El aplazamiento del Consejo Europeo planeado para los días 1 y 2 de octubre obligará a posponer, a su vez, la cumbre hispano-lusa, que estaba prevista para el día 2 en la ciudad portuguesa de Guarda, a 37 kilómetros de la frontera española.
Los jefes de Gobierno y de Estado de la Unión Europea tendrán que acudir los días 1 y 2 a la cumbre extraordinaria en Bruselas, lo que impediría que el primer ministro luso, António Costa, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, participasen en la cumbre ibérica.
Los ministros de Asuntos Exteriores de España y de Portugal, Arancha González Laya y Augusto Santos Silva, respectivamente, se reunieron previamente en Lisboa para preparar esta treinta y una cumbre bilateral que tenía como foco, impulsar una estrategia para la zona transfronteriza.
En la cumbre hispano-lusa había previstos cinco objetivos.
En primer lugar, garantizar la igualdad de oportunidades y el libre ejercicio de los derechos de la ciudadanía a ambos lados de la frontera.
El segundo, asegurar la prestación adecuada de los servicios básicos adaptados al territorio y aprovechar los recursos existentes a ambos lados de la frontera. Esto incluye la mejora tanto de las conexiones como de la conectividad, a través de Internet y telefonía, para fijar población en territorios de La Raya.
El tercero de los objetivos es el de facilitar la interacción transfronteriza y fortalecer la dinámica de cooperación, por ejemplo, en áreas como sanidad, educación y lucha contra incendios.
El cuarto punto busca fomentar el desarrollo de nuevas actividades económicas e iniciativas empresariales a ambos lados como medidas medioambientales y de biodiversidad.
Todo ello tiene como fin el quinto y último objetivo, evitar la despoblación de población en las zonas transfronterizas.
Ambos gobiernos tienen previsto poner sobre la mesa las conexiones por carretera y ferroviarias pendientes, entre España y Portugal. Así, por carretera tiene como prioridad social la N-122 y la conexión por autovía para evitar el casco urbano de Alcañices en Zamora, uno de los puntos negros que se prolongan durante años. Pero lo cierto es que aún no hay proyecto para este desdoble y hacen falta medidas concretas.
Además, la provincia de Salamanca tiene el dudoso honor de mantener uno de los escasos tramos que no son autovía en los pasos fronterizos hacia Europa. La obra lleva más de diez años en marcha todavía sin terminar, ahora depende del gobierno portugués.
La parte española está terminada, pero no se puede poner en servicio hasta que acabe la parte portuguesa, un tramo de 3,5 kilómetros que unirá la A-25 lusa con la A-62 iniciándose en la parte española en Fuentes de Oñoro.
El tramo consta de 5.020 metros y están abiertos 1.850 desde noviembre de 2019, faltando más de tres kilómetros que están terminados, pero que no se han puesto en servicio.
Los cinco últimos kilómetros sin convertir de la A-62 llevan diez años en marcha para terminar la autovía. El último tramo que queda por entrar en servicio está técnicamente finalizado desde inicios de 2019, pero su apertura al tráfico sigue condicionada por la continuidad en el lado portugués.
La conexión forma parte de un itinerario integrado en la Red Transeuropea de Transporte (E-80), que une por carretera Portugal y España por la autovía A-62 (que conecta Fuentes de Oñoro, Salamanca, Valladolid, Palencia y Burgos), la autopista AP-1 (que une Burgos y Miranda de Ebro) y la autovía A-1 (que une Miranda de Ebro, Vitoria y San Sebastián hasta Irún), y en el lado portugués por la autopista IP-5, desde Aveiro hasta Vilar Formoso, con la que conectará este tramo.
En cuanto al ferrocarril, un tema a abordar es la recuperación de la conexión ferroviaria de España con Portugal, con el tren llamado Lusitania.
En mayo de 2020 Renfe decidió suprimir este servicio, suspendido con el estado de alarma, pero que no regresó una vez se terminaron las restricciones a los viajes. El motivo para acabar con el único servicio de tren hotel internacional de Renfe era económico: es un servicio muy deficitario.
El tren hotel Lusitania hace el trayecto Madrid-Lisboa con horario nocturno. Se trata de un servicio ferroviario que permite viajar de noche y llegar a destino pasadas las siete de la mañana en la capital portuguesa.
Históricamente la conexión por tren lusoespañola se inicia con el Lusitania Exprés en 1942, que promovieron los dictadores Franco y Salazar, prolongándose en el tiempo hasta 2012.
El otro interés ferroviario es el avance de la electrificación de la línea férrea Salamanca-Fuentes de Oñoro que sería la apertura de un corredor de transporte de mercancías por tren entre Salamanca y Aveiro.
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