como auténticos competidores de Don Ramón, Luis de Molina y Luis Yance; Vicente Gómez y Mario Escudero. Sin duda los padres de nuestros Víctor Monge Serranito, Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar.
Jueves 2 y viernes 3 de mayo de este año 2024, tan convulso que da miedo en otros territorios y tan glorioso en este Madrid territorio de guitarras. Gala de concierto del maestro jerezano Gerardo Núñez, solo y en diálogo con el joven guitarrista granadino Álvaro el Martinete y en segundo concierto el joven madrileño Joni Jiménez, de la escuela madrileña de Caño Roto, joven y ya cuajado guitarrista de una saga que incluye a Rafael Farina y Diego el Cigala, por no hablar de su padre y abuelo, Ángel Jiménez y Vargas Araceli.
Un enorme Jesús Méndez, el cantaor de la Plazuela de Jerez, sobrino nieto de La Paquera, en complicidad con Gerardo Núñez, tras un comienzo a capela con unas tonás de las que encogen el alma. Y una enorme Carmen Cortés, bailaora a la que nunca abandona el duende, en el concierto de Joni Jiménez y de nuevo Álvaro Martinete. Savia joven, más que promesas, ya casi maestros. ¡La guitarra flamenca vive!
Y ¿qué decir del concierto espectáculo del 3 de mayo? Nos quedamos sin aliento ante la espectacular salida a escena de la maestra de maestras del baile flamenco, Patricia Guerrero, dejando al guitarrista de cabecera, Alejando Hurtado, flamenco de Levante, que dejaba de mirar las cuerdas de su guitarra para mirarla con embeleso. Y el cante de la cordobesa Rocío Luna, que está en la vía directa a la maestría en el cante. En la Sala Verde el público, aforo completo, contenía la respiración. El silencio era sobrecogedor.
Los conciertos: Gerardo Núñez
Qué hombre, qué artista, qué empatía con el público, qué manera de disfrutar de su arte y de contagiar al público su disfrute, qué dominio de la guitarra más jerezana, que toca, percute, crea ritmos, habla, con un sello de distinción único, suyo, reconocible en cualquier lugar del planeta. Gerardo Núñez es un artista total.
Empezó en solitario con la Rondeña, creación del genio madrileño de la guitarra, para introducir al público desde el primer minuto en el universo Montoya. Siguió con una bulería del maestro. Después, ya en emocionante dúo con Álvaro Martinete, unos tanguillos, con los que hicieron hablar a la guitarra, no exagero nada, se escuchó el «toma que toma» con voz humana salida de las cuerdas de las sonantas.
Sabio en crear espectáculo, salieron los guitarristas para que Jesús Méndez hiciera una aparición en escena con protagonismo total, con las desgarradoras tonás que nos dejaron el cuerpo como si lo hubieran transportado por arte de magia a aquella Venta de Vargas, en el camino de Jerez a Lebrija, que hemos glosado más de una vez. Hubo que recordar que respirar es necesario o se muere, aunque sea morir de placer. ¡Qué voz, la de Méndez, que parece salir de las mismísimas entrañas del universo
Aquí, quién escribe se quedó fundida para el resto de la noche en placeres flamencos que se sienten muy raramente. Creo que hubo un resto de primer concierto de cante y toque por fandangos, y tangos, en los que las guitarras fueron como multi instrumentos de toque, percusión y sobre todo de transmisión de emociones festeras. De pronto estábamos sumergidos en una fiesta jerezana de tronío, en la que nunca faltó el protagonismo de don Ramón Montoya, se notaba, se palpaba su presencia en el escenario.
Segunda gala de la noche con Joni Jiménez, Álvaro el Martinete, los cantaores Antonio Carbonell y El Cancu, la percusión de Cepillo de Sanlúcar y la grande, enorme bailaora Carmen Cortés. No me pregunten que hicieron, porque diré que maravillas. Mi grado de embeleso era tan alto que decidí dejarme llevar por el disfrute de lo que entraba por mis sentidos, sin preocuparme de qué era lo que entraba por los susodichos. A posteriori, he podido revisualizar una seguriya con todo el elenco, y el baile de Carmen conducido por el cantaor Carbonell. ¡De quitá er sentío!
