La industria ganadera intenta vender una imagen de sostenibilidad rural que está muy lejos de la realidad, como deja patente Greenpeace en el informe que ha hecho público recientemente.

Por ejemplo, en Extremadura, típica región ganadera y con graves problemas de despoblación, la proliferación de la ganadería intensiva de porcino no ha conllevado una fijación de la población en el medio rural. En el 51,2 por ciento de los municipios extremeños ha aumentado la cabaña ganadera porcina en el periodo 2015-2020 (173 de 338 municipios), y en el 90,8 por ciento de éstos (157 municipios) tuvo lugar una pérdida de población.

Aragón es la comunidad autónoma que mayor cabaña ganadera porcina acumula (8,8 millones de cerdos, 27 por ciento del total estatal), habiendo superado a Catalunya recientemente (que tiene 8 millones de cerdos, 25 por ciento del total estatal). Casualmente, Aragón es, además, la comunidad autónoma de menor densidad poblacional, 35,5 habitantes/km2. Para hacernos una idea, la media por km2 resulta de 28 personas frente a 184 cerdos.

Cabe también destacar que la Red de Control de Nitratos del MITERD realiza una discriminación hacia la, conocida como, “España vaciada”. A pesar de ser donde más crece la ganadería industrial, es donde menos puntos de control se establecen, dejando a su población más expuesta a la contaminación del agua u obligada al consumo de agua embotellada.

«Para esta población rural, clave ante la crisis ambiental, es urgente asegurar inversiones para fomentar sus capacidades y reducir su vulnerabilidad frente a impactos climáticos, protegiéndola de amenazas como la explosión de macrogranjas que quieren inundar nuestros pueblos, contaminando de forma irreversible un recurso vital como el agua, con falsas promesas de empleo y dinamización rural. Urge el establecimiento de una moratoria estatal y/o regionales a la ganadería industrial», afirma Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace.

Otras conclusiones del informe

  • La ganadería industrial de porcino, vacuno y avícola para consumo humano se ha disparado en los últimos seis años, mientras que la ganadería de caprino y ovino, tradicionalmente extensiva, continúa su tendencia regresiva.
  • La ganadería industrial incrementa el cambio climático, contamina el agua y amenaza los habitantes del medio rural, mientras que la ganadería extensiva contribuye a la lucha contra el cambio climático, protege la biodiversidad y es una oportunidad para el desarrollo socioeconómico del medio rural.
  • En 2020 el sector agropecuario fue de los pocos sectores que incrementó la generación de gases de efecto invernadero y se posiciona ya como el tercer sector más contaminante de Españasiendo responsable del 14% de las emisiones estatales.
  • La producción de carne y otros alimentos de origen animal en España fue la responsable de la emisión de 69,4 millones de toneladas de CO2 eq. en 2019 (teniendo en cuenta las emisiones directas y las indirectas) frente a los 24,9 millones de toneladas de CO2 eq. (solo emisiones directas) que se indica en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero para el mismo año. Teniendo en consideración las emisiones totales, el sector ganadero español emite más que el vecino Portugal en su conjunto.
  • La producción ganadera ecológica va en aumento, sin embargo,sigue representando un porcentaje muy bajo, tan sólo un 2,1 por ciento con respecto a la producción ganadera total, dado que el sistema de producción industrial está en rápida expansión.

El informe completo de Greenpeace se puede consultar aquí.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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