La Federación de Sanidad de CCOO Madrid sostiene que la Comunidad de Madrid no incentiva la práctica de mamografías en los hospitales públicos, provocando una derivación masiva hacia clínicas privadas concertadas.
Según los datos del sindicato, el Hospital Ramón y Cajal apenas hace 21 mamografías por día laborable, mientras que el Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles —gestionado por el grupo Quirón— alcanza 180 al día, una diferencia que revela, según CCOO, una política de gestión que fomenta la privatización encubierta del diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Los hospitales públicos, a la cola en productividad
En 2023, el Hospital Ramón y Cajal practicó 15.651 mamografías para una población de referencia de más de 600.000 personas, mientras que el Hospital Rey Juan Carlos hizo 44.709 pruebas para una población de apenas 180.000 habitantes.
El sindicato señala que el Ramón y Cajal ocupa el penúltimo puesto del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) en número de mamógrafos por habitante —solo por delante del Hospital de La Princesa—, lo que refleja la falta de planificación e incentivos para los profesionales públicos.
Desde la organización sindical explican que la escasa productividad no se debe tanto a la carencia de personal o equipamiento, sino a la falta de incentivos laborales y de gestión eficiente.
Según el análisis de CCOO, el 85 por ciento del bajo rendimiento en mamografías se debe directamente a esa falta de incentivos. Mientras tanto, los mismos radiólogos que trabajan en la sanidad pública hacen un volumen muy superior de pruebas en clínicas privadas concertadas.
Paradoja de la privatización: mamógrafos cerrados y listas de espera crecientes
El informe de CCOO Sanidad Madrid pone el foco en una contradicción flagrante: mientras los hospitales públicos mantienen mamógrafos cerrados por las tardes, fines de semana y festivos, las clínicas concertadas —con los mismos profesionales— acumulan decenas de miles de pruebas.
En 2023, 15.222 mamografías se hicieron en estos centros privados, a los que derivaron pacientes desde los hospitales públicos, pese a las largas listas de espera.
La situación se agrava si se observan los datos del propio SERMAS: en septiembre de 2025, las listas de espera quirúrgica, diagnóstica y de consultas acumulaban 1.030.822 citas pendientes, 10.353 más que el mes anterior.
Solo para pruebas diagnósticas y terapéuticas, entre ellas las mamografías, 185.735 madrileños estaban en lista de espera.
Para CCOO, este modelo de gestión deteriora el Sistema Nacional de Salud y perjudica gravemente la detección temprana del cáncer de mama.
CCOO exige más personal y apertura de agendas
Ante esta situación, CCOO reclama la apertura de agendas de mamografía en horario ampliado y la contratación de nuevos profesionales para trabajar tardes, fines de semana y festivos.
La propuesta incluye alcanzar un mínimo de 50 mamografías por mamógrafo y día, además de mejorar las condiciones laborales y salariales de radiólogos, técnicos de radiodiagnóstico, celadores y personal de enfermería.
En palabras del sindicato, la gestión actual «desmotiva a los profesionales y pone en riesgo la salud de las mujeres», ya que retrasa diagnósticos clave en enfermedades donde el tiempo resulta decisivo.
La organización recuerda que la detección precoz del cáncer de mama puede reducir hasta en un treinta por ciento la mortalidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres, que insisten en la necesidad de acceso equitativo y gratuito a pruebas diagnósticas esenciales.
Un modelo que «lucre a unos pocos y deteriora la sanidad de todos»
En su comunicado, CCOO denuncia que la gestión sanitaria de la Comunidad de Madrid «luce como eficiente, pero en realidad aumenta la deuda pública y la desigualdad».
Las derivaciones a la sanidad privada no amortizan la inversión en tecnología pública ni reducen las listas de espera, sino que generan beneficios a empresas privadas que trabajan con recursos humanos y materiales del sistema público.
Esta política, según el sindicato, socava el principio de universalidad del sistema sanitario, uno de los pilares del Estado del bienestar.
Además, «fomenta un modelo de salud a dos velocidades, donde quienes pueden pagar obtienen atención inmediata y quienes dependen del sistema público esperan meses para una prueba diagnóstica».
La falta de incentivos en el corazón del problema
El informe concluye que el problema no está en los mamógrafos, sino en cómo se gestiona su uso.
CCOO argumenta que los equipos están infrautilizados, y que una reorganización de los turnos y una mejora de los incentivos permitiría multiplicar la capacidad diagnóstica sin necesidad de nuevas inversiones millonarias.
La organización recuerda además que abrir los quirófanos y los equipos de diagnóstico en horario ampliado también reduciría de manera sustancial las listas de espera, una medida que —según datos de CCOO Madrid— lleva años reclamándose sin respuesta por parte del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
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Conclusión: la prevención, víctima del modelo privatizador
En el Día Mundial del Cáncer de Mama, celebrado recientemente, el Ministerio de Sanidad recordó la importancia de mantener programas públicos sólidos de detección precoz, una estrategia que salva miles de vidas cada año.
CCOO Sanidad Madrid, sin embargo, advierte que por el contrario, el modelo de gestión impuesto en la región está poniendo en peligro esa capacidad de prevención, desviando recursos, pacientes y profesionales hacia la sanidad privada.
Para el sindicato, la política sanitaria del Gobierno madrileño pone el beneficio empresarial por encima del derecho a la salud, mientras la ciudadanía asume las consecuencias en forma de retrasos, desigualdad y pérdida de confianza en el sistema público.
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