Aunque a estas alturas pueda parecer sorprendente y anacrónico, hay que recordar que Jordi Socías (Barcelona, 1945) aprendió fotografía por correspondencia y gracias a ella pudo abandonar la profesión de vendedor ambulante de relojes y dedicarse al fotoperiodismo.
Comenzó en Barcelona (nació en el barrio de la Sagrada Familia) en la revista Destino y en el diario La Vanguardia y más tarde, al trasladarse a Madrid, en Cambio 16, La Calle, Madrid me mata y Playboy.
En 1979 fundó la Agencia Cover, que aunó a más de 200 fotoperiodistas, y antes la Agencia Popular Informativa, que distribuía al exterior fotografías censuradas por el franquismo.
En los años ochenta fue socio fundador de El Europeo y Cinemanía y editor gráfico de El País Semanal.
Influida por el cine, Socías tiene una mirada muy personal a la que añade toques de neorrealismo y surrealismo. Algunas de sus fotografías se han transformado en iconos de la transición política porque les ha imprimido un compromiso ideológico que aplicó a las instantáneas de huelgas, atentados y manifestaciones, como las que tomó durante las protestas por la matanza de los abogados de Atocha.
Con su «naturalismo cosmopolita» (así ha titulado una de sus exposiciones) viene retratando la historia de España desde los años setenta. Sus fotografías de calle tomadas en Madrid, Viena, Roma, Tirana, Cracovia… han sido expuestas en todo el mundo y en ellas se interesa, además de por mostrar la vitalidad de las ciudades, por los hombres y mujeres anónimos que pasean las aceras, se sientan en los cafés o esperan en los vestíbulos de los hoteles de La Habana, Sicilia o Madrid.
Sus retratos son de lo mejor del género en España. Comenzó haciéndolos en Barcelona a los futbolistas del Barça de Cruyff y a los músicos de la nova cançó y cuando se trasladó a Madrid se encontró con los protagonistas de la movida, la música y el cine de vanguardia.
En su exposición de 2001 «Mirando las estrellas», con 38 fotografías de celebridades (Antonio Banderas, Bertolucci, Javier Rioyo, Borges, Umberto Eco, Berlanga, Dalí, Pilar Miró, Pedro Almodóvar) puso de manifiesto su dominio de la técnica y la complicidad con la que empatiza con los modelos.
Otro gran fotógrafo español, Manuel Falces, decía que los retratos de Socías son una forma de reflejarse a sí mismo, de «autorretratarse». En su obra reconoce las influencias de Eugène Atget, Cartier-Bresson, Robert Doisneau, Richard Avedon y William Klein.
Entre sus exposiciones y fotolibros destacan «La guía secreta de Barcelona», «Maremagnum 1973-2005» y «Pasionaria, memoria gráfica».
Una mirada particular
Para esta exposición Jordi Socías ha seleccionado algunas de sus fotografías y las ha unido por parejas, para darles un nuevo sentido estético y proponer un inédito diálogo visual entre ellas.
Sobresalen los retratos del artista chino Ai Weiwei con dos bolas que coloca en sus ojos. También otro de Norman Foster delante de una escultura con la boca abierta. Aquí está una famosa fotografía de la espalda de una mujer en la que están escritos los nombres de Kafka, Man Ray, Freud, Proust… que recuerda a «El violín de Ingres» de Man Ray.
También la de tres hombres en un bar de Sicilia al lado de una vieja juke box reproductora de discos, la de unas fiestas populares en Lavapiés o un canto al libro y la lectura en la imagen de una librería de viejo con montones de volúmenes apilados.
En otro díptico («El mar y la tierra») un pulpo comparte fotografía con unas patatas. En «Encriptados» incluye a los artistas Luis Gordillo y Eduardo Arroyo disfrazados.
Alternando el color con el blanco y negro, el conjunto de la exposición cumple con uno de los objetivos de Socías, para quien «La fotografía es escribir con la luz».
TÍTULO. Una mirada particular
LUGAR. Museo del Romanticismo. Madrid
FECHAS. Hasta el 25 de septiembre