Al alcalde de Leganés los dedos se le hacen huéspedes. Esa fórmula u otra más clara, que se decía en los tiempos anteriores a la corrección política y lingüística en la que vivimos, es la mejor manera de describir la sucesión de desgracias, algunas buscadas conscientes o inconscientemente, que persiguen al equipo de gobierno presidido por Santiago Llorente.
La última de ellas, el ataque informático, perpetrado por un grupo pirata que ya ha pedido el correspondiente rescate económico. Después de casi dos semanas de parada absoluta del sistema informático algunos ordenadores empezaban este viernes a poder trabajar tras un rastreo y limpieza que están llevando a cabo los técnicos del Ayuntamiento asesorados por la policía.
El acceso a la pagina web del Ayuntamiento todavía no se podía hacer en la mañana de este viernes 17 de diciembre 2021, y el temor entre trabajadores y población es que los piratas informáticos hayan podido acceder a los datos privados tanto de los empleados del Ayuntamiento como de los ciudadanos que tienen domiciliados sus recibos de impuestos y cuyos datos bancarios podrían haber quedado expuestos.
Entre los empleados municipales no faltan desde hace meses las quejas por el mal funcionamiento del sistema informático municipal, aunque no se tiene certeza de que la debilidad del sistema haya facilitado el trabajo de los atacantes.
No es el único quebradero de cabeza del alcalde en las ultimas semanas. La falta de una gestión eficaz que se ha visto claramente con la resolución en falso del conflicto de las escuelas infantiles y el caos provocado por un reasfaltado cuya planificación nadie se explica, ha llevado a un gran numero de entidades ciudadanas, entre ellas la totalidad de las Asociaciones Vecinales, CCOO, UGT, CGT y CNT, los cuatro sindicatos presentes en el municipio, y más de una decena de Asociaciones de Padres de Alumnos, además de varias entidades más, a convocar para este domingo una manifestación contra el deterioro, cierre y privatización de los servicios públicos en Leganés.
El reciente cambio de socio político que ha llevado a cabo Llorente, metiendo en su equipo de gobierno a los tres concejales de Ciudadanos que hasta hace poco apoyaban desde fuera la gestión conjunta de PSOE y Leganemos, avalan estos temores dada la clara inclinación hacia el liberalismo económico que se recogía en el documento hecho publico tras la firma de la coalición.
Las Escuelas infantiles municipales y el Laboratorio municipal parecen, o eso temen los trabajadores, los próximos objetivos de esa privatización. «El desinterés por parte del gobierno local de dotar del personal y medios necesarios está haciendo que los servicios públicos se estén abandonando y fomentando el argumento de su privatización», se afirma en la convocatoria.
Por otra parte, el resultado de las privatizaciones llevadas ya a cabo está lejos de ser satisfactorio para la ciudadanía, y el documento concluye:
«Privatizaciones que se viene demostrando que no son eficaces y además más caras que se si prestan directamente por parte del Ayuntamiento. No hay más que ver los resultados de servicios ya privatizados como la limpieza viaria, el mantenimiento de zonas verdes, parte de la recogida de basuras, limpieza de edificios…
Nuestras calles están sucias, no se recogen las basuras adecuadamente, las zonas verdes y el arbolado están en pésimas condiciones, se cierran aulas en las escuelas municipales por la falta de profesorado y otras se abandonan como sucede en la Escuela-Conservatorio de Música, o la deficiente atención al ciudadano en otros servicios. Todo ello por la falta de personal y medios y la existencia de servicios en manos privadas que tan solo buscan un beneficio en detrimento de la calidad de los servicios que se deben prestar y por lo tanto de la calidad de vida de la ciudadanía».
Otros dos episodios recientes también han incidido en la indignación de muchos ciudadanos leganenses. Los dos han tenido como escenario el barrio de la Fortuna. Primero fue el abandono por parte de los organizadores del concurso flamenco la Silla de Oro que se celebraba anualmente y que este año no se llevará a cabo ante la asfixiante petición, a última hora, por parte de la concejalía de Cultura de documentos que nunca antes se habían pedido, según los organizadores.
Por otro lado, se ha conocido hace un par de semanas la expulsión de la organización Red Ciudadana de Acogida del local municipal que ocupaba en el garaje de los edificios municipales del barrio. Desde ese local, la Red de Acogida distribuía ropa y alimentos a los más necesitados de los vecinos del pueblo, muchos de ellos víctimas de la ruina económica que ha acompañado la pandemia. No ha habido, hasta ahora, ninguna explicación por parte de los responsables municipales.
La manifestación del domingo será el termómetro de hasta donde ha llegado la indignación por un proceso de deterioro en la gestión que se ha demostrado imparable desde hace un año.