Las «Fronteras en el aire» de Ángel Rojas

Todo es un acierto en este trabajo de Ángel Rojas Dance Project. Desde la valentía del proyecto, que se atreve nada menos que con el sangrante tema de las migraciones africanas a través del Mediterráneo, en busca de algún remedio, aunque sea precario a su desesperación y que con demasiada frecuencia lo que encuentran antes de llegar a puerto es una tumba anónima bajo las aguas del antiguamente llamado Mare Nostrum, mar nuestro, pero hoy en día, solo nuestro desde nuestra orilla.

Leía ayer, en otra parte, que «la diversidad no divide, sino que enriquece». Un verdadero axioma, que debería llevarnos a conocer mejor África y sus pueblos, respetar su diversidad, en lugar de comportarnos como depredadores despiadados.

Esto es de lo que trata Fronteras en el aire, que igual podría llamarse Fronteras en el agua.

Por lo demás estas Fronteras, último trabajo de la compañía de Ángel Rojas, en cuanto a su aspecto artístico, logístico, técnico, con mención aparte del milagro de su diseño de iluminación, roza casi la perfección imposible.

Pueden verse muchos ballets o espectáculos de danza flamenca, española o mezcla de las dos, buenos o muy buenos, porque hoy en día todo el mundo del arte de Terpsícore se esfuerza en conseguir excelentes creaciones.

Pues este trabajo del Dance Project supera cualquier clasificación. Rebosa originalidad en su concepto, en su puesta en escena, en la calidad del logro artístico del elenco, bajo la sabia dirección llena de la experiencia de su creador.

Ángel Rojas no se ha inventado nada. Ha partido de un trabajo de investigación con los migrantes en el que ha invertido dos años. He ahí el resultado de la suprema belleza, porque también hay belleza en el relato del sufrimiento humano, expresado por cuadros de danza en los que éste, pero también la esperanza, a veces con respuesta, a veces frustrada, está presente.

El resultado, un trabajo para conmover, para despertar conciencias, sin pedir nada, sin juzgar. Solo los hechos, ahí, en la escena, impregnados de arte y belleza. Como una mirada profunda a nuestro interior, a esta sociedad, al rechazo de lo diferente. Desde la danza quizá llegar a otras conciencias que nos den luz para no morir de indiferencia ante esta gran tragedia.

La cantante

En primerísimo lugar quiero hablar de Alana Sinkëy, cantante de jazz originaria de Guinea Bissau, española de pleno derecho. Su voz potente, grave, profunda, es la voz que narra lo que tenemos ante nuestros ojos. No se entendería esta obra sin la voz y mensaje de Alana, verdadero hilo conductor de la trama, auténtica potenciadora de lo que ya describe la danza.

Conozco a Alana desde hace años, desde que la ví en un espectáculo propio en el Flamenco on Fire de Pamplona. Alana deja huella. Podría cantar lo que quisiera, incluso la veo en el papel de la Aida de Verdi. No me resisto a poner aquí una frase suya: «La gran fuerza que mueve el arte es el amor». Sí, ese es su papel en Fronteras en el aire. El del amor imprescindible.

Los músicos

La música, una música que une y enriquece a los pueblos de las dos orillas, es obra de los compositores José Romero, autor de la música electrónica y de los artistas flamencos, el joven y ya reconocido guitarrista Joni Jiménez y el mundialmente famoso maestro de la percusión José Ruiz Bandolero. Ellos, en conjunción con Alana Sinkëy son el alma de la obra, comparten experiencias de las dos culturas con un lenguaje que ellos hacen único.

Los bailarines

Un elenco especial para esta obra, fruto de un largo trabajo de selección, muy al estilo de Ángel Rojas. Lo cierto es que lo bordan, en un trabajo muy coral, auténtica amalgama de la experiencia migrante africana.

Ellas y ellos son Lorena Oliva, Marta Nogal, Marina González, Arancha Hoyos, Ángela Carbajo, Marta Bonilla, Susana Algora, Pilar Díaz, Marina Walpercín, Jorge Morera, Borja Martínez y David Palacios.

Helena Martín es la artista invitada, emocionante solista.

Los técnicos

Son grandes protagonistas, por supuesto la dirección artística y la coreografía de Ángel Rojas, asistido por Lorena Oliva, un state of the arts del que ya hablamos al principio de la crónica. Rojas es el responsable del resultado final de esta obra que supera cualquier clasificación.

El diseño de iluminación, hay que calificarlo casi de milagroso. He de decir que siempre me fijo mucho en la iluminación, que hace que una obra sea buena o mediocre. El diseño de Carlos Molins, un nombre a tener en cuenta, y de Ángel Rojas es diferente, responsable de uno de los lenguajes esenciales de Fronteras en el aire. Es uno de los protagonistas siempre presentes en la obra.

Otros protagonistas técnicos y volvemos al director por el diseño de vestuario, podríamos decir espectacular justo por no ser espectacular, vestuario de pobres migrantes poniendo su vida en riesgo. Rojas ha contado para la teatralización del vestuario con Conchy Sánchez y con José Llorent.

Por su fuerte contenido y compromiso social Fronteras en el aire debería convertirse en documental necesario en institutos y universidades. Como decía al principio, la diversidad no divide, une y enriquece. Un axioma que haría muy difíciles las guerras.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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