La Comunidad de Madrid cierra 2025 con una realidad social marcada por la persistencia de la pobreza y la desigualdad, en abierta contradicción con los buenos datos macroeconómicos que exhibe la región.
Los últimos informes de organizaciones sociales, sindicatos y redes europeas de lucha contra la pobreza coinciden en un diagnóstico preocupante: el crecimiento económico no se traduce en bienestar compartido y más de una quinta parte de la población madrileña continúa en riesgo de pobreza o exclusión social.
Madrid rica, Madrid desigual
Madrid lidera el PIB per cápita del Estado y se presenta como el principal motor económico del país. Sin embargo, esa prosperidad no alcanza a amplias capas de la población. Según los datos recopilados por CCOO Madrid, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) y el informe FOESSA 2025, alrededor de 1.465.000 personas viven en situación AROPE, es decir, en riesgo de pobreza o exclusión social.
La tasa AROPE se sitúa en el 20,9 por ciento, tras aumentar más de un punto respecto al año anterior, una evolución contraria a la media estatal. Este incremento confirma que la pobreza en Madrid no es un fenómeno coyuntural, sino estructural, ligado a un modelo económico y social que profundiza la desigualdad.
Como ya analizó Aquí Madrid en anteriores coberturas sobre desigualdad territorial y exclusión social, la región combina rentas altas con bajos niveles de cohesión social, un rasgo que se consolida al cierre de 2025.
Qué significa ser pobre en Madrid en 2025
El umbral de pobreza marca el límite a partir del cual una persona o un hogar se considera pobre desde el punto de vista de los ingresos. En 2025, vivir solo con menos de 965 euros mensuales sitúa a una persona bajo el umbral de pobreza. En el caso de un hogar con dos adultos y dos menores, el límite se sitúa en algo más de 2000 euros al mes.
La situación es aún más grave en los casos de pobreza severa, que afecta a quienes sobreviven con menos del 40 por ciento de la mediana de ingresos. En Madrid, miles de personas viven con ingresos inferiores a 650 euros mensuales, una cantidad claramente insuficiente para afrontar los costes reales de vivienda, alimentación y suministros básicos en la región.
Ayudas públicas por debajo de la pobreza severa
Uno de los datos más alarmantes que subrayan los informes de 2025 es que las principales ayudas públicas no permiten salir de la pobreza. El Ingreso Mínimo Vital y la Renta Mínima de Inserción de la Comunidad de Madrid se sitúan por debajo incluso del umbral de pobreza severa.
Desde CCOO Madrid advierten de que «el propio sistema institucionaliza la precariedad al garantizar ingresos que no alcanzan para vivir con dignidad». Esta situación conecta con el debate abierto sobre el desmantelamiento progresivo de la RMI y el insuficiente alcance del IMV, ya abordado en Aquí Madrid en informaciones previas sobre políticas sociales autonómicas.
La pobreza tiene rostro de mujer
La pobreza en Madrid continúa teniendo un marcado sesgo de género. Más del 55 por ciento de las personas en riesgo de pobreza son mujeres, una sobrerrepresentación que no se explica solo por razones demográficas.
Las mujeres concentran empleos más precarios, salarios más bajos y una mayor carga de cuidados no remunerados. Según los informes de 2025, ser mujer en Madrid implica una mayor probabilidad de vivir en situación de pobreza, una realidad que organizaciones como Amnistía Internacional vienen denunciando de forma reiterada en sus análisis sobre desigualdad estructural.
Desde Amnistía recuerdan que «la pobreza es también una cuestión de derechos humanos» y subrayan la obligación de los poderes públicos de adoptar políticas con perspectiva de género.
Infancia: el fracaso más grave
Si hay un ámbito donde la pobreza muestra su dimensión más injusta es el de la infancia. En 2025, más de 320.000 niños y niñas en la Comunidad de Madrid viven en riesgo de pobreza o exclusión social, con una tasa AROPE infantil que supera el 30 por ciento.
