José María Suazo [1]

Las ciudades son hoy el epicentro del consumo energético y de las emisiones globales. Aglutinan más del 65 por ciento de la demanda mundial de energía y generan una proporción similar de CO₂.

En un contexto de urbanización acelerada en el que se estima que para 2050 casi el 70 por ciento de la población vivirá en entornos urbanos, transformar las urbes en espacios más sostenibles, eficientes y habitables se ha convertido en uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo.

Pero, como ocurre con todo desafío, también trae consigo una gran oportunidad. La de redefinir el desarrollo urbano a través de la innovación, la eficiencia y una mayor calidad de vida para las personas.

El futuro de las urbes necesita un cambio en la manera en la que producimos, consumimos y gestionamos la energía.

Debemos trabajar para transformar las ciudades en ecosistemas más inteligentes capaces de equilibrar crecimiento económico, bienestar social y sostenibilidad ambiental.

No obstante, para lograrlo, va a ser necesario rediseñar nuestras ciudades, desde la movilidad hasta la edificación, pasando por la gestión del agua, los residuos y la iluminación pública.

La eficiencia energética es el punto de partida. Un parque inmobiliario y una red de alumbrado inteligente, que consumiese menos, que emitiese menos y que se adaptase a la demanda real, no solo conseguiría reducir el impacto que las ciudades tienen en el medio ambiente, sino que también mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos, por ejemplo, aliviaría la presión sobre los presupuestos municipales.

La digitalización está jugando un papel decisivo en este proceso. Gracias al Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial, ahora somos capaces de gestionar en tiempo real el consumo energético de edificios, industrias o infraestructuras públicas.

La monitorización y el análisis de datos permiten como nunca antes detectar ineficiencias, anticipar fallos y ajustar automáticamente la climatización, la iluminación o la ventilación según las condiciones de ocupación o la meteorología. De este modo, conseguimos convertir la energía en un recurso flexible y gestionable, no en un gasto fijo e incontrolable.

Los sistemas BMS (Building Management System) son el claro ejemplo de cómo la tecnología está revolucionando la gestión de los edificios urbanos. Integran en una única plataforma todos los sistemas técnicos para optimizar su funcionamiento y reducir el consumo mejorando incluso el confort de los usuarios.

Además, en ciudades donde el parque de edificios representa una parte importante del gasto energético, esta herramienta definitivamente consigue marcar la diferencia.

El siguiente gran reto está en la integración de las energías renovables en el entorno urbano.

La descentralización de la generación está transformando el papel de las ciudades. Ya no son solo consumidoras, sino que también productoras de energía limpia.

Sin embargo, esta transición conlleva desafíos técnicos y regulatorios, desde la estabilidad de la red hasta la gestión de excedentes o la seguridad de los sistemas conectados.

Superarlos exigirá trabajar en innovación, cooperación entre administraciones y una planificación energética de largo plazo.

En paralelo, la movilidad sostenible sigue siendo otro de los ejes fundamentales.

La electrificación del transporte público, el impulso del vehículo eléctrico y los nuevos modelos de movilidad compartida están redefiniendo la forma en que nos desplazamos.

Ciudades como Madrid están avanzando en este cambio con políticas de zonas de bajas emisiones, ampliación de la infraestructura de recarga y fomento de soluciones intermodales que priorizan al peatón y al transporte público frente al vehículo privado.

No obstante, la sostenibilidad urbana no se logrará únicamente con tecnología. Requiere también una gobernanza sólida y una ciudadanía comprometida. La colaboración público-privada, la formación de profesionales especializados y la implicación de los propios vecinos son elementos esenciales para que finalmente consigamos consolidar el modelo urbano del mañana.

De cara a los próximos años, las prioridades están claras. Acelerar la rehabilitación energética de edificios, impulsar la digitalización de las infraestructuras, fomentar la producción distribuida de energía renovable y promover la movilidad limpia, y en esta línea seguiremos trabajando en Edison Next Spain. Cada pequeña decisión acabará sumando y cada inversión tendrá un impacto directo en el bienestar colectivo.

Las ciudades que logren combinar innovación, planificación y sostenibilidad no solo reducirán su huella ambiental, sino que también se convertirán en polos de atracción económica y social. En definitiva, construir ciudades sostenibles será una condición indispensable para garantizar el futuro de las mismas.

  1. José María Suazo es Head of Business Development, Buildings & Cities de Edison Next Spain

DEJA UNA RESPUESTA

Escribe un comentario
Escribe aquí tu nombre