El tercer incidente bélico en territorio de Mauritania ocurrido el sábado 9 de enero ha vuelto a poner sobre el escenario lo que acontece en la actual y silenciada guerra del Sahara, iniciada el 13 de noviembre de 2020, desde la ocupación ilegal de Marruecos del tramo de carretera entre Guerguerat y Mauritania, lo que los marroquíes llaman ‘zona tampón’ .

Marruecos violó entonces el acuerdo de alto el fuego establecido en 1991 invadiendo una zona y construyendo unos puestos militares y rompía así lo firmado. La reacción de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD) fue iniciar también las hostilidades bélicas a lo largo de todo el muro.

Hay que recordar que muy pocos datos se saben de esta guerra de desgaste, por el momento, tan solo los partes de guerra diarios del ejército saharaui y la confirmación que hizo Naciones Unidas en dos ocasiones del intercambio de disparos y fuego alrededor del muro.

Por parte de Marruecos, en foros y publicaciones militares se habla de «ataques hostiles» y «provocaciones» al muro que divide el territorio saharaui sin aportar mucho más datos.

También informó de la presencia de altos cargos militares en la zona del muro cercana a Mahbes, pero justificándolo en una revisión de las tropas allí desplegadas.

Lo cierto es que de una forma u otra, hay un enfrentamiento, llámese ataques, intercambio de proyectiles o disparos….a lo largo del muro marroquí en el Sahara, una auténtica guerra de desgaste, aunque muchos medios prefieran hacer oídos sordos.

Evidentemente no hay, debido a la pandemia, presencia de periodistas internacionales que certifiquen lo que está ocurriendo realmente en una zona que, recordemos es desértica y que, además, abarca nada menos que 2700 kilómetros, donde hay ocho puestos defensivos marroquíes. Los datos pues son escasos.

Pero hay hechos que son incontestables de la existencia del conflicto armado y provienen del país que es vecino y espectador privilegiado en toda esta larga disputa territorial de la que fue hasta 1979 también protagonista.

Se trata de Mauritania, que acaba de aprobar que su frontera cercana al Sahara sea declarada militarizada, impidiendo la libre circulación de vehículos y personas salvo con un permiso especial, aumentando además su presencia militar.

Medida similar a lo que ya ocurre en la frontera con Argelia, en el Sahel, donde hace años está declarada como «zona militar» por lo que se prohíbe la presencia de civiles sin autorización.

Esta declaración se produjo después del segundo ataque marroquí sobre territorio mauritano desde que estalló la guerra silenciada del Sahara Occidental.

Pero este sábado 9 de enero tuvo lugar el tercer y último ataque, cuatro proyectiles lanzados por el ejército marroquí alcanzaron territorio mauritano, cerca de la localidad de Bir Mogrein, que cuenta con unos 2600 habitantes, situada a unos cuarenta kilómetros del muro militar marroquí. En principio, no hay víctimas.

Hace escasos días, el pasado 4 de enero, también dos proyectiles de artillería lanzados por el Ejército marroquí cayeron en una zona civil cerca de la misma localidad, según informaron medios digitales mauritanos.

Dos cohetes alcanzaron entonces esta zona donde decenas de mauritanos explotan una mina de oro cercana a la citada Bir Mogrein. Las autoridades advirtieron entonces a la población que no se acerque a la frontera y que por la noche no enciendan luces.

Anteriormente, el ejército de Mauritania confirmó el miércoles 23 de diciembre de 2020 un intercambio de disparos «por error» con las fuerzas de seguridad de Marruecos en la frontera, destacando que el incidente se había saldado «sin víctimas».

El suceso, tuvo lugar cerca de Inal, -pequeña localidad de 3600 habitantes, situada junto a la línea férrea entre la capital, Nuadibú y Zouerat- y estuvo implicada una patrulla que «perseguía a un grupo de traficantes» y fue objeto de disparos por parte marroquí a lo que respondió la fuerza mauritana que se acercó a una zona defensiva del muro por lo que la consideraron «una fuerza hostil».

Estos hechos, publicados también en Marruecos, aunque justificando los dos últimos, en lucha contra contrabandistas, en un caso y buscadores de oro, en otro, no queriendo enlazarlo con los «ataques hostiles» contra el muro por parte del Frente Polisario muestran a las claras la tensión militar que se vive en esta zona. Tres incidentes en quince días no son ni mucho menos, casuales, y muestran que hay un conflicto bélico.

En cuanto a la diplomacia, Marruecos sigue disfrutando del reconocimiento de la declaración de su soberanía reconocida por el todavía presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y ya incluso lo ha querido extender cuando un organismo de la OTAN publicó un mapa con el Sahara incluido.

La prensa marroquí destacó rápidamente este hecho, pero como sucedió en el caso del supuesto reconocimiento de El Aaiún por la Unesco, olvidó mencionar la corrección posterior de la Alianza Atlántica. Y es que las rectificaciones que no son del agrado se ocultan, como otros hechos incontestables, los mapas falsos que recogen todo el territorio saharaui bajo control marroquí o su presencia inexistente en la ciudad de La Guera.

Por último, en el caso de los consulados fantasmas en territorio saharaui habría que leer la propia prensa marroquí, la escasa que es crítica e investiga el tema, donde refleja todo el entramado de intereses y sobornos tejido por la diplomacia del Majzén para que países africanos abrieran sus supuestas oficinas diplomáticas sin apenas actividad tras cortar la cinta inaugural.

Países pobres y pequeños como Guinea-Bissau, Yibuti, Santo Tomé y Príncipe o las Islas Comoras cuentan con consulado en el Sahara, a pesar que apenas tienen nacionales allí y no cuentan con representación diplomática en naciones más destacados, pero eso sí, reciben inversiones y prebendas de todo tipo procedentes del reino jerifiano.

El informe, insisto, no proviene de la «hostil y provocadora» prensa española como suelen denominar los medios de todo tipo controlados por el Majzén y sus acólitos, a todos los que no reconocen su soberanía del Sahara, sino proviene del un diario digital marroquí.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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