He asistido en sesión especial al preestreno del documental dirigido por Antón Álvarez «La guitarra flamenca de Yerai Cortés», ópera prima como director, famoso como rapero y compositor como C-Tangana y también como pareja de la cantante Rosalía.
Un documental siempre es arriesgado. La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés está en clave de biopic psicoterapeútico del artista. Algo bastante de moda, así a bote pronto me viene a la mente la extraordinaria trilogía de la bailaora y coreógrafa Ana Morales basada en la relación con su padre, determinante de su relación con los hombres.
¡Ay las complicadas y tantas veces traumáticas relaciones familiares que requieren de terapias para por lo menos aprender a convivir con ellas y sobre todo perdonar! Relaciones que marcan la vida, en este caso la del joven y excelente guitarrista flamenco Yerai Cortés.
Lo primero que conciencié ayer es lo poco que conocemos a los artistas que reseñamos. Cuando se los entrevista a fondo, empezamos a conocerlos, pero hay cosas ocultas en lo más recóndito de la mente, que habitualmente solo se conciencian ante un buen psicoterapeuta…o echando valor, desnudarse y liberarse de secretos y silencios en un documental.
Yerai hace su recorrido liberador, hablando con su padre, con su madre y lo más importante, visitando al personaje que más le inquietaba, por lo silenciado, por lo secreto, en un cementerio. Compartimos su historia de amor, sus encuentros festivos con parientes y amigos gitanos, nos hace conocerlos en profundidad.
Todo ello con canciones suyas, compuestas para contar pedazos de vida, desde los más íntimos a los más sociales, desde lo crucial de sentirse acompañado por alguien que te ama para superar lo que aqueja en el alma.
Como se dice ahora, no quiero hacer spoiler de lo que se cuenta en el documental/biopic. Para sentirlo hay que verlo. Pero sí voy a comentar algunas canciones.
«Los gitanos sonamos así». Un grupo de gitanos cuando se reúne para cantar y bailar son como un oasis aislado en medio de un desierto. Solo existen ellos, el resto del mundo desaparece. Esa piña, que solo saben hacer ellos y que tantos no comprenden, por aquello de ignorar al diferente del que tanto podemos aprender.
La divertida Maikel Nai, ¡ole por ellos!; Las magias de mi mama, ¡ay la mama de Yerai Cortés, que mujer tan especial, tan determinante en la vida y pesares de Yerai. Por no hablar de las conversaciones con su padre, que ponen tan de manifiesto las muy distintas sensibilidades de hombres y mujeres, gitanos o no, humanos todos.
Romance y Una pena de Yerai, es la vida misma, amigo. Feliz aquel que ama y es amado, de la pena no nos libramos nadie… La canción crucial La Plaza de Argel, ¡ay Tania Merino nosequé o nosequé Merino. Que penita, verte donde te vemos con veinticuatro años, tú sin saber que…
Nos vamos con Sonar por bulerías como reconciliación y perdón, que es lo que calienta y endulza el alma. El perdón, tan necesario para vivir en paz con uno mismo…
Desde aquí, quiero dar las gracias a Yerai Cortés, por abrir su corazón a todo el que quiera entender su grandeza. No solo la de su música, esa ya era conocida. La de su persona.
No entro en cuestiones técnicas que algunos han criticado. Porque aquí, en La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés, eso no cuenta.