Literatura victoriana

Se publica en España la mejor novela de la olvidada Mary Cholmondeley

En los últimos años del siglo diecinueve y los primeros del veinte la escritora inglesa Mary Cholmondeley (1859-1925) publicó varios relatos fantásticos y más de diez novelas que tuvieron un más que discreto éxito entre sus lectores.

O mejor entre sus lectoras, pues sobre todo fueron mujeres quienes se interesaron por sus historias. Una de ellas, Virginia Woolf, confesó estar fascinada por los personajes femeninos de las novelas de Cholmondeley. Uno de esos personajes es Diana Tempest, cuyo nombre da título a la novela más conocida de la escritora británica.

«Diana Tempest» (Nocturna Ediciones), que se publica por primera vez en España, es una novela que mezcla una oscura trama criminal de tintes góticos con una complicada historia de amor en cuyo desenlace confluyen ambos relatos.

Las relaciones románticas entre los protagonistas evocan los problemas amorosos a los que se enfrentó la propia escritora, quien era tímida, padecía un asma crónica que la obligaba a tratarse con morfina, se sentía acomplejada por considerarse fea y creía desde muy joven estar condenada a la soltería (en efecto, murió soltera a los 66 años, aunque algunas biografías cuentan una relación casi secreta con un hombre que la marcó profundamente).

En esta historia, el coronel Tempest, padre de Diana y de su hermano Archie, reivindica una herencia que cree que le corresponde y para rescatarla pone en marcha una arriesgada operación cuyas consecuencias imprevisibles van a afectar a todos los protagonistas.

«Diana Tempest» es también, como todas las obras de Cholmondeley, un retrato de la sociedad victoriana de su época y una crítica a las convenciones sociales y al clima de religiosidad que imperaba en todos los ambientes. A pesar de ser su cuarta novela, «Diana Tempest» fue la primera que Mary Cholmondeley publicó con su verdadero nombre.

Una vida para la escritura

Hija de un pastor protestante de Hodnet, Shropshire, quien por la noche leía a sus ocho hijos historias de Dickens, Stevenson y Jane Austen, Mary Cholmondeley se animó a escribir sus propias historias mientras se hacía cargo del cuidado de sus hermanos y de su madre enferma.

A los dieciocho años había terminado su primera novela y, tal como hacían entonces los grandes escritores, la dio a conocer por entregas en «Temple Bar», una publicación especializada en seriales de ficción en la que colaboraba también Wilkie Collins.

Elogiada por Henry James, con quien tuvo amistad, fue una de las representantes del incipiente feminismo representado por el movimiento Woman, un credo que exponía con frecuencia en sus ensayos y en los artículos que publicaba en la prensa inglesa.

Tras la muerte de sus padres se trasladó a vivir a Londres con una de sus hermanas. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en un hospital como enfermera voluntaria.

Mary Cholmondeley escribió su autobiografía, que tituló «Under One Roof» y por su parte, la escritora Carolyn W. de L’Oulton publicó la biografía de Cholmondeley con el título «Let the Flowers Go, A Life of Mary Cholmondeley».

Nocturna ya había publicado en España «Un guiso de lentejas», otra de las novelas más populares de Mary Cholmondeley, muy autobiográfica, que cuando se publicó en 1899 vendió en pocas semanas veinte mil ejemplares en Inglaterra y Estados Unidos.

Por su parte, la editorial Periférica publicó aquí otras dos novelas suyas, «Un inconveniente» y «La polilla y la herrumbre».

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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