Israel continúa su asedio a las fronteras del sur de Líbano y sus bombardeos sobre esa zona y la capital, Beirut, mientras crece la preocupación entre las organizaciones humanitarias a medida que aumenta la frecuencia de los ataques, informa Oritro Karim (IPS) desde Naciones Unidas.

Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, ha sido ampliamente criticado por líderes mundiales y organizaciones humanitarias por facilitar crímenes de guerra dirigidos contra civiles y trabajadores humanitarios; y la fiscalía del Tribunal Penal Internacional ha pedido una orden de captura contra él y contra los dirigentes de Hamás.

El Ministerio de Salud Pública de Líbano informa de que unas 2169 personas han muerto y más de diez mil han resultado heridas en el último año.

El coordinador humanitario para el Líbano, Imran Riza, ha descrito este conflicto como uno de los más mortíferos que se recuerdan.

Según Riza, aproximadamente ochenta por ciento de todos los refugios para desplazados en Líbano están al máximo de su capacidad, y el resto de los civiles no alojados se refugian en las calles o en centros públicos, como iglesias.

Este lunes, la Cruz Roja Libanesa confirmó que un ataque aéreo en el norte del Líbano ordenado por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) mató a dieciiocho personas y dejó a otras con heridas críticas. Este ataque tuvo lugar en Aitou, una localidad de mayoría cristiana.

Anteriormente, las FDI solo habían atacado regiones del sur de Líbano en un esfuerzo por diezmar a la milicia islamista chií Hezbolá, respaldada por Irán.

El 10 de octubre, un aluvión de ataques aéreos golpeó sin previo aviso el distrito central de Beirut, uno de los más poblados de la nación costera medioriental. El resultado fue de más de veintidós muertos y cientos de heridos, lo que supuso el tercer ataque importante contra Beirut desde el 23 de septiembre.

A pesar de que las FDI afirmaron en el pasado que los ataques sólo pretendían atacar operaciones militares de Hezbolá, las recientes hostilidades han sido cada vez más indiscriminadas y han tenido como objetivo zonas densamente pobladas.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) de las Naciones Unidas confirmó que numerosas ambulancias y hospitales se habían visto afectados, y que los trabajadores sanitarios pasaban a formar parte del creciente número de víctimas mortales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó en un informe el viernes 11 que más de 94 trabajadores sanitarios han muerto desde el comienzo de este conflicto.

«La protección de los civiles y de la asistencia sanitaria es un imperativo legal y moral que debe mantenerse. Los ataques a la asistencia sanitaria no pueden seguir siendo una de las marcas definitorias del conflicto en esta región», aseguró Hanan Balkhy, directora regional de la OMS para el Mediterráneo Oriental.

Se espera que las condiciones en Líbano se agraven en los próximos meses de invierno.

Ayuda humanitaria

A pesar de las continuas hostilidades y de las dificultades de acceso, la ONU está distribuyendo ayuda a las comunidades afectadas allí donde puede.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha entregado más de un millón de comidas calientes y 143.000 kits de comida lista en 440 refugios para desplazados.

Además, la OMS ha entregado suministros médicos para más de 650 intervenciones quirúrgicas en seis de los principales hospitales de Beirut.

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) está trabajando para proporcionar agua potable, protección, recursos de higiene y apoyo psicosocial.

Aproximadamente 426 millones de dólares han sido prometidos por la ONU para los esfuerzos de socorro en el Líbano para los próximos tres meses, pero la Ocha informó de que solo se habían recaudado hasta ahora 51 millones de dólares.

«Con esta oleada de desplazamientos, vemos enormes necesidades… la situación es devastadora. Líbano necesita más ayuda. Lo que se ha ofrecido hasta ahora es mínimo y no se ajusta a las necesidades. Esperamos que todos puedan aumentar su capacidad», dijo Othman Belbeisi, director para Medio Oriente y Norte de África de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

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