«La luz que imaginamos» (All We Imagine as Light), primer largometraje de ficción de la realizadora india Payal Kapadia, llega a nuestros cines después de presentarse en numerosos festivales, empezando por Cannes que le otorgó el Gran Premio del Jurado.
También ha recibido el Premio Gotham a la Mejor película internacional y el Premio del Jurado en el Festival de Chicago. En España se presentó en la sección Perlak del Festival de San Sebastián y ha recibido el Premio Otra Mirada que concede la televisión pública RTVE.
Interesante mosaico de la inmensa ciudad que es Mumbai (antes Bombay), «La luz que imaginamos[1]» es un «drama memorable y compasivo» (Empire), un impresionante retrato de una metrópoli «encantada» y de tres mujeres solidarias en la adversidad.
Después del documental «Una noche de la que nada se sabe», Ojo de Oro en la Quincena de Realizadores de Cannes en 2021, Payal Kapadia da el salto a la ficción con esta película que interpretan Kani Kusruti, Sivya Prabha y Chhaya Kadan, tres mujeres que representan diferentes situaciones sociales, así como diversos estados de ánimo, perfectamente explicados en la segunda parte de una historia que dura dos horas –rodada en el pueblo natal de la realizadora en la zona de Ratnagiri- y pasa de la sombría opresión de una capital de ritmo caótico e intenso, que adivinamos en las miradas y las actitudes de gente que pasa acelerada por el visor, a la luminosidad de la costa bañada por un mar que, como todos, de vez en cuando se cobra alguna vida.
En esa ciudad existe una regla no escrita: «aunque vivas en el arroyo no se te permite enfadarte», algunos la llaman «la ciudad de los sueños» o «el espíritu de Mumbay»; nuestras protagonistas prefieren que sea «la ciudad de las ilusiones: debes creer en esa ilusión si no quieres enloquecer». Una ciudad en la que el amor y el deseo encuentran siempre trabas que les impiden cumplirse.
En ese entorno, Prabha (Kani Kusruti) está casada con un hombre que trabaja en una fábrica en Alemania, al que no conocía cuando sus padres arreglaron el matrimonio, y del que apenas tiene más noticias que el regalo de una olla de cocer arroz.
De vez en cuando cambia impresiones con un médico con el que mantiene una relación «platónica», mientras Anu (Divya Prabha) vive en secreto una relación prohibida con un joven musulmán (perteneciente a una minoría violentamente discriminada en el país), descartando sistemáticamente todas las fotografías de hombres «disponibles» que le envía su padre. Dos amores imposibles sobre los que gira la trama argumental de «La luz que imaginamos».
Prabha y Anu son enfermeras en un hospital y comparten el alquiler del piso donde viven. En esa sociedad donde nunca aparecen los hombres (padre, marido…) que representan la autoridad y la intransigencia que imponen «el orden y la moral», donde el amor y el deseo se esconden a la vista de todos, y de todas, el teléfono representa casi el único espacio donde pueden manifestarse los sentimientos más íntimos.
Las enfermeras establecen amistad con una mujer mayor que ellas, Parvaty (Chhaya Kadam), recién jubilada y expulsada de su casa por los constructores de un inmueble de alto standing, que ha regresado a vivir al pueblo de sus orígenes, al borde del mar. Lejos del cemento de la ciudad inhóspita, tomando un café en el chiringuito playero plantado sobre la arena, las tres mujeres, como la gente que les rodea, cantan y bailan a la luz de unos fuegos artificiales que alumbran el horizonte.
Como en muchos otros lugares del planeta Tierra, en India, las mujeres tienen muchas dificultades para realizarse; sobre ellas pesan inexorables el yugo social y la fuerza de las tradiciones.
Feminista sin necesidad de decirlo, «La luz que imaginamos» es un manual de resistencia solidaria femenina, poético, delicado y silencioso, a contracorriente del cine –siguiendo las normas de los blockbusters hollywoodienses, a base de números musicales e improbables escenas de acción- que habitualmente llega de un país en fase de lograr «una democratización a la manera occidental» que no puede dejar de reflejarse en su cine, como en el resto de las artes.
En palabras de Payal Kapadia, la directora, «la amistad entre estas tres mujeres es compleja. Cada una de ellas tiene sus defectos y no siempre son perfectas. Me interesaba explorar la amistad, una relación que realmente no tiene una definición. A medida que nos hacemos mayores, nuestros amigos se convierten en un sistema de apoyo, a veces incluso más fuerte que nuestras familias. Siento que esto es cierto, especialmente cuando uno vive lejos de casa. Esta era la relación que quería explorar en la película».
- «La luz que imaginamos» se puede ver en los cines de Madrid a partir del día de Año Nuevo, 1 de enero de 2025.