La Comunidad de Madrid ha anunciado un cambio de enfoque respecto a la digitalización de la enseñanza, lo que podría suponer un giro en las políticas que hasta ahora promovían una creciente dependencia de la tecnología en las aulas, y equilibrar el uso de herramientas digitales con los beneficios de una enseñanza más tradicional.
Giro en la política educativa
El proceso de hiperdigitalización de las escuelas en Madrid ha estado marcado por la introducción masiva de dispositivos digitales en los centros educativos. Sin embargo, tras una serie de reflexiones y presiones de diversos sectores, la Comunidad de Madrid ha decidido avanzar hacia lo que algunos consideran una «desescalada digital».
Esta iniciativa busca reconsiderar las inversiones en tecnología escolar, con un enfoque más prudente y reflexivo respecto a su impacto en la salud, el aprendizaje y el medio ambiente.
El anuncio fue bien recibido por organizaciones como Ecologistas en Acción, que valoran el cambio de criterio, destacando la necesidad de hacer un análisis más exhaustivo sobre los efectos de la digitalización en el desarrollo de los estudiantes.
«Es necesario reconsiderar las ingentes inversiones en material digital que se han destinado a los centros escolares», afirma Javier Zarzuela, coordinador de la campaña Escuela Saludable de Ecologistas en Acción.
La organización también ha solicitado que se dé un paso atrás con respecto al material ya en uso, que sigue siendo plenamente funcional.
El impacto ambiental y social de la hiperdigitalización
Uno de los aspectos más criticados de la hiperdigitalización es el alto coste y el impacto ambiental de las tecnologías involucradas. Ecologistas en Acción ha destacado que la fabricación, el uso y la posterior eliminación de estos dispositivos tienen una huella ecológica significativa.
El derroche de recursos es otro de los puntos clave del debate. Un ejemplo claro es la distribución de miles de pantallas digitales a todos los centros públicos de la región, a un coste de cerca de dos mil euros euros por unidad. Estos equipos, que fueron distribuidos sin haber sido solicitados por los centros, son vistos como un gasto innecesario en tiempos de crisis económica y ambiental.
¿Cómo impacta la tecnología en los estudiantes?
Otro de los factores cruciales en este cambio de enfoque tiene que ver con la salud de los estudiantes. Diversos estudios y organismos sanitarios, como la Asociación Española de Pediatría (AEP), han alertado sobre los efectos negativos de un uso excesivo de pantallas en los más jóvenes.
De acuerdo con las recomendaciones de la AEP, los niños y adolescentes deberían limitar su tiempo frente a las pantallas a un máximo de dos horas diarias, algo que no siempre se cumple en los entornos educativos donde la tecnología se utiliza de manera intensiva.
Javier Zarzuela subraya que la nueva normativa debe incorporar estas pautas y hacer que los centros educativos adapten sus metodologías a las necesidades de salud de los estudiantes. Según él, el tiempo de exposición a las pantallas debe ser restringido y enfocado únicamente en aquellos momentos en los que la tecnología sea realmente útil para el aprendizaje.
Redefinición de «competencia digital»
Una de las principales preocupaciones de los expertos es la definición de «competencia digital». Tradicionalmente, este concepto ha estado vinculado a la habilidad de los estudiantes para manejar herramientas tecnológicas. Sin embargo, para Ecologistas en Acción, esta competencia debería redefinirse.
«La competencia digital no debe implicar una exposición constante a pantallas», explica Zarzuela. En su lugar, abogan por un enfoque más centrado en el desarrollo de habilidades como la comprensión lectora, el razonamiento matemático y el trabajo en grupo, que son esenciales para una formación integral.
Los expertos proponen que la competencia digital se base en la comprensión de los riesgos y oportunidades que la tecnología ofrece, y no en su uso constante. Esta visión pretende que los estudiantes se formen en un entorno equilibrado, donde los dispositivos digitales sean una herramienta, y no el centro del proceso educativo.
Futuro incierto para la digitalización escolar
Este cambio de criterio llega en un momento en el que varios países europeos, como Suecia, Finlandia y Dinamarca, ya han iniciado procesos de reflexión similares sobre el uso de la tecnología en las aulas.
La Comunidad de Madrid, que hasta hace poco estaba a la vanguardia de la digitalización escolar en España, se une a esta corriente, tomando en cuenta tanto las recomendaciones de organismos internacionales como las demandas sociales.
Por su parte, Ecologistas en Acción ha solicitado que esta desescalada digital sea solo el primer paso. La organización considera que es necesario seguir avanzando en la protección de la infancia y la adolescencia, atendiendo a las recomendaciones sanitarias y aplicando el principio de precaución en la adopción de nuevas tecnologías.
Entre las propuestas se incluye la limitación del uso de Wi-Fi en las aulas, siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Española de Protección Radiológica, y la promoción de conexiones por cable, que se consideran menos perjudiciales para la salud.
Un paso hacia una educación más equilibrada
El cambio de enfoque de la Comunidad de Madrid sobre la hiperdigitalización de la educación es, sin duda, un paso importante.
Sin embargo, como señalan organizaciones como Ecologistas en Acción, este primer paso debe ir acompañado de una reflexión más profunda sobre el impacto de la tecnología en el entorno educativo y en la vida de los estudiantes. Es necesario un enfoque más equilibrado que integre la tecnología de manera reflexiva, considerando tanto los beneficios como los riesgos asociados a su uso.
Este proceso de desescalada digital puede ser un modelo para otras comunidades autónomas y países que se enfrentan a los mismos retos.
La enseñanza del futuro no debería depender exclusivamente de la tecnología, sino que debe encontrar un equilibrio entre el uso de las herramientas digitales y el desarrollo integral de los estudiantes.
Con esta nueva perspectiva, Madrid podría marcar el camino hacia un sistema educativo más saludable, sostenible y centrado en las necesidades reales de los alumnos.