«Lee Miller», biopic sobre la fotógrafa neoyorquina, quien como corresponsal de guerra nos dejó en herencia algunas de las mejores instantáneas de la Segunda Guerra mundial, es una interesante película realizada por la hasta ahora directora de fotografía Ellen Kuras («Los jardines del rey», «The Betrayal»).
Cuenta con la actriz británica Kate Winslet («Titanic», «Enigma», «The Reader», «Once días de mayo») como protagonista absoluta, acompañada por Andy Samberg («Spiderman», «Nunca solos»), Alexander Skarsgard («Generation Kill», «El hombre del norte», «Melancolía») y Marion Cotillard («La vie en rose», «Inocencia», «Enemigos públicos», «El principito»); y está inspirada en el libro de su hijo Anthony Penrose («Las vidas de Lee Miller», Editorial Blume), que cuenta los años que van desde su integración en el movimiento surrealista hasta el final de la contienda.
Tras abandonar una interesante carrera como modelo de portada en la revista Vogue con artistas como Man Ray (destacado miembro del movimiento surrealista francés), decidió coger una cámara de fotos e iniciar la peligrosa carrera de reportera de guerra, como corresponsal para las ediciones británica y estadounidense de Vogue, relatando lo que ocurría en el frente de los aliados y dando a conocer las atrocidades perpetradas contra los judíos, por Hitler y sus secuaces, en los campos de la muerte, siendo una de las primeras profesionales que consiguió entrar en ellos inmediatamente después de que fueran abandonados por los nazis.
Poco conocida por el público en general, la película «Lee Miller» permite acercarse a una mujer extraordinaria, una figura fascinante de la historia del arte y del periodismo. Lee Miller, exmodelo de Vogue y musa de Man Ray, fue una de las primeras mujeres fotógrafas de guerra. Moviéndose junto a los soldados estadounidenses por los distintos frentes europeos, Lee Miller estuvo dispuesta a todo para dar testimonio de los horrores de la Segunda Guerra mundial. La consagrada actriz Kate Winslet encarna con propiedad a la mujer asumiendo las huellas del tiempo que pasa, en su figura y en su rostro.
La película comienza con Lee Miller en Saint-Malo, en agosto de 1944, siguiendo a las tropas aliadas que avanzan frente a los alemanes desorientados. Los combates causan estragos, las pérdidas son cuantiosas. El miedo se lee en el rostro de Lee, quien viste ropa militar. Un flashback nos devuelve a pocos años antes, en el pueblo de Mougins bañado por la luz del Mediterráneo, donde Lee Miller, bella y sexy, comparte un picnic con un grupo de artistas, entre los que se encuentra Paul Eluard quien, en 1942 y en plena ocupación alemana, escribiría el magnífico poema «Liberté» : …En la salud recobrada/ En el peligro desaparecido/En la esperanza olvidada/Yo escribo tu nombre/Y por el poder de una palabra/ Empiezo de nuevo mi vida/ He nacido para conocerte/ Para nombrarte/ Libertad». La Alemania nazi estaba al acecho. «Una buena mañana –diría Lee Miller- Europa estaba en guerra».
Después conocemos a Lee Miller envejecida, bebiendo y fumando con el rostro marcado por la desilusión, recordando cuando la bella modelo partió para librar su propio combate en la guerra. Son casi dos horas de película en las que nos enteramos de la vida aventurera, caótica y feminista de Lee Miller.

Hay una fotografía que podría ser el resumen de su vida. Lee Miller está en la bañera de Hitler. Acaba de llegar de visitar los campos de la muerte, Bunchenwald y Dachau, donde ha fotografiado sin parar, a pesar de las náuseas, los cadáveres malolientes de ojos vidriosos. Después ha seguido camino hasta el 16 de la Prinzregentenplatz de Munich, el domicilio de Aldolf Hitler, quien acaba de suicidarse a seiscientos kilómetros de allí, en un bunker de Berlín, con su amante Eva Braun. Lee Miller quiere bañarse, lavar todo el horror que ha presenciado, quitarse «todo el lodo de Dachau» … El barro de sus botas está manchando la alfombrilla y es David E. Sherman, reportero de la revista Life y compañero de Lee durante la guerra, quien la retrata el 30 de abril de 1945 desnuda en la bañera, en cuyo borde ha colocado un retrato de Hitler con uniforme militar.
«Multitud de detalles en el baño evocan el horror del régimen nazi: la manguera de la ducha recuerda las de las cámaras de gas, la colocación de los muebles cuyos pies forman una cruz gamada…Pero esa fotografía capta también un momento de triunfo personal e histórico. El piso de Hitler está cargado de significados. De hecho, fue en ese lugar donde ideó la ‘solución final’ y vivió sus momentos más privados. Lee Miller invadió la esfera íntima de Hitler con una desenvoltura que desafiaba el recuerdo de su poder. Fue un acto de protesta fuerte, un gesto de desafío denunciando el régimen nazi» (Slate.fr).
