La sanidad pública madrileña roza el colapso. Según los datos oficiales de junio de 2025, un total 974.848 personas aguardan una prueba diagnóstica, la visita a un especialista o una intervención quirúrgica en la red hospitalaria del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).
Son 350.800 pacientes más que hace cuatro años, lo que supone un incremento del 64 por ciento. La Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO atribuye esta situación a la mala praxis de gestión del Gobierno regional y advierte que los retrasos están afectando a la calidad de vida, a la seguridad y hasta a la supervivencia de la población madrileña.
El sindicato subraya que la demora media para la primera consulta con el especialista se ha disparado hasta los 63 días, un 93 por ciento más que en junio de 2021. Las pruebas diagnósticas —radiologías, resonancias, TAC o endoscopias— también sufren un frenazo: los pacientes esperan de media más de 53 por ciento de tiempo adicional respecto a hace cuatro años.
En contraste, las listas quirúrgicas registran una tímida reducción del 35 por ciento, «fruto de parcheos puntuales y del desvío de intervenciones a la privada», critican los representantes de CCOO. Aun así, más de medio millón de madrileños lleva ya más de tres meses aguardando la primera cita con el especialista, el doble que en 2021.
El mapa de hospitales revela disparidades difíciles de justificar. Entre los centros de tercer nivel, el Hospital 12 de Octubre acumula 2.878 pacientes pendientes de operación y una demora media de 82,1 días. Le siguen el Hospital Universitario La Paz y el Gregorio Marañón, con 1.842 personas cada uno; la espera media es de 58,6 y 62,5 días, respectivamente.
Estos tiempos contrastan con las recomendaciones de sociedades científicas, que sitúan los límites de seguridad entre 30 y 45 días en patologías oncológicas o cardiovasculares.
La situación es aún más angustiosa en hospitales de segundo nivel. En el Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, la infradotación crónica de personal eleva la lista de espera quirúrgica a 2.114 pacientes con un retraso medio de 84,1 días, superando al 12 de Octubre pese a contar con menor complejidad asistencial.
Los hospitales de gestión mixta tampoco se libran: el Infanta Leonor (Vallecas) suma 1.601 personas esperando una operación con una demora de 56,4 días, y el Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes) registra 1.094 pacientes y 49,8 días de espera.
Sólo el pediátrico Niño Jesús escapa a la tendencia, con 38 menores pendientes y 41,7 días de retraso, gracias a su especialización y a que concentra patología infantil compleja derivada de toda la región.
Para CCOO, las causas son múltiples y, sobre todo, estructurales. «Faltan plantillas, se cierran camas, las infraestructuras quirúrgicas están obsoletas y se siguen desviando recursos públicos a conciertos con la sanidad privada», denuncia el secretario general de CCOO Sanidad Madrid.
El sindicato cuantifica el déficit en más de cinco mil profesionales —especialmente de enfermería, anestesia y radiología— y recuerda que la Comunidad ha perdido alrededor de 1.200 camas públicas en la última década.
A ello se suma la externalización de servicios, que deja a los hospitales sin margen para absorber la demanda creciente de una población envejecida y con patologías crónicas complejas.
El Gobierno madrileño suele argumentar que la región es un «polo de atracción sanitaria» para pacientes de otras comunidades, pero los datos oficiales demuestran que apenas un seis por ciento de las atenciones corresponden a desplazados. «Es un argumento manido que no resiste la evidencia», replica CCOO.
El sindicato insiste en que la clave está en la inversión: Madrid destina un 3,9 por ciento de su PIB a sanidad, la cifra más baja de España, mientras que el promedio autonómico roza el seis por ciento.
Frente a este panorama, CCOO plantea un plan de choque inmediato y otro estructural. A corto plazo, propone abrir quirófanos y salas de pruebas en horario de tarde y fin de semana para reducir la bolsa de demora «a cero» en seis meses.
En paralelo, reclama convocatorias extraordinarias de contratación, la reapertura de plantas y camas cerradas, y la modernización urgente de equipos diagnósticos.
A medio plazo, pide un acuerdo de legislatura que fije un suelo de inversión del 7 por ciento del PIB y garantice ratios mínimas de personal por habitante: «Solo así se evitará que las listas vuelvan a dispararse en cuanto pase la tormenta mediática», subraya el portavoz sindical.
Las consecuencias sociales y económicas del atasco asistencial son difíciles de cuantificar, pero ya se notan en la sobrecarga de los centros de atención primaria, en el aumento de bajas laborales prolongadas y en el gasto de bolsillo de las familias que, desesperadas, pagan seguros privados para agilizar pruebas o cirugías.
Organizaciones de pacientes alertan de diagnósticos tardíos que complican patologías inicialmente tratables y de la «fatiga emocional» que genera vivir pendiente de una llamada hospitalaria que nunca llega.
La Consejería de Sanidad no ofrece respuesta sobre los datos difundidos por CCOO ni sobre las medidas previstas para revertir la situación. El silencio institucional contrasta con la creciente inquietud entre profesionales y ciudadanía.
La realidad de una Comunidad de Madrid en la que casi un millón de sus habitantes espera una consulta, una prueba o una operación en la sanidad pública, no es solo una estadística: es la radiografía de un modelo que, según los sindicatos, antepone la lógica del recorte y la privatización al derecho universal a la salud.
La pregunta en los hospitales y en los hogares de quienes aguardan una llamada es sencilla y, a la vez, demoledora: ¿cuánto más puede soportar el paciente?