Greenpeace informa de que, tras casi dos décadas de negociaciones, este 4 de marzo de 2023 se ha alcanzado finalmente un histórico Tratado de la ONU sobre los océanos, que pasará ahora por la edición técnica y la traducción, antes de ser adoptado oficialmente en otra sesión, que supone una «victoria monumental» para la protección de los océanos y una señal importante de que el multilateralismo aún funciona en un mundo cada vez más dividido.

El acuerdo de este tratado mantiene vivo el objetivo 30×30 (proteger el 30 por ciento de los océanos del mundo para 2030) pues proporciona un camino para crear áreas total o altamente protegidas en los océanos del mundo, aunque Greenpeace indica que todavía hay deficiencias en el texto, y los gobiernos deberán asegurarse de que el tratado se implemente de manera efectiva y equitativa.

«Hoy es un día histórico para la conservación y una señal de que en un mundo dividido, proteger la naturaleza y las personas puede triunfar sobre la geopolítica. Elogiamos a los países por buscar compromisos, dejar de lado las diferencias y emitir un tratado que nos permitirá proteger los océanos, aumentar nuestra resiliencia al cambio climático y salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia de miles de millones de personas», ha declarado Pilar Marcos, responsable de Océanos en la delegación de Greenpeace en Naciones Unidas.

Añade que «los países deben adoptar y ratificar formalmente el tratado, lo más rápido posible para que entre en vigor, y luego poder crear los santuarios marinos que nuestro planeta necesita. El tiempo sigue corriendo para poder alcanzar el objetivo de protección 30×30. Nos queda media década y no podemos ser complacientes».

La High Ambition Coalition, que incluye a la UE, EEUU, Reino Unido y China han sido actores clave en la negociación del acuerdo al mostrar voluntad de compromiso en los últimos días de negociaciones y han construido coaliciones en lugar de sembrar división. Los Pequeños Estados Insulares han mostrado liderazgo a lo largo del proceso, y el grupo G77 ha abierto el camino para garantizar que el tratado se pueda poner en práctica de manera justa y equitativa.

La distribución justa de los beneficios económicos de los recursos genéticos marinos ha sido un punto clave del conflicto en las negociaciones y su resolución ha tenido que esperar hasta el último día de las conversaciones.

La sección del tratado sobre Áreas Marinas Protegidas elimina la toma de decisiones basada en el consenso, algo que no ha logrado proteger los océanos a través de organismos regionales existentes como la Comisión del Océano Antártico.

El objetivo 30×30, acordado en la COP15 de Biodiversidad, no sería posible sin este tratado histórico, concluye Greenpeace, que considera «vital» que los países ratifiquen urgentemente este tratado y comiencen a trabajar para crear vastos santuarios marinos totalmente protegidos que cubran el 30 por ciento de los océanos para 2030.

La organización ecologista indica que a partir de ahora comienza el arduo trabajo de ratificación y protección de los océanos, y que se debe «aprovechar este impulso para deshacernos de nuevas amenazas, como la minería submarina, y centrarnos en implementar la protección».

Y recuerda que más de 5,5 millones de personas firmaron la petición de Greenpeace pidiendo un tratado ambicioso, por lo que «esta es una victoria para todos ellos y ellas» 

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