Esto significa que uno de cada tres menores crece en hogares que no pueden garantizar condiciones materiales básicas. UNICEF España ha alertado en varias ocasiones de que la pobreza infantil tiene efectos a largo plazo sobre la salud, la educación y las oportunidades vitales, perpetuando la desigualdad de generación en generación.
Desde la organización insisten en que «invertir en infancia no es un gasto, es una inversión social imprescindible», una afirmación que contrasta con la limitada dotación presupuestaria de las políticas autonómicas dirigidas a la protección de menores.
Trabajar y ser pobre: la precariedad como norma
Uno de los elementos más reveladores del panorama social madrileño es el aumento de las personas trabajadoras pobres. Aunque la baja intensidad laboral ha descendido ligeramente, tener empleo ya no garantiza escapar de la pobreza.
La precariedad salarial, la temporalidad y el encarecimiento del coste de la vida hacen que miles de personas con trabajo se mantengan por debajo del umbral de pobreza. Esta realidad refuerza las críticas de sindicatos como UGT Madrid y CCOO Madrid, que señalan la necesidad de mejorar salarios, reforzar la negociación colectiva y limitar los abusos del mercado laboral.
Vivienda: el principal factor de empobrecimiento
La vivienda se consolida en 2025 como uno de los principales motores de la pobreza en Madrid. Los hogares que viven de alquiler a precio de mercado presentan tasas de pobreza superiores al 40 por ciento, una cifra que evidencia el impacto del encarecimiento sostenido de los alquileres.
Este fenómeno ha sido ampliamente documentado por Aquí Madrid en sus informaciones sobre el derecho a la vivienda, las deficiencias del Plan VIVE, y la negativa del Gobierno regional a declarar zonas tensionadas. Para la EAPN, «el esfuerzo económico que exige la vivienda en Madrid expulsa a miles de hogares de unas condiciones de vida dignas».
Desigualdad territorial y concentración de la riqueza
Madrid no solo es desigual socialmente, también lo es territorialmente. Los informes de 2025 muestran una concentración creciente de la riqueza en determinados municipios y distritos, mientras amplias zonas acumulan rentas bajas y mayores tasas de pobreza.
El índice de Gini de la Comunidad de Madrid se mantiene entre los más altos del país, reflejando una distribución muy desigual de la renta. Esta brecha social cuestiona el modelo fiscal y de gasto público de la región, un debate recurrente en la Asamblea de Madrid.
CCOO Madrid ya aportó datos en julio de 2024 que revelaban una marcada desigualdad social entre los municipios de la Comunidad de Madrid y entre los distritos de la capital, destacando, una notable división Norte-Sur.
El papel del Estado y de las administraciones
Las pensiones siguen siendo el principal factor de contención de la pobreza entre las personas mayores de 65 años, un grupo que presenta menores tasas de riesgo. Sin embargo, el resto de transferencias sociales tienen un impacto limitado en Madrid.
Desde el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 se reconoce que la Comunidad de Madrid presenta un menor alcance de las prestaciones de garantía de ingresos que la media estatal. Una valoración compartida por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que subraya la necesidad de mejorar la cobertura del IMV.
La Comunidad de Madrid, por su parte, defiende su modelo de políticas sociales, aunque los datos de 2025 evidencian que este enfoque no logra reducir de forma sostenida la pobreza.
Un reto democrático y de derechos humanos
La pobreza en Madrid no es solo una cuestión estadística. Es un problema que afecta a derechos fundamentales como la vivienda, la alimentación, la educación o la salud.
La Unión Europea ha recordado en varias ocasiones que la lucha contra la pobreza es un compromiso central de la Agenda 2030, un objetivo que Madrid está lejos de cumplir.
Como resume la EAPN, «no se trata de falta de recursos, sino de prioridades políticas». Una reflexión que conecta con el debate público madrileño sobre fiscalidad, gasto social y modelo de región.