Solo añadiré que Gerardo Núñez, además de gran maestro de la guitarra, es un comunicador que ni Castelar. ¡Bravo!
El concierto espectáculo del 3 de mayo
Sin palabras, sin respiración. Así nos quedamos cuando al alzarse el telón, ahí estaba, iluminada por un haz de luz, en posición escultórica, la más grande de las bailarinas, bailaoras, coreógrafas actuales, poseedora de una visión escénica sin contrapunto. Hablamos de Patricia Guerrero, también desde hace meses, directora del Ballet Flamenco de Andalucía. Todo eso a sus jóvenes treinta y cuatro años. Es una diosa de la danza.
Ni nos dimos cuenta cuando empezó a intervenir Alejandro Hurtado, este alicantino virtuoso de la guitarra a sus treinta abriles, con la histórica Soleá de Arcas para acompañar al baile de Patricia. Notamos que no podía apartar los ojos de ella. Comienzo más impactante, imposible.
Alejandro demostró ser un conocedor en profundidad del universo Montoya, a la par que un comunicador excelente. Respetuoso, se hace con el público desde el primer minuto. Qué privilegio, haber asistido a este concierto espectáculo.
Nos fue guiando sabiamente en un viaje por el universo del maestro madrileño, padre de la guitarra flamenca. Empezando por su Rondeña, palo creado por Don Ramón. Qué honor, saber tras el toque de sus tangos, que Alejandro los tiene grabados con la guitarra La Leona, construida por el lutier almeriense Antonio de Torres y que Olga Pericet inmortalizó en dos espectáculos, un primero en construcción y el definitivo.
Alejandro continuó su viaje, ahora con la voz y el estilo magistral y lleno de duende de Rocío Luna, finalista en el último Concurso Flamenco Nacional de Córdoba y Lámpara Minera 2023 en La Unión, por la Colombiana del repertorio flamenco completo made in Don Ramón. Siguieron por la Bulería por soleá en recuerdo a Pastora Pavón, Niña de los Peines e Isabelita Martínez la Reina de los Llanos.
Y la Minera. Imposible que faltara en este viaje. Especialidad de Rocío Luna. Deslumbró.
Alto voltaje, con La farruca del molinero de «El Sombrero de tres picos» de Don Manuel de Falla. Al toque Alejandro Hurtado; al baile, Patricia Guerrero. Otra vez, sin palabras. Patricia opaca a la guitarra.
Solo de guitarra con esa Jota compuesta para la guitarra clásica de Miguel Llobet (1878-1938) internacional en Europa y América, retratado por Ramón Casas. Ramón Montoya la transcribió a la guitarra flamenca.
Terminó el viaje por el universo Montoya con la Guajira de Puyol. Toque y baile. Alejandro y Patricia, Patricia y Alejandro. Esta noche del I festival madrileño de la guitarra va a hacer historia.
Nunca se puede terminar una crónica donde haya estado Patricia Guerrero sin hablar de su vestuario. Del de la noche del viernes me quedo con la bata de cola que lució para la Guajira. Patricia tiene el don de convertir a sus trajes en protagonistas de la danza. Un don más de los muchos que tiene. Como el dificilísimo de saber tomar decisiones en cada momento oportuno de su vida, tan crucial en el desarrollo de su arte, una de las razones por las que siempre le ha acompañado y acompañará el éxito.
Decididamente, este primer Festival de la Guitarra de Madrid, enamora.
El sábado, como broche de oro del festival, los hermanos Lagos de Jerez, Alfredo guitarrista, David, cantaor y el baile del sevillano, espíritu libre, Andrés Marín.
¡Ahí es ná!