La obra de arte como provocación

Un libro recoge las pinturas que desencadenaron los mayores escándalos de la historia del arte

«La expulsión de Adán y Eva del Paraíso» fue una de las últimas obras del pintor Masaccio, quien murió en Roma con veintisiete años. La terminó en Florencia en 1428 y se convirtió de inmediato en uno de los primeros escándalos provocados por una obra de arte. La ruptura de los cánones, el desnudo y las ofensas religiosas fueron algunas de las razones que provocaron que a lo largo de la Historia una obra de arte fuera considerada escandalosa, y esta de Masaccio las tenía todas, según sus detractores.

Fue acusada de despreciar las Escrituras por no ceñirse al relato fiel de la Biblia y de exponer la desnudez del hombre y de la mujer con una osadía insólita. Pese a las críticas, el cuadro permaneció inalterado hasta el siglo diecisiete cuando los genitales y el pubis de Adán y Eva fueron cubiertos con hojas de higuera. Y así permanecieron hasta la restauración del cuadro en 1990, cuando recobraron su desnudez.

Esta es una de las cincuenta obras incluidas en «Grandes escándalos de la pintura», un libro del profesor Gérard Denizeau publicado por Larousse.

Con toda obra de arte el artista persigue una intención para la que es difícil conseguir una total unanimidad. A menudo tiende a transgredir la realidad para transmitir un mensaje de rebeldía y de inconformismo, para expresar una denuncia, para manifestar un desacuerdo.

Además de los elementos presentes ya en el cuadro de Masaccio, los temas que han llevado con mayor frecuencia a convertir en escandalosas algunas obras de arte fueron la muerte, el erotismo y la violencia. También la representación de lo que hasta un momento histórico era tabú. El escándalo, que podía suponer el descrédito de la obra y la condena del artista, era un acontecimiento que surgía sin que el autor lo buscase. Pero desde finales del siglo diecinueve abunda el escándalo deliberado, preparado por el artista para conseguir un mayor impacto para su obra.

A lo largo de este libro queda bien claro que la desnudez, sobre todo de la mujer, y el erotismo, fueron los temas que con más frecuencia provocaron escándalos. Aquí se explican los motivos que llevaron a criticar obras como la «Venus de Urbino» de Tiziano, «Susana y los viejos» de Artemisia Gentileschi, o «El cántaro roto», una muestra simbólica de la pérdida de la virginidad…

La exposición del cuerpo desnudo de la mujer provocó siempre condenas desde las ligas de moralidad, los sectores conservadores y los grupos religiosos, que consideraban la creación de esas imágenes como una actividad sacrílega. «La Venus del espejo» de Velázquez, las odaliscas de Delacroix y François Boucher, la «Olympia» de Manet, «La maja desnuda» de Goya, interpretada además como un desafío a las autoridades religiosas que llevaron a su autor al tribunal de la Inquisición… son ejemplos de la intransigencia de autoridades de todo tipo.

Más exaltada fue la crítica con las obras en las que se representaban actos amorosos o elementos que indicaban consumación de placeres ilícitos como «El almuerzo sobre la hierba» de Manet, «El sueño» de Courbet, «El beso» de Toulouse-Lautrec o «La blanca y la negra» de Félix Vallotton.

El baño turco, Ingres
El baño turco, Ingres

No se olvida el autor de las dos obras más conocidas que utilizan la desnudez como elemento protagonista, «El juicio final» de Miguel Ángel, cuyos desnudos el Papa ordenó cubrir con púdicos paños, y «El baño turco» de Ingres, devuelto al autor por quien lo había encargado, Napoleón III, porque hería el pudor de la emperatriz Eugenia. «El baño turco» se interpretó, además, como una denuncia de la esclavitud a la que eran sometidas las mujeres en los harenes de los países orientales, que el autor conoció en sus viajes.

La denuncia es otro de los motivos de escándalo de las obras de arte. Aquí se recogen algunas de las que provocaron indignación y soliviantaron a sectores políticos y sociales. La de la esclavitud se evidencia también en «El mercado de esclavos» de Jean-Léon Gérôme y en «La esclava blanca» de Lecomte de Nouÿ.

En «La balsa de Medusa» Théodore Géricault denuncia la infamia que rodeó el naufragio de la fragata Medusa, y en «La matanza de Quios» Delacroix expone con crudeza la masacre de esa población griega por los turcos en imágenes que repelen y horrorizan.

La guerra es otro motivo de denuncia de los artistas en todas las épocas. Aquí se recogen algunas de las obras más expresivas contra ella como «Napoleón en el campo de batalla de Eylan» de Atoine-Jean Gros, que muestra en toda su crudeza el horror ante el espectáculo de la muerte, o «La guerra» de Otto Dix, una obra contra la mayor infamia de la historia de la humanidad.

Históricamente fue el cristianismo el que se opuso con más contundencia a algunas obras de arte religiosas. «Cristo muerto en el sepulcro» de Hans Holbein ya suscitó en el siglo quince agrias críticas por mostrar a Jesús como un cadáver en descomposición, lo que, según la Iglesia, impediría su resurrección. De «Traslado de Cristo al sepulcro» de Jacopo Carucci se criticó la teatralización de la escena, «al límite de la blasfemia». La Inquisición obligó a El Veronés a cambiar el título de «La última cena» por el de «La cena en casa de Levi». Fue el más sonado escándalo del arte veneciano por incluir en el escenario (de un lujo ostentoso) a personajes que no aparecen en los textos sagrados. Y los carmelitas de Santa María de la Scala acusaron a Caravaggio de utilizar a una prostituta como modelo de «La muerte de la Virgen».

Motivo de escándalo fueron también a lo largo de la historia del arte las transgresiones de los cánones clásicos con las que los artistas interpretan su visión de la realidad. Aquí se recogen algunos ejemplos de obras rupturistas como «Impresión, sol naciente» de Monet, «La Grande Jatte» de Seurat, «Vista de Collioure» de André Derain, el «Gran desnudo» de Braque, «Cuadrado negro, círculo negro, cruz negra» de Malevitch o «Desnudo bajando una escalera» de Marcel Duchamp, duramente fustigados en su época y que sin embargo dieron nacimiento a movimientos como el impresionismo, el cubismo o el futurismo.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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