Con la hasta ahora última ola de calor del verano, durante la primera quincena de agosto 2023 las emisiones contaminantes del intenso tráfico motorizado del área metropolitana de Madrid, así como las del aeropuerto de Barajas, han vuelto a disparar los niveles de ozono en el conjunto de la Comunidad, informa Ecologistas en Acción, que insta al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid a elaborar los preceptivos planes de emergencia frente al ozono, para prevenir daños a la población.

Indica la organización ecologista que, reiterando lo sucedido a finales del pasado mes de junio, entre el 1 y el 12 de agosto se han producido sesenta superaciones del umbral de información a la población, establecido por la normativa en 180 microgramos por metro cúbico (μg/m3), medidos en una hora. 

La máxima contaminación se ha registrado hasta el día de ayer en las estaciones de Alcalá de Henares, Arganda del Rey y Torrejón de Ardoz, así como en la estación madrileña del Parque Juan Carlos I, por encima de 200 μg/m3, muy influenciadas por la contaminación urbana de Madrid y del aeropuerto de Adolfo Suárez – Barajas, cuyos vuelos se han disparado en estos días respecto a antes de la pandemia. 

Durante la primera ola de calor del verano, entre el 23 y el 28 de junio, se produjeron en conjunto 107 superaciones del umbral de información, resultando de momento 2023 el segundo año con más episodios de ozono en la Comunidad de Madrid de la última década, después de 2015. 

La previsión de la superación del umbral de información obliga a las autoridades autonómicas a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños y niñas, personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, de que se protejan evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio.

No obstante, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid se han limitado a difundir a través de sus páginas Web y app de calidad del aire avisos rutinarios una vez producidas las superaciones, que contraviniendo la normativa no se han facilitado a través de radio, televisión y prensa, resultando por ello inoperantes para proteger la salud de la población más afectada.

Esta negligencia de las autoridades madrileñas, reiterando la observada durante el episodio de ozono de finales de junio, ha dejado desasistidos una vez más a los grupos más sensibles como son la población infantil, las personas mayores, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades cardiorrespiratorias crónicas, así como a los deportistas aficionados y de competición, que deberían haber sido invitados a evitar cualquier ejercicio físico al aire libre desde mediodía hasta el atardecer.

La responsabilidad de esta situación corresponde principalmente al tráfico urbano de Madrid y al aeropuerto de Barajas, cuyas emisiones de óxidos de nitrógeno son dispersadas especialmente por el Corredor del Henares, para transformarse a lo largo del día en ozono por efecto de la radiación solar.

La organización ambiental reclama a las administraciones la adopción urgente del preceptivo plan de emergencia que incluya medidas inmediatas de restricción de ambas fuentes de emisión en olas de calor, para prevenir los episodios de ozono.

Asimismo, la Comunidad de Madrid está obligada a elaborar un plan de mejora de la calidad del aire eficaz para reducir de manera estructural los elevados niveles de ozono que soporta en verano su territorio, con medidas permanentes de reducción de la circulación de automóviles y de la operativa del aeropuerto de Barajas, favoreciendo medios de transporte más sostenibles como el transporte público eléctrico (autobús, ferrocarril, metro). 

El ozono troposférico, también conocido como ozono «malo» por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por el transporte y algunas industrias, en presencia de radiación solar. 

Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, reducción de la función pulmonar, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas (asma, EPOC) y el agravamiento de patologías cardiovasculares, con resultado de hospitalización o muerte.

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) estima en torno a dos mil los fallecimientos prematuros anuales en España producidos por la exposición a niveles de ozono como los registrados actualmente en la Comunidad de Madrid.

El ozono, además de para las personas, también es tóxico para la vegetación, dañando los parques y montes y reduciendo la productividad de los cultivos.

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