El Teatro Pavón[1] de Madrid pone en escena «Federico García» un homenaje al poeta y dramaturgo en el ciento veinticinco aniversario de su nacimiento.
Una obra magníficamente dirigida e interpretada por Pep Tosar, e igualmente protagonizada por el bailaor y actor José Maldonado, Mariola Membrives al cante y en el papel de Anna María Dalí, Mark López a la guitarra y David Dominguez en la percusión.
Bien dice Pep Tosar que ya todo se ha dicho y escrito sobre Lorca. Pero ciertamente aún no se había dicho como en este íntimo Federico García que recorre la vida del poeta como el hombre que fue en tiempos en que ser homosexual era ser un proscrito.
Federico García, el hombre, está maravillosamente descrito en un video documental que a ratos alterna y a ratos se sobrepone a las actuaciones físicas en escena. Un tren que va recorriendo la vida de Federico con las aportaciones de sus viajeros, Vicenta Montesinos García Lorca, hija de Manuel y Conchita; la escritora granadina especializada en los personajes que rodearon la vida del poeta Antonina Rodrigo; Allen Josephs, escritor hispanista; el reconocido y premiado periodista, académico y fundador del Museo Casa Natal de Federico García Lorca en Fuentevaqueros, Juan de Loxa; Mario Hernández autor del poemario en endecasílabo Sombras y Variaciones y Domingo Ródenas , especialista en narrativa y ensayo del siglo veinte.
Ellos, pasajeros en ese tren virtual, van desgranando la vida, hechos, anécdotas, amistades, amores y desamores, y por encima de todo y esto ya está muy dicho anteriormente, el enorme carisma del personaje.
En un trabajo como este, la coordinación de todos los elementos implicados es muy compleja, pero Pep Tosar lo resuelve con una maestría insuperable. Federico García entra en la vida de los espectadores desde el primer minuto, desde el niño rico hijo de un campesino que logró prosperar y recordar siempre quién fue y así transmitír a sus hijos la importancia de la tierra, el buen trato a los jornaleros, los primeros rudimentos del cante andaluz, el niño de campo que se integró siempre en el Federico urbano.
Narración, cante, baile, toque y percusión, actúan de manera que las partes integradas en el todo se transforman en vida.
Hay que resaltar el arte de José Maldonado, tanto como actor que impersona a Federico y como bailaor, siempre en escena. El cante y canto profundo de Mariola Membrives, resaltando La leyenda del tiempo, en versión de Camarón de la Isla, cantada en un contexto muy anterior a la publicación de Así que pasen cinco años, pero no importa, porque en la vida de Federico el sueño va siempre sobre el tiempo flotando como un velero. Cómo canta Mariola El amor brujo y mucho más tarde, casi al final Las hojas muertas.
Por ahí va pasando el traslado de la familia Lorca a Granada, la universidad, el pésimo estudiante que siempre fue Federico, porque él estaba en otras cosas, las que le hicieron genial, la Residencia de Estudiantes, el padre que ya sabía que su hijo era homosexual, el tosco aragonés Buñuel, Dalí, Federico en Cataluña, Anna María… Qué vida, enamorando a muchas mujeres y siempre disimulando su condición sexual.
Manuel Torres, el más sabio según Federico, el Concurso del Cante Jondo, el poemario y libro del cante jondo, Nueva York, Harlem, el crash de Wall Street, Cuba Andalucía universal, 1931 la República, su maravilloso y esperanzador comienzo; La Barraca, 1936; esa escena en la que José Maldonado se integra con la imagen de Lorca y ese verso que es el final del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, que parece premonitorio de la muerte del propio Federico: Tardará en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan lleno de aventura, y recuerdo una brisa triste por los olivos…
A mí, me hizo saltar las lágrimas. Y me pregunto: ¿Ha nacido ya ese otro?
- En el Teatro Pavón hasta el 28 de mayo.
