Todo empezó con la celebración del Concurso de Cante Jondo, cuyo centenario se cumple el lunes 13 y martes 14 de junio de 2022. El primer certamen de rango nacional celebrado en Granada, en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra, apoyado por las firmas de numerosos músicos, políticos, escritores y artistas y organizado por Federico García Lorca, Manuel de Falla y el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada.
Contó con la asesoría de maestros del cante, como los jerezanos Don Manuel Chacón y Manuel Torre. Los ganadores fueron Diego Bermúdez Calas El Tenaza y el niño de trece años Manuel Ortega, quien pasaría a la historia como Manolo Caracol.
Un concurso que empezó a poner al cante jondo en categoría cultural y que a lo largo de los años se ha demostrado de importancia capital para el desarrollo del flamenco. Incluso podría aventurarse que fue el inicio de la larga trayectoria que llevaría al flamenco a ser declarado en 2010 por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Hablaremos de las obras de Federico García Lorca relacionadas con el flamenco y de las obras que él nunca habría soñado que artistas flamencos de las últimas décadas del siglo veinte introducirían en sus cantes, toques y espectáculos de baile, incluidos fragmentos y versiones de obras de teatro. De este primer periodo que situamos entre 1918 y 1922, el Poema del Cante Jondo es todo un manifiesto de su cultura flamenca y de su amor por este arte.
Amigos de García Lorca que lo influenciaron a lo largo de su vida, a quienes dedicó sus poemas, canciones, obras de teatro, obras en prosa, cartas y otros escritos. Amigos de la tertulia granadina El Rinconcillo en el café Alameda, amigos cantaores, guitarristas, bailaores, poetas, actores y actrices, pintores, compositores, músicos, toreros, catedráticos, políticos… de todo el abanico social, porque el carisma de Federico García Lorca podría definirse como ese duende flamenco que nace de la entraña de quien lo posee y que él definió magistralmente en su conferencia Teoría del duende de 1933.
Los Cantares populares armonizados al piano por Federico y cantados por la Argentinita, se siguen cantando hasta el día de hoy y están en el repertorio de todos los artistas flamencos. Quién no conoce Las tres hojas, Los cuatro muleros, Café de Chinitas, Los Pelegrinitos, Sevillanas del siglo dieciocho, Las morillas de Jaén, Anda jaleo, Los mozos de Monleón, Nana de Sevilla, Los reyes de la baraja, La Tarara…
En 1928 el éxito de su Romancero Gitano le catapultó definitivamente a la fama. Este profundo poemario de amor y muerte del que resaltamos el Romance de la Guardia Civil española, narra un hecho luctuoso, y puede que único, de persecución a los gitanos de Jerez de la Frontera. En 1923, a causa de reivindicaciones campesinas la Guardia Civil prendió fuego a las gañanías de los cortijos y barrios gitanos flamencos de Jerez. Una guardia civil de hace un siglo, impensable hoy.
1929 es el año del viaje de García Lorca a Nueva York, como estudiante de inglés en la Universidad de Columbia. Ese año pasado entre la ciudad de los rascacielos, el verano en Vermont, a orillas del lago Edem Mills, el regreso a Nueva York y los tres meses en La Habana, llevaron a García Lorca a hacer una inmersión en el surrealismo que en España hubiera sido imposible. Su producto, el largo poemario Poeta en Nueva York y las obras de teatro Así que pasen cinco años y El Público. Mucho más tarde se convirtieron en cantes de culto en repertorios flamencos, así como La leyenda del tiempo, el verso que da comienzo al acto tercero de Así que pasen cinco años.
Siempre involucrado en la justicia social, ¿cómo no iba a fijarse en los seres más vulnerables de Nueva York en 1929, en los negros del gueto de Harlem y en los negros de Cuba? En sus antípodas, Wall Street. Federico vivió en directo el crash de su capitalismo despiadado en el otoño de 1929.
La recta final de la vida y obra de García Lorca está marcada por la Segunda República. Ese mismo año de 1931, García Lorca se convierte en activista cultural creando el Teatro Universitario La Barraca, para llevar el teatro clásico español por todos los pueblos de España. También publica El diván del Tamarit, obra de poesía arábigo-andaluza, muy presente en el flamenco de años recientes. Ahí están el drama de la homosexualidad y la obsesión por la muerte, presente en casi toda su producción literaria.
El Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. torero amigo de Federico, muerto por un toro en 1934, comienza a ritmo de son cubano, que repite de forma impactante la hora de la muerte, las cinco de la tarde. Y termina con estos versos que más tarde se han aplicado al mismo Federico:
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace
Un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Terminó de escribir los Sonetos del amor oscuro en 1936, pero no fueron publicados hasta 1983. Parece que fueron inspirados por el último amor de su vida, Rafael Rodríguez Rapún, quien solo le sobrevivió dos meses. Murió luchando por la República.
Entre 1933 y 1936 escribe Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba. Teatro reflejo de una sociedad afortunadamente ya desaparecida. Las mujeres lorquianas siempre son paradigmas de la sociedad granadina y quizá por extensión de la española de aquellos años.
En Bodas de sangre narra el amor pasión que explota ante el rechazo a un matrimonio concertado, tan habitual entonces y bastante después. Yerma o la obsesión patológica de ser madre. La actriz musa de Federico, Margarita Xirgu, la estrenó en 1934.
Doña Rosita la soltera. Última obra estrenada en vida de Federico en 1935, en Barcelona, por Margarita Xirgu. Un drama sin muertos, una historia repetida mil veces en la sociedad, sobre todo en la Granada de entonces.
La casa de Bernarda Alba fue escrita el año de su muerte, 1936. Basada en hechos de personajes cercanos a la familia García Lorca. Drama de la sociedad rural granadina, tragedia del ‘qué dirán’, del matrimonio de conveniencia, de las pasiones ocultas que explotan en silencio, de la honra y la muerte.
Hoy esas mujeres serían imposibles. Hoy, estremecen.
Agosto 1936, el asesinato
La mejor fuente de información para conocer exhaustivamente las causas cercanas y remotas del asesinato del poeta, es el libro del hispanista irlandés Ian Gibson El asesinato de García Lorca.
Oficialmente, nunca se encontraron sus restos. Pero se cree que reposan en el cementerio antiguo de Fuente Vaqueros.
Los flamencos y Lorca
Sería imposible nombrar a todos los flamencos que desde los años setenta del siglo pasado hasta hoy han cantado, tocado y bailado obras de Lorca. Pero sí decimos, que este constante interés, es fruto del duende de Federico. Es como si su obsesión por la muerte hubiera sido transformada por los flamencos en obsesión por la vida.
Federico fue su impulsor, con aquellos Cantares populares, cantados por La Argentinita, por la Niña de los Peines, por Pepe Marchena, por Carmen Linares y hasta hoy por todos los flamencos.
El nacimiento de los tablaos flamencos en los cincuenta, de los festivales en los sesenta, propició la introducción de ‘las letras cultas’ en los cantes flamencos revolucionándolos. Se añadieron a las letras procedentes del sufrimiento de los jornaleros del campo, de los fragüeros, de los mineros y a los cantes festeros para celebrar el amor y la vida.
Paco de Lucía, Doce canciones populares de Lorca para guitarra.
Los revolucionarios del cante: Camarón de la Isla. La leyenda del tiempo – incomprendida entonces, hoy objeto de culto- Romance del Amargo, Mi niña se fue a la mar. En Soy gitano, se incluyeron la Casida de las palomas oscuras y el Romance de Thamar y Amnón.
Enrique Morente fue el gran adaptador de los textos de Lorca al flamenco. De 1972 data El lenguaje de las flores, fragmentos de Doña Rosita la soltera por tangos; en 1996 Omega, sobre Poeta en Nueva York y, en 1998 Lorca. Los poemas elegidos proceden de Doña Rosita la soltera, Yerma, Así que pasen cinco años, Poeta en Nueva York y Poema del cante jondo.
La reciente Premio Princesa de Asturias de las Artes, Carmen Linares, una de las artistas que más ha puesto en valor los poemarios lorquianos. El patriarca Vicente Soto Sordera el mayor, cantaor de los poetas del 27; Rocío Márquez, comisaria del Concurso Mundial del Flamenco organizado por el Instituto Cervantes; Mayte Martín, Marina Heredia, Miguel Poveda … artistas del cante, toque, baile. Y todos los que sin estar aquí, están.
Federico nunca hubiera imaginado que tantos artistas fueran a ennoblecer las letras flamencas con sus letras cultas. Podía imaginar que algunos poemas de Poeta en Nueva York, a compás de palos flamencos podrían cantarse. Pero ¿fragmentos y versiones de sus obras de teatro?
No hay un legado tan corto, pero tan intenso, que haya ennoblecido tanto y siga enriqueciendo la historia del flamenco como el de Federico García Lorca.