La mayoría LREM (partido del presidente Macron) ha aprobado de manera precipitada en la Asamblea Nacional el proyecto de ley «Seguridad global», denominación que parece inspirada por el mundo totalitario imaginado por Orwell. Las libertades fundamentales del Estado de derecho: reunión, manifestación, expresión, e información se ven por vez primera en Francia amenazadas de forma vehemente por un presidente electo.
Las manifestaciones que se han celebrado el pasado martes en todo el país, han continuado este sábado 21 de noviembre 2020, no obstante las amenazas y controles policiales destinados a impedir la participación de los manifestantes.
Sindicatos, partidos de izquierdas, organizaciones de derechos humanos, asociaciones en lucha contra la violencia policial, periodistas de horizontes diversos de la inmensa mayoría de órganos de prensa en Francia, han salido a la calle hoy para denunciar esa «ley» liberticida que atenta contra la libertad de informar, de fotografiar, de filmar y de cubrir libremente cualquier acontecimiento.
Los únicos ausentes de esta protesta masiva en los medios informativos han sido los perros guardianes de este dispositivo autoritario, a menudo en ciertas cadenas de desinformación continua, que suelen cubrir las manifestaciones acompañando a la policía antidisturbios y a sus unidades móviles de represión como la BAC (brigada anti criminalidad). Y eso cuando no utilizan directamente el material filmado por la propia policía.
Trabar e impedir el trabajo informativo de los periodistas y limitar mediante la intimidación la libertad de expresión y manifestación es el objetivo claramente contemplado en esa ley liberticida. El titular de interior ha pedido incluso a los periodistas que se acrediten o señalen su presencia cuando cubren una manifestación publica. La respuesta de la prensa ha sido mayoritaria: No pediremos acreditaciones para cubrir las manifestaciones.
Siete periodistas fueron agredidos por la policía y detenidos durante las manifestaciones del pasado martes 17 de noviembre, en Paris y en otras ciudades de Francia. Este sábado la respuesta de los sindicatos de periodistas y de las redacciones de la mayoría de los medios informativos ha sido unánime para reclamar la anulación de esa ley liberticida, «ley Mordaza» a la francesa que ha sido inmediatamente aplaudida por la extrema derecha lepenista, y por su allegado sindicato policial «Alliance».
Un ejemplo de esta deriva policial autoritaria: el testimonio de un periodista de «Reporterre» en Toulouse, que empujado por un CRS antidisturbios, le dice «Soy periodista, vea mi carné de prensa». A lo que el CRS le tira al suelo y contesta: «Me importa un pito tu carné de prensa, aprovecha, porque es la última vez…».
Las amenazas, violencias físicas y detenciones contra periodistas y fotógrafos son moneda corriente en las manifestaciones en Francia, y se han generalizado en los dos últimos años con Macron. De memoria de periodista he conocido antaño en este país democrático el tiempo en que un carné de prensa tricolor era respetado por las denominadas fuerzas del orden.
La multitudinaria manifestación de este sábado en París, a la que he podido asistir tras pasar numerosos controles policiales antes de llegar a la plaza de Trocadero, es un buen ejemplo de la estrategia policial y gubernamental de intimidación para limitar la libertad de manifestar en Francia.
Bocas de metro cerradas, accesos y calles bloqueadas por barreras policiales, multiplicación de controles y registros de bolsos, demandas de atestaciones de desplazamiento, confiscación de material fotográfico o de defensa, gigantesco despliegue policial de los antidisturbios, y de la BAC, con numerosos policías de civil, a menudo enmascarados y sin brazalete de identificación, un dispositivo intimidatorio destinado a limitar el numero de manifestantes y disuadir a los más indecisos.
Si eres un empecinado manifestante y pasas todos esos controles, te encuentras a renglón seguido en la inmensa plaza de Trocadero con una multitud de gente que se manifiesta, pero cercada o rodeada por los antidisturbios armados y protegidos estilo Robocop, como si estuviésemos en guerra. Tal dispositivo es de toda evidencia un atentado y una violación del derecho constitucional y democrático de manifestación. Numerosos son los manifestantes que no han podido llegar hasta la plaza de Trocadero, y se han visto atrapados en calles adyacentes.
Varias consignas han retenido mi atención en esta manifestación: la demanda de disolución de la asamblea nacional frente a un poder que pierde toda legitimidad democrática cuando aplica tales métodos y leyes liberticidas. La demanda de anulación o abrogación de la ley «seguridad global», y la demanda de justicia con el eslogan: policía en todas partes, justicia en ningún lado.
No obstante, la gravedad de la situación y del ataque de Macron contra las libertades fundamentales, cabe señalar el carácter pacifico, festivo y determinado de los manifestantes que contrasta con el agresivo despliegue policial. Macron llegó al poder por las urnas, engañando a la población, y habrá que sacarlo por las urnas, lo antes posible. Tal me parece el mensaje de esta concentración.
Las cadenas televisivas de desinformación, califican esa concentración multitudinaria como una «manifestación estática», cuando en realidad es una encerrona policial para impedir el éxito masivo de la manifestación. Ese dispositivo policial favorece todo tipo de provocaciones e incidentes en el momento en que la manifestación se dispersa, ya que hay que pasar de nuevo a través del filtro policial. Es generalmente en el momento de la dispersión, cuando hay mayor numero de «incidentes» y provocaciones.
Mientras los diarios hablados de la televisión, minimizan y dedican esta noche escasos minutos a esta importante movilización nacional, Mediapart estima que éramos mas de diez mil personas en las calles de Paris, para gritar «Libertad» y reclamar el respeto del Estado de derecho. Manifestaciones análogas se han celebrado en otras ciudades de provincias.