El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso un impuesto a las grandes fortunas mundiales durante un foro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, y reiteró la propuesta el viernes 14 ante la cumbre del Grupo de los Siete (G7), de las grandes potencias industriales de Occidente, en Bari, sur de Italia, informa la IPS.

«Unas tres mil personas concentran casi quince billones (millones de millones) de dólares, más del producto bruto (PIB) de Japón, Alemania, India y el Reino Unido sumados, y más de lo que necesitarían muchos países para desarrollarse», afirmó el mandatario en su intervención en la conferencia anual de la OIT.

Dijo que los «superricos» o grandes fortunas cuentan con «concentraciones de ingresos tan absurdas que tienen programas espaciales propios», en una alusión a magnates como Elon Musk, dueño de la agencia espacial SpaceX, o Jeff Bezos, cuya compañía Blue Origen también incursiona en el espacio exterior.

Bajo una lluvia de aplausos, el antiguo sindicalista siderúrgico bromeó diciendo que «quizá encuentren un planeta mejor que la Tierra, aunque los trabajadores aquí son los que le han permitido tener sus riquezas».

Agregó que «no precisamos buscar esas salidas mágicas, porque es la Tierra la que necesita nuestro cuidado, no Marte», y precisó que su propuesta también la impulsará dentro del Grupo de los veinte (G20, economías industrializadas y emergentes), cuya cumbre de 2024 se efectuará en Río de Janeiro (Brasil) en noviembre.

Ante los gobernantes del G7 Lula insistió en que «ya es hora de que los superricos paguen los impuestos que les corresponden. Esta excesiva concentración de poder e ingresos representa un riesgo para la democracia».

El objetivo según el líder brasileño es movilizar recursos para «políticas eficaces» de erradicación del hambre y la pobreza que se adelantan en los países en desarrollo.

Se descuenta que también comunicó su propuesta durante un encuentro de 45 minutos que sostuvo con el papa Francisco, y en la cual además trató sobre la guerra y la paz en Ucrania y el Medio Oriente, así como sobre el cuidado de las comunidades indígenas y el medio ambiente, según fuentes de su cancillería.

En la sede de la OIT Lula evocó el discurso que dio en el organismo en 2003, durante su primer periodo como presidente brasileño, y dijo que más de veinte años después «el panorama es mucho más complejo, por los efectos que están teniendo las transiciones digital y energética en el mundo laboral».

También por el cambio climático, pues en el mundo «más de 2400 millones de trabajadores se ven afectados por el calor extremo».

Como ideas-fuerza, Lula expuso que «nunca la justicia social ha sido tan crucial para la humanidad», y que «ningún país puede resolver por sí solo los dilemas que afectan a la sociedad internacional», por lo que se requiere una coalición «para construir una transición con justicia social, trabajo decente y erradicación de la pobreza\».

En ese foro también intervino el presidente de Nepal, Ramchandra Paudel, quien planteó que la Coalición Mundial para la Justicia Social, que promueve la OIT, «inspirará a todos a unirse a través del diálogo social para mantener la armonía social y la tolerancia a fin de lograr el desarrollo económico y la prosperidad».

El director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, agradeció el abrumador apoyo que la Coalición Mundial ha recibido desde su lanzamiento en noviembre de 2023, y calificó al foro de Ginebra como «el pistoletazo de salida de un largo viaje que nos llevará a todos hacia una mayor y mejor justicia social en el mundo».

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