El sindicato policial Agrupación Reformista de Policías (ARP), solicita del Ministro del Interior, adaptar en el presente año 2022, un sistema de control horario en todas las dependencias de la Policía Nacional, cumpliendo de esta forma la normativa y legislación nacional y europea, y acabar con «numerosos problemas derivados de los sistemas de jornadas implantados, jornadas excesivas y excesos y abusos de mandos policiales», ante la falta de un riguroso control en los horarios que se puedan desarrollar «en el singular desarrollo de la función policial que se les pudiera encomendar».

La ARP, se ha dirigido ahora al Ministro del Interior y a varios departamentos de la Dirección General de la Policía, «ante la alarma imperante en el Cuerpo Policía Nacional (CPN) sobre decisiones provenientes de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) referente a sistemas de turnos y jornadas anunciadas desde hace meses que producen vergüenza ajena en esta organización sindical».

Informa de que «mientras tanto, el control horario en todas las dependencias de policía nacional sigue sin aplicarse, para afrontar definitivamente un sistema nacional de jornada laboral homogéneo basado en un control de horario, cumpliendo la normativa y legislación nacional y europea al respecto».

Recuerdan que el origen del registro de la jornada laboral en la Administración General del Estado y en las Empresas Públicas se remonta a la Instrucción de 21 de diciembre de 1983, del Ministerio de la Presidencia del Gobierno, que dice en su punto 4º.- «A la entrada en vigor de estas normas, todos los centros y oficinas de la Administración Civil del Estado, sus organismos autónomos y entidades de Seguridad Social deberán dotarse de los medios adecuados de control de horarios del personal, basados en mecanismos de reloj registrador de ficha».

Y sostiene que «desde entonces, una Institución como el Cuerpo de Policía Nacional, haciendo caso omiso a estas directivas, sabe y conoce los numerosos problemas que se dan en los variopintos  sistemas de jornadas implantados, horarios sin ningún tipo de resarcimiento legal, jornadas excesivas y condenas en los tribunales superiores de justicia por excesos y abusos de mandos policiales, que no dejan de ser una constante ante la falta de un riguroso control en los horarios que puedan desarrollar los trabajadores del CPN en el singular desarrollo de la función policial que se les pudiera encomendar».

Y agrega que «este galimatías en materia de horarios y servicios, algunos al margen de un sistema complejo de turnos a capricho de comisarios que juegan y se permiten en todo el territorio nacional, lo que conlleva un serio problema para miles de funcionarios impotentes ante la falta de una concreción homogénea en esta materia, debe tener su tiempo pasado», y concluyen que «el tópico impropio: se sabe cuándo se entra de servicio, pero no se sabe cuándo uno acaba» debe quedar para los anales propios de una policía de color grisáceo.

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