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Las arrocerías en nuestra vida diaria

Terraza de la arrocería Formentera en Tres Cantos

España es uno de los países cuyas recetas de arroz han alcanzado mayor prestigio internacional, la palabra paella, pronunciada con la entonación de distintos idiomas, se ha convertido en una seña de identidad de la gastronomía mediterránea.

Pero la aceptación no es solo del turismo, la propia población española adopta el arroz como plato especial para las comidas familiares y ya es tradicional una cierta competencia por quien obtiene el mejor punto de cocción, porque una de las primeras opciones para una comida familiar es seleccionar una arrocería cercana al domicilio.

Y hay que anotar que el arroz también se ha abierto camino en el mundo laboral y ya es más habitual encontrarla en entornos laborales, como menú del día en polígonos industriales o en distritos urbanos dedicados a oficinas, también como posibilidad de conseguir comida a domicilio en municipios que combinan ambas posibilidades, como sucede en los madrileños de Alcobendas y Tres Cantos.

Y no es ninguna casualidad esta preferencia, ya que en España se producen grandes cantidades de este producto, más de setecientas mil toneladas de arroz al año, y el consumo medio por persona se sitúa en torno a los siete kilos al año.

Diferentes culturas prefieren variedades de arroz diferentes a la española, y en muchos países tienen recetas con base en arroz que los identifican, como el sushi, el arroz frito, el curry, el risotto, el pancit y los frijoles con arroz. También hay muchos dulces y caramelos que se preparan con base en arroz.

En España le debemos el arroz a los musulmanes, que aprovechaba el cereal para darle utilidad a aguas pantanosas y estancadas, y lo introdujeron en el país en el año 711 a través de la actual Comunidad Valenciana, aunque actualmente la mayoría de la producción se consigue en Andalucía, seguida de Extremadura y el Delta del río Ebro.

Las arrocerías se inscriben entre los restaurantes gastronómicos o gourmet, en cuya elaboración se han aplicado técnicas refinadas o vanguardistas, y esas aportaciones son las que configuran una amplia carta de posibilidades, en la que las diferencias por el origen del arroz o las peculiaridades culinarias de las diferentes zonas geográficas de España se manifiestan en la multiplicidad de especialidades que pueden ofrecernos en cualquier rincón del país, también en los múltiples platos diferentes de arroz que pueden aparecer en la carta de un restaurante.

Un inciso sobre la gastronomía profesional: Pascual Laza Muñoz y José Miguel Lambíes escribieron en «Ofertas gastronómicas», en Editorial Síntesis, que el mesonero Boulanger colocó el siguiente lema en la puerta de la que se considera la primera casa de comidas de Francia y también del mundo: «Venite ad me vos qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos». Su significado es: «Venid a mí todos los de estómago cansado y yo os lo restauraré».

De la palabra restaurar se derivó la palabra restaurante, que se utiliza en diferentes idiomas de todo el mundo.

Como indicábamos en el inicio del artículo, la paella es una de las estrellas nacionales e internacionales de la gastronomía española, y se la promueve como tal desde las instituciones, para preservar esta tradición culinaria, porque si hay un alimento clave en la dieta mediterránea, ése es sin duda el arroz, ya que, según los nutricionistas, se trata de un cereal versátil, económico, que ayuda a mantener pautas de alimentación saludables.

Entre los beneficios de comer arroz se le cita como fuente de energía porque está compuesto por almidones, rico en nutrientes, alto contenido en fibra y en hierro, bajo en grasa y aporta altos niveles de agua. Además, algunas variantes, como el arroz de levadura roja, se recomiendan para reducir el colesterol,

Un buen arroz no es solo objeto de deseo de las personas, o un reto para un buen chef, ya que otras industrias o producciones artesanales relacionadas con la gastronomía, como es el vino, se preocupan de conseguir productos que ofrezcan un buen maridaje con los arroces, para que puedan competir con los guisos de pescado, las pastas o las carnes blancas.

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