Para los amantes de la naturaleza, del arte y de la historia, se ha inaugurado en Sahagún (León) una nueva opción, La Ruta de las Lanzas, que aúna todas estas disciplinas en un paseo perfectamente asequible, de apenas 8,7 kms de recorrido a lo largo del Río Cea, sin grandes dificultades de subida y bajada y perfectamente señalizado, que además, cuenta con el respaldo de una leyenda piadosa y guerrera que se cita en el Códex Calixtinus (siglo doce: c. 1140-1181).
Este códice refiere las peripecias que el peregrino podía vivir en las jornadas del Camino de Santiago, ruta que en el llamado Camino francés, tiene su parte central en Sahagún, donde está enterrado Alfonso VI, el rey medieval que, con visión europeísta, fue el primer protector del Camino.
El autor acompaña además, cada jornada, con consejos sobre la gastronomía de los diferentes lugares (en Sahagún era célebre la sopa de puerros), la acogida que los lugareños (casi siempre monjes) dispensaban al peregrino, las dificultades y ventajas que cada plaza, monasterio o burgo brindaba (había auténticos profesionales del camino), todo ello aderezado con leyendas locales y sucesos piadosos.
Una de estas leyendas narra la Batalla de las Lanzas Floridas, ocurrida a orillas del Cea, que es por donde discurre esta recién inaugurada Ruta de las Lanzas. Aquí se libró contra los moros una batalla en la que los cristianos, dirigidos por el emperador Carlomagno, vencieron naturalmente, pero no sin bajas, ya que aquí perdió la vida el mismísimo padre de Roland, el protagonista de la famosa Chanson.
Como buen francés, el autor del Codex, Aymeric Picaud, puso a Carlomagno al frente de los cristianos en lugar de poner a Alfonso VI, muerto en 1109 en Toledo y posteriormente trasladado a Sahagún para su entierro. Todo encaja en los hechos históricos.
La ruta de las Lanzas
El recorrido de la Ruta de las Lanzas va desde el puente romano de Sahagún (Puente Canto) al Azud de Galleguillos, un embalse sito en la localidad de Galleguillos de Campos, donde embalsa sus aguas el Río Cea, alimentado por el pantano de Riaño, antes de encontrarse con el Carrión.
A lo largo de este recorrido, el caminante puede, a pie o a caballo mejor que en bici, atravesar bosques de fresnos, sauces y álamos adentrándose en una atmósfera de ensueño para visitar el monasterio de San Pedro de las Dueñas (a cinco kilómetros de Sahagún), relajarse en el Azud de Galleguillos (otros tres kilómetros aproximadamente) para, sin prisas, almorzar y contemplar las múltiples especies de aves acuáticas y ribereñas que allí anidan, y, si aún quiere seguir un poco más allá, vislumbrar los vestigios del yacimiento romano de Galleguillos, aún por excavar pero que, según los hallazgos de restos aflorados por casualidad en tierras de labor (una villa o mansión y varios niveles de enterramientos), ocuparía una extensión de veinte mil metros cuadrados.
Por supuesto, quien quiera puede pasar la noche en Galleguillos, donde hay alojamiento rural con buena gastronomía, o volver a Sahagún, villa en donde hay de todo.
Así es esta tierra, un mosaico de civilizaciones superpuestas y apenas exploradas ocultas por siglos de olvido.
El milagro que narra el Codex Calixtinus cuenta que los cristianos, exhaustos y desmoralizados, habían hincado sus lanzas en tierra antes de caer dormidos en un sueño pesaroso e incierto. Al amanecer, se encontraron conque sus lanzas habían florecido, lo que les hizo sacar fuerzas para, arrancándolas de cuajo, ir con ellas al combate y ganarlo.
Todos los bosques que hoy rodean al Cea en esta ruta son herederos de aquellas lanzas.