La fotografía se publicó por primera vez en 1945, en la revista Vogue, acompañando el reportaje de Lee sobre el final de la guerra y despertando la atención de los lectores por su valiente contenido que simboliza la caída final de Hitler y la victoria de los Aliados. El tiempo ha convertido esa foto no solo en un documento histórico, es también una obra de arte.
Lee Miller retrató la barbarie de la época que le tocó vivir. Al regresar del frente se enteró de que el Vogue británico no había publicado las fotos que iba mandando: «La gente necesita ir a mejor», le resumió la redactora jefe de la revista.
La actriz Kate Winslet ha revalidado en «Lee Miller[1]» sus grandes dotes interpretativas consiguiendo meterse en la piel de su personaje, del que dice que «envejeciendo e interpretándola he llegado a entenderla. La gente adoraba a Lee, volvía locos a los hombres. Sin maquillaje y con el pelo revuelto era fiel a sí misma y totalmente irresistible. Es lo que he intentado representar encarnando a esta mujer desorganizada, difícil de seguir y a veces incluso catastrófica, que era ferozmente independiente y que se asumía tal y como era». Lo que –he leído en alguna crónica- se podía resumir en una de sus frases preferidas: «Yo estaba dotada para el sexo, el alcohol y las fotos».
El actor Alexander Skarsgard que interpreta al pintor, fotógrafo y poeta inglés Roland Penrose, quien fue el marido de Lee Miller, confiesa que «la pasión de Kate Winslet (también productora) por la película era contagiosa. Se notaba que conocía a cada personaje al dedillo, que sentía apego por todos ellos».
Lee Miller abandonó la fotografía de guerra agotada por la depresión y algunos secretos de familia que habían permanecido enterrados. Al final de su vida, con un vaso de whisky en una mano y un cigarrillo rubio en los labios, escuchamos sus confesiones entre malhumoradas y tristes.
Nacida en 1907 en el Estado de Nueva York, Elizabeth Miller fue conocida como maniquí, modelo y musa del pintor, fotógrafo y realizador estadounidense naturalizado francés Man Ray, antes de convertirse en fotógrafa, corresponsal de guerra y finalmente en reconocida cocinera. Su infancia se vio alterada por la agresión sexual que sufrió a los siete años; el agresor, además, le contagió una gonorrea. Nunca habló de ese dramático acontecimiento que impactó profundamente en su personalidad, lo mismo que en sus relaciones personales, familiares y profesionales.
Desde su infancia, Lee fue constantemente fotografiada. Primero por su padre, que la hacía posar desnuda. Después por los mejores fotógrafos de moda, tras ser descubierta en una calle de Nueva York por el dueño de Vogue, Conde Nast. A los veintidós años viajó a Paris, decidida a aprender fotografía junto a Man Ray, de quien fue alumna, musa y amante.
Cuando estalló la Segunda Guerra mundial, Lee vivía en Londres con el artista Roland Penrose y ofreció sus servicios a la edición británica de Vogue y dio sus primeros pasos como reportera gráfica fotografiando el Blitz (la campaña de bombardeos estratégicos alemanes sobre Londres, que duró desde el 7 de septiembre de 1940 hasta el 11 de mayo de 1941, causando 500 muertos y más de 1200 heridos).
Acreditada por el ejército de Estados Unidos, pasó al continente donde fotografió el bombardeo de Saint-Malo, siguiendo después el avance de las tropas hacia el este, hasta los campos de concentración de Buchenwald y Dachau, donde consiguió algunas de las imágenes más impactantes de los campos de la muerte, que acompañó con artículos escritos en primera persona.
Su vida fue una auténtica odisea que la llevó desde las páginas de las revistas de moda a los horrores de los campos de la muerte, pasando por las capitales europeas devastadas por la guerra. Lee Miller fue una auténtica pionera, un espíritu libre que se rebeló contra el orden social establecido, tanto en sus relaciones amorosas como en su carrera profesional.
«Al final de la guerra –contaba su hijo, Anthony Penrose, en el funeral de 1977- mi madre ordenó su vida en varias cajas y las subió al granero» de Farleys Farm House, una casa de campo situada en el sudeste de Inglaterra, donde Lee Miller vivió los últimos treinta años de su vida, cocinando para recibir a sus amigos, entre los que se encontraban Pablo Picasso, el pintor y escultor Jean Dubuffet, creador del Art Brut, o el pintor y grafista británico Richard Hamilton, quien se encuentra entre los iniciadores del Pop-Art. Anthony, también fotógrafo que hoy tiene 77 años, recuerda «una madre poco maternal, que fumaba y cocinaba mucho».
- «Lee Miller» puede verse en los cines de Madrid a partir del viernes 7 de marzo de 2025.