Hoy, 21 de enero de 2023, cumpliría (cumple) cien años la siempre presente Lola Flores. Tal día de 1923, en la calle del Sol 45, barrio de San Miguel, cerca de la Plazuela, histórica esencia flamenca de Jerez de la Frontera, nacía la Faraona.
Por encima de su cante y su baile, por encima de sus naturales dotes de actriz, por encima de su vehemencia comunicadora, por encima de todo eso, lo que siempre diferenció a Lola de colegas y no colegas, jerezanos o de cualquier parte del mundo, lo que la hizo única, lo que hace que se la recuerde como si aún anduviera por aquí haciendo zascas a hacienda: «Hacienda tendría que pagarme a mí», fue su carácter arrollador, su carisma superlativo, su don de gentes, como se quiera llamar.
No fue su arte, que artistas había muchos, fue su manera natural de llamar la atención, su hacerse querer, su espíritu libre que causaba admiración, nunca rechazo en una sociedad censurada y autocensurada por una absurda dictadura y por siglos de represión en todas sus formas.
Hizo lo que le dio la gana, tuvo los amantes que quiso, vivió a su aire, se saltó todas las reglas del juego franquista, ganó muchísimo dinero cuando en el mundo del arte eso no era la norma, las Américas se rindieron a sus pies, incluida la gran ciudad de Nueva York.
Va a tener su museo en Jerez de la Frontera, ciudad de artistas como no ha habido otra, pero el museo es para ella. Y el recuerdo y los homenajes a su memoria.
El carisma superlativo le ha sobrevivido a esta mujer única. ¡Eterna Lola!
