Según la comunidad médica (Marea Blanca), formada por profesionales que han sacado adelante a las personas curadas ingresadas por COVID-19 el pasado mes de marzo, la situación sanitaria en Madrid no es alarmante, pero pudiera ser crítica si arranca la fase uno próximamente.
Las UCI todavía mantienen bastantes altas lo que supone que existe un riesgo elevado de muerte por esta enfermedad. De las 8684 muertes acumuladas desde el comienzo de la pandemia, 483 personas esperan curarse pero están seriamente enfermas, aseguran desde la plataforma.
Esto evidencia para los sanitarios que, a pesar de considerar que se ha mejorado algo, no se ha vuelto a la normalidad, y recuerdan a la población que los hospitales aún no han abierto las consultas y las cirugías que fueron aplazadas en el mes de marzo.
Por otro lado, la ocupación de las UCI que ha llegado a ser del 300 por ciento, ahora ha bajado al cien por cien pero eso dista mucho de la normalidad. El colectivo recuerda y apela a la responsabilidad de los ciudadanos para evitar contagios y que el distanciamiento social y la higiene las sigan teniendo presente dadas las circunstancias presentes y futuras.
Los sanitarios realmente están debilitados tanto física como mentalmente, y un rebrote de esta enfermedad, sumado al incremento de otras patologías asociadas que puedan tener enfermos crónicos, invitan a considerar que no solo no se podría recuperar el ansiado estado de bienestar que se está difundiendo, sino que el confinamiento sería de nuevo un escenario real en Madrid capital y en toda la periferia.
La sanidad madrileña sigue reclamando dotar de personal cualificado a la Atención Primaria y que la sanidad pública mantenga unos contratos dignos; circunstancia que no se ha resuelto, porque solamente se ha hecho hasta diciembre por un nuevo posible brote en otoño. Estos contratos basura, precarios, de bajo salario pero alta cualificación, no están considerando el esfuerzo del sector ni tampoco su vocación, que les ha hecho hacer guardias, turnos dobles y un esfuerzo no remunerado.
Por otro lado, solicitan que sea reconocida la especialidad de urgencias para, según la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), exponer menos a los médicos y que sea también reconocida la especialidad de enfermedades infecciosas que solicita la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) por esta y otras pandemias venideras derivadas de mutaciones del coronavirus.
Madrid sigue siendo el epicentro de la pandemia de COVID-19 y desde la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (MEDSAP-Marea Blanca) consideran que ha existido una irresponsabilidad y negligencia por parte de los dirigentes políticos, por lo que quieren trasladar a los ciudadanos la realidad que viven a diario.
Si bien afirman que nadie pudo prever el alcance de la pandemia, llevan denunciando desde hace siete largos años que era necesario disponer de un sistema sanitario público bien dotado, que pudiera garantizar situaciones como la vivida. Las privatizaciones y los recortes, añaden, además de la mala gestión, ha supuesto que el 30 por ciento del total de las muertes en España hayan tenido lugar en la Comunidad de Madrid.
Reclaman de igual forma responsabilidad por las 5876 muertes de personas mayores en residencias, que si bien pudieron ser aisladas para ser protegidas, se contagiaron por sus propios cuidadores y murieron en días.
Esto, sumado a la falta de protección personal de los ya 47.000 sanitarios contagiados en España, 12.000 en Madrid, ha hecho que más de 5000 estén de baja, diecinueve hayan perdido la vida curando al prójimo, y algunos estén infectados y siguen en el ámbito hospitalario. Recuerdan que comenzaron la pandemia sin tener protección necesaria y al hacerse las pruebas un 7 de abril, el 75 por ciento de los residentes, sumado al 51 por ciento del personal sanitario, eran todos positivos.
El aislamiento no se produjo, los tests no se recibieron y el caos asoló Madrid, confirma el colectivo Marea Blanca.
De igual forma, acusan al Gobierno central de no prever el reparto de tests y de los 300.000 recibidos, ignoran qué ha sido de los que han correspondido a la Comunidad de Madrid, que tan solo ha informado de 18.000.
Tras la dimisión de la directora general de Salud Pública, Carmen Yolanda Fuentes, precisamente por argumentar que la situación de la pandemia en Madrid no está controlada aún, consideran que el 18 de mayo tampoco es la fecha idónea para pasar a la fase uno, dadas las circunstancias e ingresos que se siguen produciendo en urgencias.
La comunidad médica valora que los criterios económicos nunca puedan prevalecer por encima de los sanitarios y recuerdan que Madrid no está preparada para una desescalada, circunstancia que haría regresar de nuevo a un confinamiento total y no permitiría a los sanitarios recuperarse del estrés al que han sido sometidos en estos dos últimos meses.
La Marea Blanca ha generado un movimiento a favor de la sanidad pública y asegura que no está mediatizada por ningún partido político, pero reclama salarios dignos, contratos y consideraciones para que el material y las EPI lleguen a todos los hospitales.