Las cocinas fantasma de la calle Alejandro Ferrant 8, en Arganzuela, han iniciado la actividad pocos días después de haber dado comienzo el curso escolar, con autorización del Ayuntamiento de Madrid a pesar de estar en curso un procedimiento judicial, y ya ponen en peligro la seguridad y la salud de novecientos menores del colegio Miguel de Unamuno y miles de familias del vecindario.
El propio Ayuntamiento de Madrid, presionado por las quejas vecinales, reconoció que este tipo de actividad era perjudicial para el vecindario y familias y anunció en agosto una nueva regulación que establecerá límites como su ubicación en naves de hasta 350 metros cuadrados, pero la no retroactividad de la norma hace que estas cocinas vayan a poder operar en una nave con superficie de casi sesicientos metros cuadrados y un colegio pared con pared.
La actualización de la normativa anunciada en agosto no ofrece ninguna solución a las cocinas fantasma, ahora cocinas agrupadas, que ya cuentan con licencia, por lo que las familias y vecinos están preparando, junto a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAVM) y otras plataformas de personas afectadas en la ciudad de Madrid, un documento con alegaciones concretas para que, entre otras cosas, este tipo de industria no pueda instalarse bajo ningún concepto al lado de un colegio.
Desde abril de 2021, cerca de mil familias del colegio público Miguel de Unamuno y comunidades de vecinos de Arganzuela rechazan frontalmente la apertura de un negocio industrial de cocinas fantasmas en medio de un barrio residencial y colindante con el centro educativo.
La posición de la plataforma es clara, la producción de comida a destajo para su reparto a domicilio en estas instalaciones pondrá en riesgo la salud del alumnado y el vecindario por el aumento de tráfico, ruido y contaminación, en una zona que debería ser segura para los niños y residentes y no convertir el centro de la ciudad en un polígono industrial.
Ante la pasividad del alcalde José Luis Martínez-Almeida, quien ha manifestado que no puede hacer nada para ayudar a las familias y vecindario afectado, estos se vieron abocados a buscar ayuda en los tribunales, y el pasado 28 de mayo de 2021 la Asociación de Familias del Alumnado (AFA) del Colegio Miguel de Unamuno interpuso un recurso contencioso-administrativo en los juzgados que ha dado inicio a un proceso judicial contra el Ayuntamiento de Madrid.
Las familias confían en el proceso judicial pero hasta que se resuelva, y puesto que las cocinas ya han empezado su actividad, tienen esperanza en que las marcas de restauración que estén valorando instalarse en Alejandro Ferrant 8, conociendo la situación, empaticen con su creciente preocupación, se hagan cargo de la situación a la que se enfrenta la comunidad educativa del CEIP Miguel de Unamuno y consideren ubicar sus negocios en otro emplazamiento que no perjudique el entorno escolar y del vecindario, como ya hiciera otro conocido chef al marcharse de las cocinas de José Calvo 10 hace unos meses, tras una petición popular en redes sociales.
La empresa que gestiona las cocinas de Alejandro Ferrant 8 es Cokukin, y en su sitio web presumen de disponer de cocinas propias, diseñadas para el negocio de la restauración a domicilio y el take away, con puntos de entrega y take away optimizados para mejorar la experiencia del consumidor final, y con equipamientos de cocción de última generación, de alta productividad, con gran capacidad de congelado y refrigerado, almacenamiento y logística.
Inicialmente se había informado de cuatro empresas que contratarían sus servicios de cocina: OleMole, Skalop, Puccias y Vicenta Empanadas, esta última gestionada por el chef Fernando Trocca, quien en sus redes sociales presume de «un método de cocción que me gusta especialmente y tiene mucho que ver con las primeras cosas que aprendí en la cocina: la olla a presión. Mi abuela Serafina la usaba y es una alternativa muy buena para preparar cocciones largas»
El chef del que habláis que presumía de irse de José Calvo 10 es un mentiroso. Mientras hacía esas declaraciones estaba haciendo obras en su siguiente cocina fantasma, también en Tetuán. Dani García ha montado otra cocina fantasma que opera desde la calle Morando 6 con su empresa La Gran Familia Mediterránea. Los extractores no cumplen con las normas y los vecinos sufrimos la fritanga y los ruidos, mientras este señor opera simplemente con una licencia de “Taller para maquetas en tres dimensiones”.
Podéis ver más información en nuestro Twitter: @VVentilla