Si alguien llega al Pedegrú, en Madrid, preguntando por el director o el gerente del restaurante, o el jefe de cocina, la respuesta es inmediata: “En la cocina hay jefa y la directora soy yo”. Es Shiva Alizadeh la que contesta así. A su lado está Sara Peral, la “chefa”, responsable gastronómica del local. Sus principios no fueron fáciles, teniendo que demostrar cada día el motivo por el cual ambas mujeres llevan las riendas del negocio. En torno a una mesa, comparten con Aquí Madrid cuál ha sido su experiencia hasta llegar a alcanzar los puestos que ahora ocupan, las jefas del Pedegrú, en un mundo habitualmente reservado al género masculino. Se sienten respaldadas por un numeroso equipo, compuesto, en su inmensa mayoría, por hombres.
Sara, ¿que supone ser la responsable de la cocina en un mundo de hombres?
Para mi es una oportunidad, y también una responsabilidad que Shiva Alizadeh ha depositado en mi. Me siento acogida y estoy muy contenta. Cuando me propusieron este proyecto fue la oportunidad de demostrar todo lo que yo sentía que era capaz de hacer, que en otros sitios podría haberlo hecho, pero que no me dejaron llevarlo a cabo.
¿Te has sentido rechazada en algún momento por ser mujer?
Desde que empecé, tras terminar mi formación, trabajaba como responsable de cocina, pero tenía otra visión más allá de lo que nos enseñaron. En cada trabajo quería aprender, no solo de cocina, sino de otros puestos. Es verdad que aunque realizaba tareas de máxima responsable, en ningún momento te dan el cargo como tal. Y también es verdad que en muchos sitios te dejan participar en la cocina de forma residual por el hecho de ser mujer. Te mandan a pastelería o al cuarto frío, no vaya a ser que te cortes o te quemes.
En los sitios en los que he estado, aun sabiendo mis jefes que podían dejarme al mando cuando lo necesitaban, siempre me apartaban a un lado. Por eso yo siempre he buscado esas cocinas donde me dejasen demostrar lo que realmente valía, porque lo mío, como sabe Shiva, son los fogones.
¿Como responden los clientes cuando conocen que tanto la directora como la jefa de cocina son mujeres?
Shiva. Vemos que cada vez está más normalizado. A la gente le gusta ver a dos mujeres al frente de un negocio, pero no como un elemento decorativo. Además, la persona que recibe a los clientes y la jefa de sala, también son mujeres.
Los clientes creen que el negocio es nuestro, pero nosotras solo lo dirigimos. Al entrar ven muchos hombres, porque nuestra plantilla está compuesta, en su inmensa mayoría, hombres, pero no saben que los puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres.
¿No os pasa que cuando alguien pregunta siempre lo hace por “el jefe”?
Shiva. Siempre.
Sara. A mi me ocurre que cuando alguien entra por la cocina y aunque te vean al frente del comandero, miran y buscan otra referencia. A lo mejor no se creen que yo esté al frente de esta cocina, y tengo que preguntar que a quién buscan.
Shiva. Preguntan quién es el director del restaurante, quién es el jefe de cocina. Mi respuesta es inmediata; hay jefa en la cocina y yo soy la directora, somos las jefas del Pedegrú. Tenemos un plato que se llama “empanada a la chefa” y cuando explico a los clientes lo que es, recalco que se llama así por la jefa de cocina, es su creación y no se puede encontrar en otro lugar.
¿Que diferencia hay en que la dirección del restaurante la lleve un hombre o una mujer. Qué has aportado tú, Shiva?
Shiva. Yo estoy entre mis compañeros y los dueños del negocio, que nunca se han cuestionado si la dirección tenía que llevarla una mujer o un hombre.
Lo que aportamos en puestos de dirección a cualquier empresario es, seguridad, confianza y que nos involucramos mucho. Como siempre hemos tenido que demostrar lo que valemos, buscar nuestro sitio y estar ahí, estos puestos requieren competencia y una implicación mayor, para que seas reconocida lo antes posible.
Yo aporto intuición femenina y perfección. Soy extremadamente exigente a la hora de hacer la carta nueva y darle el visto bueno final, contratar gente, la atención al cliente, la decoración, el que esté todo perfecto, elegancia, buen gusto, sentido del humor, en definitiva demuestro que pueden confiar en mi. No he tenido que pisar a nadie, me he ganado mi puesto.
Lo que aportamos en puestos de dirección a cualquier empresario es, seguridad, confianza y que nos involucramos mucho
Sara. En la cocina quizá cuesta más ganarte el respeto porque tienes que estar demostrando continuamente por qué has llegado a ese lugar. Yo estoy aquí porque ya he hecho mi recorrido. Alguien ha visto el valor que yo tengo y me está dejando demostrarlo. Somos personas muy capaces de hacer nuestro trabajo.
Con los chicos de la cocina, una vez que trabajas a diario y les demuestras por qué estás ahí, no hay ningún problema.
¿Y la complicidad entre vosotras?
