Paula Maddox
«A raíz del estado de alarma estamos paradas y muchas compañeras están viviendo una situación de necesidad crítica. Pero, cuando la economía se reactive, habrá mucho trabajo por hacer… Si quieren personal cualificado, nosotras queremos condiciones dignas», son las palabras de Ángela Muñoz, Kelly de Madrid.
Las Kellys es una asociación española de camareras de piso de hoteles. Su nombre proviene de un popular juego de palabras: La Kelly, la que limpia.
«Nos empezamos a juntar a través de las redes sociales en 2014. A las primeras camareras de piso se fueron uniendo otras compañeras de distintos lugares de España dando testimonio de su situación laboral y, al final, varias de nosotras empezamos a quedar para apoyarnos y así surgió todo», cuenta Ángela.
Organizadas por territorios, las reivindicaciones de esta asociación abarcan desde el derecho a una jubilación anticipada, el reconocimiento de trabajo penoso así como el aumento de las inspecciones de trabajo.
Tres euros por servicio
El problema principal, denuncia Ángela, surgió a raíz de la aprobación de la Reforma laboral de 2012. «Nos hicieron ERE a muchas trabajadoras y los hoteles empezaron a subcontratarnos a través de empresas externas».
Desde entonces, ya no trabajan por jornada, sino por producción; y dependiendo del número de habitaciones que limpien, ganan más o menos. «Estamos siendo discriminadas, subcontratadas… Algo tan simple como tener una taquilla, decidir la hora de la comida o el derecho a las vacaciones, pasa ahora por manos de una empresa externa».
Ángela siempre pone el mismo ejemplo: «El precio medio de una habitación de hotel en España es de cien euros. Cuando a ti te subcontrata una empresa, el hotel le paga a la empresa diez euros por tu servicio. Y luego esa empresa te paga a ti dos o tres euros. Así funciona ahora el mercado».
Así mismo, la externalización ha provocado que las plantillas sean totalmente inestables, «pues los salarios son tan indignos que en cuanto una kelly encuentra un trabajo algo mejor, se va».
Coger la baja, sinónimo de despido
«Por un lado, los hoteleros nos dicen que no tienen responsabilidad y, por otro, las empresas externas nos dicen que es culpa de que los hoteleros no pagan más. Se tiran la pelota unos a otros».
Y, mientras, el colectivo cada vez se ve más maltratado. «Es un trabajo feminizado. Siempre lo ha sido. Y muchas de las trabajadoras cargan detrás con problemas sociales: son familias monoparentales, no llegan a fin de mes, vienen de fuera y tienen problemas de inserción…»
Junto a esos problemas sociales están también las lesiones físicas. Daños en la espalda, lumbalgia, ciática… Al menos, confiesa Ángela, en estos últimos años el colectivo ha conseguido que se les reconozcan tres enfermedades laborales: el túnel carpiano, la bursitis y el codo de tenista.
«Sin embargo, con el nuevo convenio no podemos coger la baja laboral porque entonces la empresa nos dice que no somos productivas y nos echan».
Treinta minutos para cada habitación
Las Kellys también denuncian que las habitaciones no se higienizan como se tendrían que hacer. «Antes había unos sistemas de calidad que ya no, pues si en una jornada de ocho horas tenemos que limpiar veinte habitaciones, eso significa que tenemos menos de media hora por habitación. Y si tardamos más, son minutos que perdemos de ir a comer o tiempo que trabajamos gratis».
Por eso exigen que se vincule la calidad del trabajo con la de los hoteles, pues «tenemos hoteles de cinco estrellas en pleno centro de Madrid que no tienen la calidad de limpieza que deberían».
Preguntada por el futuro de la profesión una vez se reactive la economía, Ángela confiesa que todavía no saben qué va a pasar. «A una de mis compañeras le han enviado un e-mail diciéndole que cuando se reinserte a trabajar tendrá que hacer un curso formativo. Pero no le han dado más detalle. Solo esperamos que no tengan la intención de hacer que paguemos ese curso con el dinero de nuestros bolsillos porque eso es intolerable».
En relación a la posibilidad de los nuevos hoteles con certificado COVID-Free, es decir, desinfectados, Ángela denuncia que «si tenemos que intensificar el protocolo de limpieza en las habitaciones, no pueden pretender que sigamos limpiando el mismo número de habitaciones que antes, eso es imposible». Por eso, recuerda, «es tan importante que se realicen estudios ergonómicos, para calcular y limitar las cargas de trabajo según las características de cada hotel».
Todo mi apoyo a este colectivo que siendo siempre considerado el más bajo en los hoteles es el que, además de tener una enorme carga de trabajo,recibe las quejas y menos precios de los clientes (incluidos insultos). Se muy bien de lo que hablo porque yo fui una de ellas.