En el teatro de la sociedad del espectáculo han caído por fin las máscaras en la recién constituida Asamblea Nacional francesa. De la banalización de la extrema derecha durante largos años, la derecha en el poder ha tendido ahora una alfombra roja a los diputados neofascistas, olvidando sus angustiosos llamamientos al «voto útil» en la segunda vuelta de las presidenciales para «faire barrage» (impedir el paso) del RN (ex Frente Nacional) de Marine Le Pen.

Montaje Macron Le Pen
Montaje Macron Le Pen

Tanto los macronistas, como los exsocialistas y la derecha LR han optado ahora por el fascismo que pretendían combatir, recordando las peores horas de la Historia de Francia y de Europa. Me refiero evidentemente a aquella derecha europea que en los años treinta prefirió el fascismo al Frente Popular en Francia, los mismos que permitieron la rebelión franquista contra el gobierno legal de la República española.

Los que se dejaron por enésima vez engañar en el mes de mayo por ese «voto útil» que algunos denominan «republicano» espero que sacarán esta vez las conclusiones definitivas que se imponen. Las elites en el poder que defienden con uñas y dientes sus privilegios, una vez más como siempre a lo largo de la Historia, prefieren el fascismo a la izquierda parlamentaria, cuando ésta presenta un verdadero programa de izquierdas en favor de los trabajadores.

Estrategia parlamentaria Macron

Privado de mayoría absoluta en el parlamento, el presidente monarca Emmanuel Macron ha perdido su poder absoluto y se obstina en seguir negando su derrota, en detrimento del normal funcionamiento democrático del parlamento, según el cual la jefa del gobierno, Elisabeth Borne, debe someter su programa al voto del poder legislativo. Un programa por cierto escondido durante la campaña electoral, del que se sabe poco, salvo su intención de proseguir su política antisocial en favor de las multinacionales.

La derecha macronista y LR tienden ahora la mano a la ultraderecha, normalizando a esos 89 diputados neofascistas como «republicanos» e intentando comprar uno por uno los votos que le faltan para su mayoría absoluta, sin esconder sus intenciones con el reciente voto de los puestos claves en el seno del parlamento.

Dos diputados de extrema derecha han sido elegidos vicepresidentes de la Asamblea gracias al voto de doscientos diputados de «Ensemble» (Macron) y del LR (derecha exgaullista), para impedir la elección de los candidatos de izquierdas (Unión Popular). La llamada al «voto republicano» contra la ultraderecha que permitió la reelección en mayo de Macron, ha sido ahora pisoteado en el parlamento por sus partidarios y aliados, como una evidente prueba de esa farsa electoral.

Eric Coquerel, diputado y candidato de la Unión Popular a la presidencia de la comisión de finanzas del parlamento, ha sido en cambio elegido en la tercera vuelta del escrutinio para elegir la presidencia de la Comisión de Finanzas. La alianza del LR y la ultraderecha contra la Unión Popular no ha funcionado en esta ocasión, pues el cuarto candidato, el centrista Charles de Courson, ha preferido retirar su candidatura para no favorecer al neofascista frente nacional (RN). Honor y respeto a De Courson, cuya familia por cierto participó en la resistencia contra el nazismo y contra el gobierno de Pétain.

La prestigiosa comisión de Finanzas es responsabilidad, según la tradición parlamentaria, del grupo más importante en la oposición, en este caso la Nupes, Nueva Unión Popular, cuya unidad se mantiene sobre la base del programa común establecido en las legislativas. Comisión cuya principal prerrogativa es la de poder controlar e investigar los posibles casos de evasión fiscal. Los amigos de las multinacionales se oponían evidentemente a que fuese un candidato de izquierdas su presidente.

Viñeta del humorista A Barie sobre los pactos parlamentarios entre Macron y Le Pen
Viñeta del humorista Allan Barie en la prensa francesa sobre los pactos parlamentarios entre Macron y Le Pen

Los mismos que en la prensa, la radio y la Televisión dócil y servicial del gobierno nos han dicho durante los últimos cinco años que la izquierda estaba enterrada en Francia, y que el sueño americano de Macron, sin lucha de clases, sin derechas ni izquierdas era ya una realidad, nos aseguran ahora que la Unión Popular no podrá mantenerse en esta legislatura. Se equivocaron entonces y espero que se equivocan de nuevo en esta ocasión.

Gracias a la Unión Popular, los ecologistas de izquierdas, los socialistas de izquierdas, la Francia insumisa y los alter mundialistas se han unido sobre una base programática solida de ruptura con el neoliberalismo más reaccionario. No solo la izquierda ha vuelto con fuerza al parlamento como primera fuerza de oposición, sino que además ha sido sobre la base de una clarificación política muy necesaria y saludable.

El Partido socialista que dirige Olivier Faure se ha adherido a la Unión Popular y acaba de expulsar a 79 derechistas que se oponían a esa alianza de izquierdas. Los Hollande, Valls, Strauss Khan, Le Foll y otros acólitos han desaparecido del paisaje político integrando el basurero de los que prefieren el fascismo a la verdadera izquierda. Se acabo la mentira de supuesta «izquierda de gobierno» y otras sandeces del derechista Manuel Valls. Ser de izquierdas vuelve a tener sentido en el seno del parlamento francés.

Mal que le pese a Macron, dos grandes bloques existen hoy en el nuevo parlamento francés: Izquierdas y derechas, y se respira mucho mejor en los pasillos de la Asamblea: De un lado la Unión Popular (Nupes) coalición de izquierdas, del otro las derechas repartidas entre macronistas, LR y diversos minipartidos, con el apoyo ahora de la extrema derecha neofascista totalmente «normalizada», que forman de hecho un bloque neoliberal, pero con una representación política fragmentada. El voto anti Macron ha sido tan evidente en las elecciones legislativas, que incluso con un escrutinio mayoritario, ha perdido su mayoría absoluta y depende ahora de sus posibles aliados.

La semana próxima el gobierno de Elisabeth Borne debe presentar su programa ante el parlamento. Solo el apoyo explícito (a favor) o tácito (abstención) de LR y neofascistas puede evitar la dimisión del ejecutivo. Si tal fuese el caso asistiremos al primer gobierno no de unión, sino de vergüenza nacional desde la liberación en Francia.

La única y verdadera oposición a Macron en el parlamento es hoy la Nupes, Nueva Unión Popular Ecológica y Social. La nueva legislatura será una batalla difícil, pero de evidente salubridad política en Francia.

Sin embargo, para ser eficaz la lucha de los diputados de izquierdas deberá ir acompañada por una fuerte movilización social en el país en defensa de los salarios, del nivel de vida de la población, y de los servicios públicos a todos los niveles. Los tiempos se anuncian duros, pero la esperanza persiste.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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