Shiva. Estupenda. Siempre digo que por muy buena profesional que seas, ningún directivo es capaz de conseguir nada solo, necesitas un buen equipo. Y en este caso en concreto, Sara Peral es joven y excepcional. Desde el primer día que la conocí transmitía poderío y lo ha demostrado. Tenemos muy buena relación.
Sara. Para mí Shiva es un referente. Ella y todo su recorrido es un ejemplo a seguir. Por cada cosa que me enseñe yo voy a querer aprender otra más. Quiero llegar a dirigir un restaurante, no solo la cocina.
Shiva. Sara es increíble. Desde el primer momento confié en ella plenamente. La vi muchísima seguridad en si misma. Con su mirada y su forma de hablar ya estaba diciendo; aquí estoy yo y tengo mucho que decir, y yo quería ver lo que tenía que decir. No me arrepiento nada. Espero estar con ella muchos años, pero si alguna vez tiene otro proyecto, siempre será mejor que aquí. Sara nunca irá para atrás. Es una mujer de armas tomar, dirige la cocina como nadie. Son todo hombres y es una jefa de cocina atípica, porque ella no es de las que dice aquí está mi plato y el que quiera bien y el que no que no venga. Le gusta escuchar sugerencias, mejorar, le encantan las críticas, porque las considera un aliciente más para conseguir el plato perfecto y que nadie pueda reprocharle nada.
¿Y con los chicos, Sara, has tenido algún problema?.
Al principio nos costó un poco afianzar posturas. El equipo era nuevo y tuvimos que volver a demostrar que nosotras estábamos aquí por nuestra valía. Fue complicado. Esta profesión es muy dura.
Está muy extendido aquello de cómo mi madre no cocina nadie, pero luego al ver a una mujer en la cocina, a muchos les entran las dudas o recelos.
Shiva. Te voy a contar una anécdota. Los platos son recetas de Sara. Tuvimos una mesa que preguntó que qué tal estaban las verdinas con chipirones y almejas que teníamos en la carta, y le contesté que para mí las mejores, a lo que me respondió: las mejores son las de mi madre. Le sugerí que las pidiera para probarlas y no se las cobraba, para que nos dijese si nos acercábamos a la calidad de las que hacía su madre. Cuando terminó de comerlas solo me dijo: Voy a tener que hablar con mi madre.
Sara. Yo añadiría que para mi el mejor halago es que alguien me diga que mis platos saben como si los hiciese su abuela.
¿Qué mensaje enviaríais a las mujeres para que sigan vuestro ejemplo?
Shiva. Pienso que cuando una mujer vale, tiene un aprendizaje y una formación, no tiene que competir con nadie, solo creer en sí misma. Parece ley de vida que en cuanto alguna destaca y es lista, intentan anularte, y no es así. Si tu crees en ti misma tira para adelante, cree en tu filosofía de vida y no hagas caso a nadie.
Sara. Nosotros hemos llegado a nuestros puestos por lo que dice Shiva. Para mi es fuerza. Yo no quiero ser más que nadie, pero nunca debes creerte inferior y hay que luchar por las metas que quieres conseguir. No por el hecho de sentirte diferente eres peor. Tienes que competir contigo misma y decirte cada día que quieres llegar más lejos.
¿Por qué creéis que cuesta tanto que determinados hombres respeten a las mujeres, sobre todo si las consideran competencia y un peligro?
Sara. Cuando tú te creas tu papel puedes comerte el mundo, sin importar lo demás.
Shiva. Yo llevo en esta profesión 29 años. Soy extranjera y los principios me costaron mucho. Tenía 25 años cuando dirigí mi primer restaurante en el que tenía camareros con 40 años. La frase más repetida era que con quién me habría acostado para ser la directora. Me dolía un montón, porque la gente no sabía nada de mi. Desconocían el sacrificio que había tenido que hacer, si había tenido dinero o no para vivir, mi formación, y me preguntaba que por qué siempre lo mismo con las mujeres. Fue muy duro.
Afortunadamente, desde hace muchos años no siento el machismo en mi trabajo. Siempre me he hecho valer, me han respetado, he ganado más dinero que un hombre en mi puesto en la misma empresa. Cuando esto sucede es porque tú confías en ti misma y esa confianza se transmite. Si yo soy directora de este restaurante es por algo, y los chicos lo ven y me siento respetada por todos. Es verdad que al principio varias personas nos intentaron anular, pero esas personas no están y nosotras seguimos. La evolución del Pedegrú depende de nosotras.
Sara. Por desgracia las mujeres siempre estamos como con necesidad de más competencia, pero vemos que eso está empezando a cambiar. Nosotras hemos marcado ese cambio. Aquí las mujeres somos amigas, pero sobre todo compañeras, y no tenemos que competir entre nosotras.
Yo estudié cocina en una escuela solo de mujeres y eso casi fue más difícil que trabajar con hombres, porque éramos muy competitivas.
Shiva. La actitud que tienes como jefa es lo que transmites al resto del equipo. Es lo que hacemos aquí, con el trabajo que desarrollamos las dos juntas de cara a nuestros compañeros, que siguen nuestras directrices y las aceptan.