Las empresas emergentes, más conocidas como starup, han tenido como una de sus señas de identidad el saber optimizar recursos para conseguir superar la incertidumbre inicial de cualquier proyecto, y también llevan en su adn la necesidad de compartir conocimiento, y estas dos líneas de acción han podido materializarlas a través de espacios compartidos o de coworking que sucedieron a los primeros «semilleros de empresas» que pusieron en marcha administraciones locales y autonómicas.

La crisis económica que se inició en el año 2008 condujo también a la necesidad de muchas pymes de optimizar sus recursos, el alto precio por metro cuadrado en edificios de oficinas en los grandes centros urbanos desequilibraba las cuentas de resultados, y esa realidad económica condujo a promover soluciones que pudieran estar no solo al alcance de nuevos emprendedores, sino también de aquellos empresarios necesitados de ahorrar costes.

Soluciones de Centro de Coworking en Madrid vinieron en ayuda de quienes tenían una idea, un proyecto que desarrollar, y ofrecían flexibilidad para comenzar desde un primer espacio de trabajo o un despacho y escalar en soluciones al mismo tiempo que surgían las necesidades de organizar reuniones o añadir nuevas personas al equipo.

También fueron la solución para empresas que necesitaron equilibrar presupuestos en un espacio corto de tiempo y en el abanico de posibilidades se constató que no se necesitaba una oficina permanente, y que era posible disponer de despachos, puestos fijos o puestos flexibles según las necesidades de cada etapa, eliminando costes no productivos.

Más recientemente, la implantación del teletrabajo ha puesto de manifiesto que las sedes tradicionales que tenían muchas pymes resultaban excesivas para para la nueva configuración del trabajo, en el que las reuniones presenciales podía acotarse en el tiempo y además en espacios mejor acondicionados y con oferta de servicios complementarios hasta entonces reservados para grandes empresas.

Las soluciones de espacios coworking han ido evolucionando también para satisfacer requisitos relacionadas no solo con la domiciliación de sociedades en Madrid que precisen una sede representativa, sino también para responder a las necesidades relacionadas con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en cada momento concreto.

Contar, por lo tanto, con una oferta de coworking en una ubicación clave en una capital como Madrid, con precios concretos que siempre van a ser competitivos en todos los servicios necesarios en una oficina, ayudando a la productividad al eliminar costes superfluos, al tiempo que facilita la gestión.

En este último aspecto, el coworking ha generado un cambio en la cultura empresarial porque permite a un emprendedor o equipo centrarse en su objetivo al tiempo que cuenta en su entorno con otros profesionales con los que generar sinergias o que solucionarán aspectos concretos en diversos campos de la gestión empresarial sin necesidad de recargar la nómina de especialistas.

Cuando se ha mencionado la flexibilidad, no se ha destacado la importancia de poder contar no solo con espacios diversos, sino también con productos y servicios que se adapten a cada momento vital de la empresa, desde el proceso creativo que necesita a profesionales concretos, a los sucesivos de desarrollo de soluciones de tecnologías diversas, que podremos encontrar entre los demás usuarios del coworking.

Se cita en este artículo el ejemplo de Goya Smart Coworking porque ha servido de guía para evaluar qué se necesita actualmente en el ámbito de los emprendedores, o en el de empresarios que necesitan reformular su gestión, cuando es imperativo ajustar costes para que no supongan un obstáculo difícil de salvar, o simplificar burocracia para disponer de servicios esenciales, todo ello en una zona emblemática de Madrid con buenas comunicaciones.

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